Capitulo 14

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Lucy se despertó con el sonido que produjo la puerta de su habitación al abrirse, Franklin acababa de llegar. Ya había amanecido, la noche anterior habían discutido.

Notó como se metía en la cama, y acoplaba su cuerpo al suyo, sintió un completo rechazo, olía a perfume de mujer y a alcohol, la joven fingiendo dormir gruño y se apartó. Se quedó completamente inmóvil, con los ojos cerrados, controlando su respiración, hasta que escuchó unos ronquidos a su lado. Abrió los ojos y lo que vio la hizo sonreír era el maravilloso ramo de rosas que Amy le había enviado el día anterior, "Amy.......", murmuro en un suspiro de amor.

Amy...., simplemente el pronunciar aquel nombre, el evocarla en sus pensamientos hacía saltar de gozo a su loco corazón en su pecho, aquel insensato órgano estaba lleno de amor hacia aquella mujer que le hacía perder la razón. Aquella mujer que con su sola presencia iluminaba su día, que cuando la sonreía y sus ojos brillaban la hacía viajar al paraíso. Aquella mujer que con un solo roce de su piel le regalaba mágicas y desconocidas sensaciones que la dejaban sin respiración y la embriagaban el alma. Aquella mujer propietaria de aquellos labios que se moría por poseer, por volver a degustar aquel exquisito manjar y propietaria de aquel cuerpo deseado por todas y cada una de las células de su cuerpo, ansiaba descubrirlo, explorarlo lentamente recorriendo cada pequeño recoveco, acariciarlo dulcemente con sus manos durante horas, sin dejar un solo milímetro por descubrir, conquistarlo, hacerlo suyo con suaves besos y dulces caricias. Amy su gran secreto, su gran amor, su único amor.


Había soñado toda la noche con estar junto a ella, con acurrucarse de nuevo entre sus brazos. No pudo soportarlo más, necesitaba verla, salió sigilosamente de su cama, no quería despertar a Franklin y se dirigió a la ducha.

Amy se levanto muy temprano debía acompañar a Gabriela a su trabajo y luego iría a correr, antes de dirigirse a su casa se paró en el quiosco, y compró una revista.


Al acercarse a su casa la vio y su corazón saltó de alegría, se detuvo en seco a observarla, jamás se cansaría de mirarla, era preciosa. Estaba sentada en la escalera leyendo una revista, intentaba pasar desapercibida y para ello se había puesto una gorra y gafas de sol, aunque el cielo estaba totalmente encapotado. Al parecer se sintió observada, levantó la cabeza en dirección hacia Amy, y una enorme sonrisa se dibujó en su cara al descubrirla, se levantó de un salto y se dirigió hacia ella.



Al llegar a su lado le dio un fuerte abrazo y dos besos, "empezaba a temer que no vinieras en todo el día, he estado media mañana llamándote", dijo.

"Lo siento Lu, después de desayunar, acompañe a Gabriela hasta su trabajo y luego me fui a correr al parque. Olvidé el móvil en casa", se disculpó la joven detective.

Lucy sintió una punzada de dolor en el corazón, al deducir que habían dormido juntas, "así que has pasado una buena noche", dijo con una sonrisa intentando disimular todo lo que sentía en aquellos momentos.

"No ha pasado nada Lu, no me he acostado con ella si es lo que estás pensando", protestó la rubia, "ayer cuando llegué me estaba esperando, hablamos, se hizo tarde y se quedó a dormir", no entendía porque pero necesitaba que supiera que no había pasado nada.

Lucy se alegró enormemente de escuchar aquellas palabras, aunque intentó parecer indiferente, "Amy puedes acostarte con quien te dé la gana, eres una mujer libre".


Amy miro sorprendida a su alrededor, "¿Lu donde está tú vigilancia?". Preguntó cambiando de tema.

La joven artista la miro avergonzada, "bueno yo......la verdad es que me escapé por la puerta de atrás".

La joven detective abrió, los ojos como platos, "pero no debiste hacer eso, es muy peligroso que.....".

La artista no le dejó continuar, puso suavemente los dedos en sus labios para hacerla callar, "lo sé, pero....quería verte a solas, perdóname".

Amy sonrió la tomó de la mano y juntas subieron a casa. Hizo esperar a su invitada en el salón mientras ella iba a su cuarto a por su bien más preciado, muy nerviosa volvió y se sentó junto a ella con un álbum de recuerdos entre los brazos y temblando ligeramente.


La joven artista, notó su nerviosismo, "Amy si no quieres enseñármelo no pasa nada", dijo mientras le acariciaba la espalda con cariño.

"Quiero hacerlo", murmuró, tomó aire y la miró fijamente a los ojos y abrió el álbum.

El álbum contenía fotografías de Amy y su familia. Señaló una de las fotografías diciendo: "esta es la ultima imagen que me queda de mis padres, ya sabes que la relación con ellos no pasaba por sus mejores momentos, por haberlo abandonado todo por ella. Me encontraba en Bosnia, una mañana mi coronel me llamó y me comunicó que debía volver a Berlín porque mi madre había fallecido de un infarto fulminante", paró a coger aliento, aquellos recuerdos aún pasados tantos años eran muy dolorosos.


La joven artista la atrajo hacia si, y la abrazó dulcemente para reconfortarla.

"Cuando llegué mi padre estaba destrozado, un pedazo de él se fue con ella, yo me sentía terriblemente culpable por no haber podido despedirme, pensaba que le había causado tanto sufrimiento que le había provocado el infarto, mi padre me aseguró una y otra vez que no fue así, pero esa culpa nunca desapareció", las lágrimas corrían por las mejillas de la detective, Lucy la acariciaba con una ternura infinita.

"Fueron pasando los meses y aunque la pena nunca desaparecería mi padre empezó a vivir otra vez. Yo dejé el ejército, me apunté a la academia de policía y me trasladé a vivir aquí con él para cuidarlo.


Lucy la miraba con ternura, tenía un sin fin de inexplicables sensacionesrecorriendo su cuerpo, y todas le llevaban a la misma conclusión deseabaapoderarse de sus labios, besarla dulcemente, acariciarla, consolarla,necesitaba sentirla.


La rubia continuó, "a mi padre le gustaba mucho la opera, recuerdo que teníamoslas entradas compradas para un musical tres meses antes del estreno, en primerafila, todo el mundo estaba expectante, decían que era el mejor musical. Élestaba ilusionadísimo, pero lamentablemente dos semanas antes del estrenomurió. No devolví las entradas, fui yo sola a ver el musical, puse su sombreroen el asiento vacío y no pare de llorar desde el principio al final de la obra,las lágrimas corrían de nuevo por el rostro de Amy.

Lucy volvió a abrazarla con lágrimas en los ojos, inspiró su aroma y esafragancia la llevó al paraíso, el abrazo duró más de la cuenta, queríareconfortarla, protegerla, acurrucarla entre sus brazos y no soltarla jamás, Amycomenzó a temblar y la joven artista la abrazó más fuertemente, ninguna de lasdos quería separarse, ambas se sentían flotando en el universo. A la jovencastaña el aliento de la rubia le quemaba la piel y despertaba en ella un deseoy un ansia que casi se le hacía imposible contener, la deseaba tan intensamenteque le daba miedo, pero quería sentirla, hacer el amor con ella, recorrer sucuerpo desnudo con sus manos. Su entrepierna palpitaba salvajemente a la vezque su humedad brotaba de ella sin control, tomó una decisión debía ser sinceradecirle lo que sentía y lo que deseaba.


La separó suavemente, y agarro la cabeza con sus manos obligándola amirarla, sus ojos azules inmediatamente se clavaron en sus labios, en aquelloslabios que tanto deseaba, con la respiración entrecortada empezó a hablar, "Amy,yo......".

El teléfono las sobresalto y las sacó de su sueño, era Gabriela. Amy sedisculpó con un gesto y se fue a hablar a la habitación. Los celos atraparon aLucy, sacó papel y un lápiz de su bolso, -Quería invitarte a comer a mi pequeñorefugio, no sé si recordaras que te hablé de él; para agradecerte las flores,pero veo que hoy tienes otras cosas que hacer, lo dejaremos para otro día. Unbeso. Lucy-, escribió y sigilosamente salió de la casa.



Al volver y comprobar que se había ido Amy suspiro triste ydecepcionada, sintió un vacío intenso en su interior, maldito teléfono.

Solo cuando estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora