Capitulo 36

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Amy pensó que estaba soñando, sus ojos se encontraron directamente con unos preciosos ojos azules que la miraban desde la silla. Se quedó prendada durante unos segundos mirando aquellos ojos de la mujer que tanto amaba.

"¡Oh Dios mío!, exclamó Lucy entre sollozos ¡Oh dios mío!", Amor mío has vuelto a mi lado, llevo la mano de su amada a sus labios y la beso con delicadeza, se levantó como un resorte de la silla y salió corriendo de la habitación en busca de la Dra. Roberts.

La Dra. Roberts y dos médicos estuvieron más de una hora dentro de la habitación. Para la joven castaña la espera se hizo agónica, cuando finalmente los dos médicos salieron, los cinco entraron en la habitación. Jennifer, Laura, Lorenzo, y Karen se acercaron a la cama, felices de ver a su compañera nuevamente.

Lucy se quedó temblando junto a la puerta, era incapaz de avanzar.  Amy ya no estaba conectada a todos aquellos aparatos, simplemente tenía el marcapasos conectado y otro trasto que ella no sabía para que servía.

La joven de ojos color avellana la miró y sonrió, sus ojos se encontraron. El mundo se paró y ellas volvieron a su pequeño planeta, donde sólo existían ellas dos y su inquebrantable amor. El cuerpo de Lucy se estremeció, volvió a la realidad corrió y se lanzó a los brazos de la mujer que tanto amaba.

"¡Oh Amy!, dijo llorando, "¡tenía tanto miedo, estaba tan asustada! No me dejes nunca, no te vayas jamás de mi lado, te amo Amy eres lo más importante para mí, yo sin ti no soy nada", las lágrimas corrían por su rostro mientras se acurrucaba en los brazos de su amada, después de cuatro angustiosos días aquellas lágrimas no eran de dolor ni de tristeza, eran lágrimas de absoluta felicidad.

"Siempre estaré a tu lado, de una manera o de otra, siempre estaré contigo", le susurro la joven de ojos color avellana, mientras la abrazaba tiernamente.

Lucy se hubiese quedado así para siempre, entre sus brazos era el lugar donde más le gustaba estar, de mala gana se separó de aquellos brazos, para dejar paso a sus amigos que la abrazaron emocionados.

"Srta. Hoffman, ¿podemos hablar?", dijo la Dra. Roberts

Lucy asintió, "Dra. ¿Cómo está?, ¿quedará alguna secuela?", preguntó después de aquellos terribles cuatro días, no podía creer que todo hubiera terminado.

La Dra. Roberts la miro y contestó, "Bueno Srta. Hoffman todavía tenemos que hacerle muchas pruebas para comprobar que todo está bien. Pero a simple vista amiga mía, creo que deberías a empezar a creer en los milagros".

Lucy sonrió y agarro fuertemente la mano de su novia, nadie en el mundo podía ser más feliz de lo que ella era en estos momentos.

"Bueno......", continuó la Dra. Roberts, "ahora nos la vamos a llevar para hacerle una exploración completa, durará unas horas. Así que detectives es momento de ir a casa, y darse una ducha caliente y dormir un rato en una cama en condiciones", se volvió hacia Lucy y continuo, "y a ti jovencita, te digo lo mismo. Estos días han sido terribles para todos".

"No, yo....", intentó protestar la castaña

.

"Lucy, por favor", la interrumpió su novia, "vete a casa, metete en la cama y descansa, yo estaré bien", dijo acariciándole dulcemente el brazo, para ella no habían pasado desapercibidas las grandes bolsas debajo de los ojos de su novia, ni las ojeras, ni su cara demacrada. Se la veía más frágil que nunca.

"Pero....", volvió a intentarlo Lucy.

"Cariño te lo ruego, hazlo por mí, necesitas descansar",  dijo suavemente la joven detective.

Lucy cedió y asintió con la cabeza.

Vinieron dos enfermeras, para llevarse a  Amy,  los detectives se despidieron de ella y se marcharon.

Lucy se acercó a ella, le acarició la mejilla y le dio un largo beso en la frente,  " luego nos vemos", dijo y por primera vez en cuatro días salió del hospital.

Al llegar a casa Lucy se metió en la ducha, estuvo mucho rato disfrutando del efecto que el agua caliente hacía en su cansado cuerpo, al salir se puso ropa cómoda y se dejó caer pesadamente en la cama.

Estaba terriblemente cansada, pero no podía dormir, en su cabeza se reproducían una y otra vez los acontecimientos ocurridos los últimos días. Amaba a Amy con locura y había estado tan, tan cerca de perderla para siempre.......aquello la aterrorizaba. No era capaz de imaginarse una vida sin Amy, sin sus caricias, sin sus besos, sin sus abrazos, sin su risa, sin su chispeante mirada, sus ojos se llenaron de lágrimas y una gran angustia invadió su pecho.

Se levantó de la cama,  se vistió y volvió al hospital.

La habitación estaba en penumbra y en silencio, sólo se escuchaba la profunda y acompasada respiración de Amy, estaba profundamente dormida.

Se acercó al cuerpo que descansaba plácidamente en la cama, se quitó los zapatos y se tumbó junto a ella, pasó un brazo por encima de su cintura y cerró los ojos. Inmediatamente sintió como el sueño poco a poco la iba venciendo, se sentía tranquila, segura, serena, en casa. Sonrió y por fin después de cuatro largos días se quedó dormida,  en paz,  junto al ser que más amaba en este mundo.

Amy observaba ensimismada a Lucy dormir, hacia unos minutos que había despertado y se había encontrado a Lucy a su lado. Se la veía tan relajada, tan en paz, tan a gusto que aunque se moría por despertarla y besarla  tiernamente prefirió dejarla descansar.  La Dra. Roberts le había contado todo lo que había ocurrido días atrás y sabía que  Lucy no se había movido de su lado ni un solo momento, para la castaña habían sido unos días terribles, acarició dulcemente su mejilla mientras le susurraba cuanto la amaba.

Un rato después la Dra. Roberts llamó a la puerta,  Lucy se despertó sobresaltada y saltó de la cama, un poco avergonzada, la doctora la miró sonriente, "me alegro de que por fin hayas podido dormir" dijo. Desde que la joven detective había vuelto a la habitación, ella se había ocupado personalmente de vigilar hora tras hora de que todo iba bien y que no había complicaciones.

"Amy eres una chica fuerte y valiente, hay algo que debes saber. Ya eres una mujer adulta y considero que la decisión debes tomarla tú", dijo la Dra. Roberts muy seria mirando a la joven detective.

Amy asintió también muy seria, a Lucy le temblaban las piernas, tuvo que sentarse. -Algo andaba mal-.

Cogió la mano de Amy.

La Dra. miró a la joven rubia, "supongo que quieres que la Srta. Lucy esté presente"

La joven detective volvió a asentir preocupada, apretó la mano de su novia.

"Está bien, Amy  voy a ser completamente sincera contigo",  comenzó la Dra. Roberts, "durante la exploración hemos descubierto algo que no va bien y me preocupa bastante.........".

Solo cuando estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora