Lucy escuchaba vagamente las palabras que salían de la boca de la cirujana, sobre su actuación en el cuerpo sin vida de Amy y su gran esfuerzo por devolverlo de nuevo junto a ellos.
Ella no podía aceptar nada de lo que aquella mujer estaba diciendo, Amy era la mujer más fuerte y más vital que jamás había conocido, para ella era indestructible. La Amy que ella conocía, "su Amy" no podía ser aquel cuerpo inconsciente, inerte, del que hablaba la doctora, que se debatía entre la vida y la muerte en una habitación unos pisos más arriba.
Recordó el día que se conocieron, dentro de ella algo saltó al ver entrar en el salón de su casa, a aquella joven rubia, de ojos color miel, brillantes, valientes y decididos, llena de fuerza confianza y energía, dispuesta a todo para intentar protegerla de cualquier peligro.
Recordó como aquella noche tuvieron su primera charla, aquella noche.... empezó a descubrir el corazón grande y sensible que habitaba dentro del pecho de la detective, y desde aquel momento, la rubia, poco a poco había ido introduciéndose en su vida, haciéndole sentir cosas que ni tan siquiera sabía que podía llegar a sentir, convirtiéndose en todo para ella.
Tenían que salir de aquello, tenían que casarse, viajar por el mundo, tener hijos, perros, gatos; tenían que disfrutar juntas de las cosas cotidianas de la vida, de atardeceres románticos, de largos paseos por la playa, de largas tardes lluviosas acurrucadas bajo una manta en el sofá, de noches intensas de amor y pasión, de alegrías, tristezas, peleas, reconciliaciones....
Su historia no podía terminar así, tenía que luchar por ello. Sabía que Amy estaba combatiendo en oscuras batallas por salir de esa oscuridad en la que estaba sumergida y ella debía ayudarle. Tomaría su mano y juntas recuperarían su vida, no se separaría de ella, hasta que aquellos ojos color miel volvieran a abrirse y se fundiesen con los suyos, llenos de vida y completamente enamorados.
"¿Cuando podré verla?", preguntó con decisión, interrumpiendo a la médica en sus explicaciones técnicas sobre el estado de su paciente.
La doctora la miró sorprendida, "como estaba diciendo las próximas cuarenta y ocho horas son cruciales, para hacernos una idea de su evolución, ahora está.....".
"Quiero verla", volvió a interrumpir.
Tenía que verla, aunque solo fueran cinco minutos, tenía que decirle que estaba junto a ella, que iba a estar a su lado, apoyándola, esperando el tiempo que fuera necesario hasta que pudiera volver.
"Srta. Hoffman, quiero que entienda que en estos momentos, la agente Foster se encuentra en estado critico, la operación ha sido extremadamente dura y.....".
"Por favor doctora, necesito decirle algo, tiene que saber que estoy aquí, que la espero y que la esperaré el tiempo que sea necesario, porque es mi vida, lo es todo para mi", las lágrimas rodaron de nuevo por el demacrado rostro de la artista, "necesito que sepa que sea como sea tiene que encontrar la manera devolver, porque sin ella yo......". No pudo continuar, un incontrolable llanto se lo impidió, la simple idea de una vida sin la joven detective a su lado la destrozaba.
La cirujana suspiró, el dolor y la desesperación que vio en los cansados ojos azules que la miraban implorando por unos minutos de esperanza, la hicieron decidirse, "de acuerdo Srta. Hoffman, venga conmigo, serán cinco minutos ni uno más", aquella visita no podía hacerle ningún mal a su paciente.
"Muchas gracias", murmuró casi en un susurro Lucy y se encaminó junto a la doctora por los fríos y silenciosos pasillos del hospital, hacia la zona de cuidados intensivos.
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Solo cuando estoy contigo
RomanceLucy una joven pintora enamorada del hombre de su vida, todo cambia cuando matan a alguien dentro de su casa, y para hallar al responsable aparece Amy una joven oficial altamente capacita en el tema de crimenes, de la cual Lucy se enamora, pero p...