~ Capítulo 5 <3

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Llegué a casa empapada… si empapada porque de la nada empezó a llover.
Saqué las llaves de mis jeans y abrí la puerta. Vi a mi mamá en la sala moviéndose de un lado a otro con el teléfono en el oído.
— sí ya llegó… gracias Min Jin, te dejo, adiós —colgó el teléfono.
Había terminado de hablar con la mamá de Hyuk.
— ¿se puede saber que te pasó y por qué vienes a esta hora?
Siempre trate de mostrarme fuerte ante mi mamá. Incluso cuando mi papá falleció yo le di mi hombro a ella para que llore mientras yo soportaba todo.
Esta no sería la excepción.
No lloraré, no enfrente de ella.
— te hice una pregunta ____ Summers… sabes cuan preocupada estaba
— lo siento
— ¿Qué?
— lo siento, el bus se me pasó y como sé que demora veinte minutos en venir otro decidí venirme caminando... No conté con que lloviera
— ¿no pudiste llamarme?
— en serio lo lamento, no se me ocurrió eso
— ven aquí
— está bien —me acerqué a paso lento, ella nunca me ha pegado pero hay que tener cuidado.
Cuando estuve ante ella me atrajo a su cuerpo y me abrazó.

— debiste avisarme ____, no sabes cuan preocupada estaba, nunca tardas en venir tanto y pensé… yo pensé… que…
— mamá estoy bien, no me pasó nada
— no quiero perderte hija, no como a tu papá.
La abracé más fuerte. Sabía que aún le dolía.
— no lo harás mamá, tú me vas a tener a tu lado por mucho tiempo
— no vuelvas a hacer eso de nuevo ¿vale? —me separé de ella.
— vale
— bien , entonces anda a tu cuarto, date una ducha y baja para que almuerces
— claro… ah y mamá
— qué sucede
— tú también date un baño
— ¿Por qué? —. Se miró —. Ahh lo hare hija — sonrió y yo también.
La había mojado al momento de abrazarla.

Subí a mi habitación, me quité la mochila y entré a mi baño. Me despojé de toda mi ropa y entré a bañarme.
Ya ahí lloré, lloré por todo, por el estúpido de Sungmin, por haber preocupado a mi mamá y por la muerte de mi padre.

Él era un soldado. Cuando yo tenía 6 años lo ascendieron a general. Era un ejemplo a seguir, no solo para sus compañeros sino para mí también. Cuando él descansaba de sus deberes militares la pasaba conmigo leyéndome obras, enseñándome letras. De él aprendí mucho, gracias a él soy lo que soy. Un día, cuando estábamos los tres en el jardín de nuestra antigua casa lo llamaron. Tenía que irse. Sus otros compañeros habían estado armando una emboscada para terminar con el terrorismo en la selva de mi país. Se despidió de nosotras. Me acuerdo bien que ese día estaba lloviendo pero no como usualmente llovía, esta vez era más fuerte con truenos y todo eso.
Cruzó la puerta. Nunca más regreso.
En su reemplazo llegó una carta del cuartel dándonos sus condolencias.
Apenas tenía 7 años cuando lo perdí. Por eso me metí a lo lleno en el estudio. Trataba de alguna manera bloquear los momentos que tuve con él llenando mi memoria de fechas importantes, nombres de escritores, pintores, físicos, matemáticos, etc. Hasta ahora, que todo volvió a mí.
Me bañé creo que una hora, los dedos de mis manos y pies estaba arrugaditos.
Abrí la puerta de vidrio de la ducha y me puse la toalla alrededor de mi cuerpo y una también en mi cabeza. Salí del baño y me cambié. Lo usual, una camisa a cuadros color roja y unos jeans color negro.

Bajé al comedor en donde encontré a mi mamá poniendo mi plato. Había cocinado mandu (empanaditas rellenas de vegetales y carne). Me senté.
— gracias mamá
— come todo, debes estar muerta de hambre
— un poco — Traté de sonreír.
— bueno hija terminas de comer y lavas tu plato
— sí mamá
— voy a ir a casa de Min Jin
— ¿para qué? — dije mientras tomaba un bocado de mandu.
— nos inscribimos en un curso de pastelería
— ¿en serio?
— Sí — sonrió.
— te felicito mamá —sonreí.
Desde que falleció papá ella trató de buscar una distracción y creo que lo encontró.
— pórtate bien, ya me voy
— siempre lo hago y estaré bien — se acercó a mí y me dio un beso en la cabeza.
Cogió sus llaves del porta llaves y se fue.
Suspiré y dejé de comer, no tenía mucha hambre. Me levanté y llevé mi plato hasta la cocina. Ya ahí boté toda la comida y lavé mi plato. Dejé todo ordenado y subí a mi habitación. Necesitaba empezar mi tarea y el estúpido trabajo que dejó el profesor de filosofía.
Me senté en mi escritorio y tomé mi notebook. Me puse a investigar sobre Confucio. Ya estaba terminando el trabajo cuando sonó mi celular.
Lo tomé y…. Qué raro, no conocía este número. Contesté.
— ¿Quién habla?
— ¿tienes planes Summers?
— ¡Qué rayos! ¡quién te dio mi numero! —No lo podía creer, Lee Sung Min, llamándome.
¿Será señal de que se acerca el fin del mundo?
– Un pajarito me lo dio
— ¡¿acaso eres un acosador?!
— no… solo te pregunto si tienes planes
— ¿después de todo tienes la decencia de llamarme? ¿después que me insultaste?
— oye lo siento ¿sí?
— Disculpas no aceptadas, ahora si no te importa voy a colgar
— ¡no se te ocurra colgarme!
— ¿por qué? ¿acaso eso dañaría tu orgullo de popular?
— sí así que… — no lo deje terminar porque colgué.
Sonreí victoriosa.
Nadie gana a ____ Summers.
Continúe con mi tarea ya que él no volvió a llamar.
Después de estar como tres o cuatro horas pegada a la notebook y mis cuadernos me levanté de la silla y me estiré. Ya estaba por anochecer. Bajé a la cocina por un aperitivo. Tomé una manzana, unas galletas saladitas y un jugo de naranja.
Cuando estaba por subir de nuevo sonó el timbre de la casa. No creo que sea mamá ya que ella se llevó sus llaves.
Llegué hasta la puerta y la abrí.
– ¡hola! —me quede realmente sorprendida.
¿Qué hacía él aquí?
— cómo… ¿cómo conseguiste mi dirección?
— Tengo contactos
— no sé a qué has venido pero ten por seguro que no te dejaré entrar — estaba cerrando la puerta pero un pie lo impidió.
— quieres quitar tu pie
— no
— ¡rayos! ¿Qué es lo que quieres?
— por el celular te dije si tenías planes y como me colgaste, cosa que me molesto —sonreí —. No me quedó de otra que venir
— lamento que hayas venido por nada, ya tengo planes
— ¿ah sí? Y cuales… no me digas, ya lo sé, tienes planes con tus libros ¿cierto?
— ¡no! Es… es otra  cosa
— ¿cómo cuáles?
— no sé qué hago hablando contigo si me ofendiste
— ya te dije que lo siento
— y yo te dije que no aceptaba tus disculpas
— ¿por qué eres así?
—  y ¿por qué tú eres tan insistente?
— Porque ya te lo dije, eres diferente y me gustaría conocerte más
— ¿conocerme más?
— Sí
— tú estás loco, yo no quiero conocerte… ahora si no te importa necesito terminar mi tarea
— vez que no tienes planes… no seas una mentirosilla Summers — puse los ojos en blanco.
— ¿puedes irte?
— lo haré si me prometes algo
— no tengo porque prometerte nada, ni siquiera somos amigos
— pero pronto lo seremos
Reí.
— eso jamás pasará
— ya veremos… ahora prométeme que nunca me volverás a colgar
— no
— pues entonces no me voy.
Se sentó en la gradita que había al pie de mi puerta.
Bufé.
— está bien lo prometo.
Él alzó su cabeza para verme y sonrió.
Se levantó. Se puso frente a mí y me miró directamente a los ojos. Debo admitir que son hermosos… ¡Qué rayos estás hablando ____ Summers!
Otra vez sonrió y me dio un beso en la mejilla. Se quedó ahí unos segundos y luego volvió a ponerse frente a mí.
Qué rayos fue eso.
— vez que si nos podemos llegar a entender.
Después de recuperarme por eso, sonreí.
Él piensa que me ganó.
— en realidad no es así — saqué mi mano derecha de atrás y le mostré mis dedos cruzados —. Cruce los dedos así que no vale.
Antes que me responda entré a mi casa y cerré la puerta. A través de ella escuche que maldijo y después se fue.
Sonreí.
Idiota.
Me limpié la mejilla y subí a mi habitación.

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Gracias por leer!

Quinto capítulo editado :)

La Chica Nerd ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora