Capítulo 24 - Hyellën

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Me levanté levemente, le di un pequeño y tierno beso; al parecer no se lo esperaba, pero no dudo en responder.

Cuando acabé de besarlo, me acurruqué en Legolas, mientras que él me protegía en un abrazo que causan efecto en mí.

Y así me quede dormida, o ...

¿Ya lo estaba?

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La mezcla de los rayos del sol y las voces de mis amigos causaron mi despertar.

Me encontraba recostada en una esquina, con mi manta protegiendome del frío ambiente. El mismo lugar en el que estaba la noche anterior antes de ir afuera.

Pronto los recuerdos pasaron instantáneamente en mi mente. Pero no había indicios de que haya sido real.

O ¿Solo fue un sueño? Producto de mis sentimientos.

Todo apuntaba a esa probabilidad.

Me levanté en silencio observando a mi alrededor. Examinando cada punto cardinal del refugio.

Emma y Lenner comían en silencio, los acompañaban Gimli, Gandalf y Faramir con risas simpáticas.

Los hobbits seguían encerrados en su sueño pesado. Giré mi cabeza encontrándome a Misedna dormida al costado de Legolas.

Todo fue irreal.

Guarde la manta en mi bolso para seguir nuestro rumbo. Con cuidado para no estropear mi libro, el cuál había abandonado hace unos días; lo saqué de su encierro y le di unas hojeadas.

Afrontando mi realidad y con la cabeza en alto; caminé hacía los demás.

El ambiente se tornó incómodo en cuanto llegué.

-¿Como has dormido? -me preguntó Faramir.

-Bien -intenté dar una sonrisa que escondía mis verdaderos sentimientos.

Lenner soltó una pequeña risa que inmediatamente fue sustituido por el golpe de Emma en su estómago.

¿Qué le pasa a esta dupla?

-Ten, come -dijo Faramir mientras me alcanzaba una sopa de algún animal. Preferí no preguntar.

-Gracias -le dije por el plato de comida que me brindaban.

-Nos despertamos con un dulce aroma -dijo Merry a nuestras espaldas. Pero no estaba solo.

-Ya están comiendo y no nos llaman -dijo Pippin con gracia en sus palabras.

Todos nos reímos por los dos comarqueños que ya se apuntaban en todo lo referente a la comida. Típico de los hobbits.

Ambos medianos empezaron a devorar la comida, creo que superaron a Gimli. Cuando terminé de comer, agradecí y salí a tomar un poco de aire fresco.

El sol estaba en su punto más llamativo; resplandeciente como si fuera la última vez que lo volvamos a ver.

Me senté en el pastizal, estaba en cierta forma triste, todo pareció tan real, tan fantástico; después de todo, así son los sueños. Tan inalcanzables. Es sorprendente lo que puede producir la mente de una persona. Cumplir fantasías por unos instantes, como si tu subconsciente te cumpliese tus anhelos.

A lo lejos pude diferenciar un punto blanco escondido entre la verdosa hierva. Poco a poco se fue acercando.

-¡Evangeline! ¡Ven! -gritaron mi nombre desde atrás. Era Emma.

Sus Ojos Fríos (Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora