Capitulo 24

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    "Te tengo maldito hijo de puta",  murmuró la rubia al terminar de abrir  la bolsa y observar lo que contenía, se giró y se lo mostró a su compañera.


En el interior de la bolsa había un preservativo usado, unas bragas,  un premio de arte manchado de sangre. Estaba claro de donde provenía todo aquello, Lucy al revisar su habitación lo único que había echado en falta era un premio que gano en un concurso de pintura, las manchas de sangre demostraban que había sido usado para golpear a la sirvienta, la falta de semen en Fernanda después de haber mantenido relaciones sexuales, indicaba que su amante había usado preservativo, y la única prenda que le faltaba al cuerpo eran sus bragas.


"Tenemos que llevar esto inmediatamente al laboratorio para que lo analicen", dijo Jennifer dirigiéndose ya hacia el coche.


"Muchas gracias por todo, no sabe lo feliz que me ha hecho",  Amy sacó todo el dinero que tenía en su bolsillo y se lo tendió al mendigo, "cómprese algo para comer, no me olvidaré de su abrigo".
La joven rubia tendió las llaves a su compañera y se acomodó en el asiento del conductor. Sin perder un segundo sacó su móvil para informar de todo a su gran amor.  Le dijo lo que habían encontrado, que se dirigían a la comisaria, para analizar las pruebas en el laboratorio y en cuanto tuvieran coincidencia de ADN, irían a detener a Franklin.


"Amy....".


"Dime".


"Gracias".


"¿Por qué?".


"Por devolverme la vida, la alegría, por ser tú. Ya he dado el día libre a todos. Estoy deseando que llegues, te necesito a mi lado".


"Antes de que te des cuenta estaré ahí contigo".


"Te quiero Amy".


"Y yo a ti mi amor, con todo mi corazón".


Colgó el teléfono y cerró los ojos durante unos segundos, nadie en el mundo podía ser más feliz de lo que era ella, jamás soñó si quiera acercarse a sentir, todo lo que aquella mujer de ensueño le hacía sentir.


"¿Qué?", protesto al ver como Jennifer la miraba de reojo con mirada burlona.


"Eso de ser lesbiana es un chollo,  atrapas al malo, enamoras a la chica y vivís  felices para siempre, ¡ni en las películas!, "creo que me voy a cambiar de acera yo también",  respondió Vallejo.


"Jen te gustan demasiado los hombres, además si pensase que pudieses estar con una mujer, hace mucho tiempo que te habría echado el lazo y serías la mujer de mi vida", respondió la rubia bromeando.


Jennifer soltó una carcajada, "no mientas Amy, sabes tan bien como yo que jamás podría ser la mujer de tu vida. El destino tenía muy claro a quien marcar como la mujer de tu vida. Me alegro mucho de que por fin seas feliz".


"Es como un sueño hecho realidad Jen. Ni en mis mejores sueños imaginé ni tan siquiera conocerla, tengo miedo de despertar y que nada de esto sea real, nunca me había sentido así, tengo miedo de no merecer ser tan feliz",  dijo la rubia.


"Amy, sólo disfruta del momento, tú la amas y ella te ama a ti. Se feliz y disfruta de ese amor porque te lo mereces", comentó su compañera con una sonrisa. No mentía al decirle cuanto se alegraba por ella, sabía del sufrimiento de la rubia durante aquellos años y le satisfacía enormemente que hubiese encontrado el amor y la felicidad que se merecía.


Ninguna de las dos comento nada más hasta llegar a la comisaría,  la joven rubia estaba sumida en su mundo, soñando entre nubes de algodón con su gran amor y su compañera le respetó el momento.


Amy se revolvía inquieta en su silla, no podía estarse quieta; en el laboratorio estaban trabajando a marchas forzadas para dales lo mas pronto posible un resultado de evidencias conseguidas. El tiempo pasaba muy lentamente para ella, había pasado una hora y media desde que habían empezado a analizarlas y a ella le parecía que habían pasado años.


"Amy como no te tranquilices voy a mandarte a casa, terminaras poniéndonos nerviosos a todos", escuchó que decía su capitán, que había abandonado su despacho para hablar con Jennifer.


"No entiendo como podéis estar tan tranquilas", protestó la joven agente.


"Y yo no entiendo porque te afecta tanto, ¿por qué estas tan implicada en este caso? Lo estás tomando como algo personal, ¿tienes algo que contarme?", preguntó Coleman, enfrentándola directamente.


La joven detective no supo que contestar, se alegró infinitamente cuando la pantalla de su ordenador se iluminó, anunciando la llegada de un nuevo email,   "los resultados, exclamó".


Las pruebas de ADN confirmaron que la sangre del premio pertenecía a Fernanda y el semen tanto del preservativo, como de las bragas pertenecía a Franklin.  Sin perder un segundo, acompañadas de cuatro agentes más se dirigieron a detener al asesino.  Al llegar al hotel,  Amy no pudo evitar que un chasquido de frustración se escapase de su boca, al ser informadas de que el hombre había abandonado precipitadamente el hotel una hora y media antes.  Decepcionados volvieron a la oficina, habían estado a punto de detenerlo.


Amy no podía dejar de pensar, en los motivos que le habían hecho al proscrito abandonar el hotel, de una manera tan precipitada. Parecía que supiese que iban a por él, pero aquello era imposible, tan solo lo sabían ellos y Lucy. Se quedo de piedra al entrar en comisaria y ver a Laura y a Lorenzo hablando tranquilamente,  "¿qué haces aquí Lorenzo?,  ¿quien está con Lucy?".


"Nadie, recibí un mensaje diciendo que se cancelaba la operación al haber detenido al  sospechoso", contestó el chico.


Jennifer miro a Amy  alarmada negando con la cabeza.


A la joven rubia se le heló la sangre,  él lo sabía todo, de alguna manera lo sabía, sabía que lo habían descubierto y ahora sabía que ella estaba sola,  "Lucy......",  exclamó y salió corriendo seguida de su compañera.


Solo cuando estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora