Lucy se acurrucó bajo las sabanas segundos antes de que el despertador de Franklin comenzase a sonar, sintió como el chico la acariciaba, pero no se movió, sabía perfectamente lo que vendría detrás si descubría que estaba despierta, y aquello era algo que entre ellos dos no iba a volver a pasar. Las manos de su prometido comenzaron a invadir otras partes de su cuerpo, ella gruñó y se apartó. Finalmente se dio por vencido y salió de la cama.
La joven artista sabía que tenía que hablar con él, debían anular la boda, pero le daba pavor, aquello le iba a causar inevitablemente un gran dolor, y hacerle daño era lo que menos quería. Sus vidas unidas habían llegado hasta allí, ya no daban para más; aunque le tenía un gran cariño, ya no estaba enamorada de él, no le excitaban sus besos ni sus caricias, no lo deseaba, no lo echaba de menos, no se moría por verlo, por sentirlo, todo eso le pasaba con Amy. Se dio cuenta de que entre ellos dos el amor se había terminado hacía mucho tiempo, la llegada de la detective sólo había sacado a la luz lo que ninguno de los dos se atrevía a mostrar. Al día siguiente hablaría con él, aquello tenía que terminar, tanto si lo suyo con Amy era algo real, como si era una ilusión, no podía seguir compartiendo vida y cama con alguien de quien ya no estaba enamorada.
Escuchó como un coche se adentraba en el jardín, no podían ser otros que Jennifer con los nuevos agentes encargados a su caso, eso significaba que Amy estaba a punto de salir saltó de la cama y se acercó a la ventana. Vio como salía, se cubrió los ojos con unas gafas de sol y se encaminó a su coche, antes de subir dirigió su vista a la ventana, al descubrirla desprotegió sus ojos y sonrió, Lucy le devolvió la sonrisa.
Durante unos momentos se miraron fijamente a los ojos, la joven artista en su mente le gritaba, -te amo Amy, te amo con locura- y soñaba con que ella le devolvía esas mismas palabras, finalmente la agente le hizo un gesto de despedida y desapareció en su coche, ella suspiro enamorada y se dirigió a la ducha, empezaba su gran día.
Franklin, había seguido con rabia toda la escena, no iba a permitir que aquella mujer arruinase sus planes, desde su llegada Lucy se alejaba más de él cada día. Sospechaba que su prometida sentía alguna especie de atracción por ella, pero no le dio demasiada importancia, Lucy era completamente heterosexual, pero al ver la manera en que miro a la detective todas las alertas se encendieron en su cerebro, nunca había visto esa sonrisa en los labios de la joven artista, ni ese brillo en sus ojos.
El joven entró a su habitación en el momento en que su prometida salía de la ducha y se disponía a vestirse, se acercó a ella por detrás, "¿has dormido bien mi amor?".
Una gran sonrisa se dibujó en los labios de la joven artista al recordar todo lo que había sentido en los brazos de Amy, "hacia mucho que no dormía tan bien", respondió mientras intentaba zafarse de él.
"He pensado que podíamos comer juntos", propuso mientras apretaba acercándola más a su cuerpo.
"Franklin sabes que hoy tengo evaluación final de curso en la universidad, no saldré de ahí en todo el día", respondió ella muy incómoda, al sentir los labios de su prometido recorriendo su cuello.
"Podrías hacer una pequeña pausa y comer con tu futuro marido", le susurro mientras intentaba quitarle la toalla.
"Franklin, por favor para", con un brusco movimiento consiguió liberarse de sus brazos. El joven no se rindió, tiró de la toalla y volvió a atraerla hacia él. "Es muy tarde, tendría que estar ya en 15 minutos. sabes que no puedo llegar tarde, eso sería una falta a mi ética profesional, y como me pongo yo cuando se trata de la impuntualidad, parece que no me conozcas", respondió muy seria y volvió a separarse de él, "por favor deja que termine de arreglarme".
"Sinceramente Lu, cada día creo que te conozco menos", respondió el chico, abandonando la habitación dando un portazo.
La joven artista suspiró aliviada, terminó de vestirse y sin pararse siquiera a desayunar se dirigió a la universidad acompañada de la nueva agente.
Amy dio un salto en la cama sobresaltada por el ruido del teléfono; miró el reloj y sonrió, eran las cuatro de la tarde, había dormido ocho horas seguidas, -el efecto Lucy-, pensó. El teléfono seguía sonando, pero lo ignoro completamente, se sentía completamente feliz y en paz no quería que nadie le estropease aquel momento, fuese quien fuese, si era algo importante ya dejaría el mensaje en el contestador.
Se abrazó a la almohada emocionada al recordar todas las sensaciones recibidas la noche anterior al tener a Lucy entre sus brazos, tenía la sensación de que aún podía oler su aroma impregnado en ella. Cerró los ojos y suspiró, le daba miedo hacerse ilusiones, pensar que algún día podría ser suya. Sabía que Lucy sentía algo por ella, ¿pero era algo tan fuerte como para decidirse a dejarlo todo y correr a sus brazos?, era una decisión muy difícil. La artista estaba en la cúspide de su boda, muchos hombres al verla soñaban con tenerla, era rica, exitosa, admirada, tenía la vida que cualquier mujer desearía tener y muchas cosas de esas podrían cambiar......
Saltó de la cama, negándose a pensar, solamente el tiempo le podía desvelar lo que el destino tenía preparado para ella.
Se duchó y salió muy feliz, en el transcurso del camino se detuvo en una floristería quería sorprender a la joven de ojos azules, compro un hermoso arreglo floral y siguió en marcha hasta llegar a la universidad donde trabajaba la joven artista.
Al llegar se percató de que el coche de Franklin se encontraba aparcado afuera de la universidad, a Amy esto la lleno de rabia. Bajo del coche siguió hasta el edificio, buscó la oficina de secretaría, llamó a la puerta y una joven le atendió, "buen día en que le puedo ayudar?, preguntó la joven, "solo quiero que le entregue esto a la Profesora Lucy Hoffman, dijo y sin mas que decir dio la vuelta y se marcho.
En el salón de profesores se encontraba Lucy y Franklin, conversando con el resto de profesores, con respecto a su boda. El había llegado a la universidad para sorprender a Lucy llevándole una rosa roja, e invitándola a almorzar.
Luego llamaron a la puerta, Franklin se encontraba cerca y abrió, la cara de la joven artista cambió inmediatamente, la más grande de las sonrisas apareció en su rostro, "acaban de dejar esto para la profesora Hoffman", dijo la joven tendiéndole a Franklin un hermoso ramo de flores.
A la castaña no le hizo falta leer la tarjeta para saber quién se las enviaba, era un precioso ramo de rosas, una docena de azules, otra de blancas y en el medio seis rosas rojas. Sin decir nada apartó a su prometido de la puerta y salió dirigiéndose a uno de los salones, cerró la puerta, y empezó a leer la pequeña tarjeta, "Sigo tus pasos y veo la hermosura del camino que recorres, sigo tu sombra y veo que lindo es tu color, pero cuando veo tus ojos me doy cuenta que lindo es tu amor. Quiero estar contigo, no ahora, ni un rato, ni siquiera varias horas, quiero estar contigo, así de simple, así de SIEMPRE". Para siempre tuya A.-
Lucy apretó la pequeña tarjetacontra su pecho, cerró los ojos y suspiró.
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Solo cuando estoy contigo
RomanceLucy una joven pintora enamorada del hombre de su vida, todo cambia cuando matan a alguien dentro de su casa, y para hallar al responsable aparece Amy una joven oficial altamente capacita en el tema de crimenes, de la cual Lucy se enamora, pero p...