-¿Cuándo partiré? -le pregunté a sus ojos.-Ahora mismo -la esperanza que dormía en mi interior se fue despertando. Ésta era mi oportunidad para dar el aviso de que se avecina una guerra.
-¿Hablas en serio?
-Si, ¿tienes dudas? -levantó una ceja.
-No -respondí aceptando mi mentira. Por supuesto que tenía dudas; nunca lo entenderé.
Arkent sonrió de manera extraña para luego levantarse de su asiento y camino hasta la salida.
-Solo es extraño -murmuré y lo empecé a seguir.
Si lo que estaba diciendo Arkent era cierto; tenía que actuar rápido en Minas Tirith. Pero, ¿a quién le diría de la guerra? En un principio iba a ser a Legolas pero pensándolo bien, no sería buena idea.
Si fue capaz de venir hasta Mordor para rescatarme no me sorprendería que me impida volver para cumplir la misión.
Aunque me doliera no podía verlo; aún no. Ambos teníamos que esperar para nuestro próximo encuentro.
Cuando salí de mis pensamientos me encontraba en la habitación, una vez más; esta perdida en ellos.
Fui a ponerme mi capa verde por protección, y él se separó para otro lado del cuarto.
Arkent estaba rebuscando en un cajón del armario. Me apoyé en la pared mientras que no despegaba mis ojos de él. Era verdad; era atractivo pero lo nuestro nunca se podría dar.
Alguien más me estaba esperando, y yo; tenía que irme pronto de ésta prisión para cortar el sufrimiento de la dura espera.
Para cuándo él se giró en mi dirección yo solté un pequeño bostezo. Puse mi atención en Arkent, éste sonrió y me lanzó una pequeña bolsa que alcancé en el aire. Estaba pesada.
-¿Qué es? -pregunté examinandola.
-Con lo que pagarás las provisiones -dijo acercándose.
Desenredé el nudo para abrir la bolsa; habían varias monedas de oro.
-¿De dónde has sacado tanto dinero? -pregunté atónita.
Arkent me tomó de la cintura para acercarme más a él, al instante me puse nerviosa por el miedo
-Hay algunos secretos que no te puedo contar -me susurró al oído, sentí como me estremecía al contacto.
Arkent sonrió victorioso por haber logrado su objetivo; ponerme nerviosa. Cogió mi mano suelta para luego llevarme hasta la planta de abajo. Agarré fuerte la bolsita para que no se me escapará.
Habíamos llegado a la salida de la torre, el caballo marrón ya se encontraba ahí, completamente listo para partir con sus riendas puestas. Pero aquello era inusual; la última vez que lo vi fue en la cueva hace unos días.
Al parecer mi extrañeza fue demasiada obvia.
-Yo lo he llamado y ha venido para llevarte con mayor seguridad -se podría decir que Arkent leyó mis pensamientos.
Aquello ya se estaba saliendo de la rareza. De lo que era mi seguridad pasó a ser duda.
-Ven -me hizo un ladeo de cabeza indicando al caballo. Me acerqué hasta él.
Arkent me tomó entre sus brazos y me cargó ayudándome a subir en el corcel. Me acomodé en la silla de montar y puse el dinero en un bolso amarrado a un costado.
-Ten cuidado, porfavor -dijo Arkent y me entregó las riendas.
-No te preocupes -dije colocando un mechón de cabello detras de mi oreja.
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Sus Ojos Fríos (Legolas)
FanfictionÉl nunca habia creido en el amor desde que la perdio. Desde ese día nunca fue el mismo de antes, todo en Él cambio pero lo que mas se noto fue su frialdad. Evangeline puede ser alegre y divertida aunque siempre es un dolor de cabeza cuando ella se l...