POV ANASTASIA
-no abuela. No tengo ni la más mínima intención de hacerme cargo de los negocios de mi padre. No es lo mío- digo dejando el bolso arriba de mi cama.
-esa no es una excusa valida, jovencita. Comprende de una vez que eres y serás siempre la única heredera de la fortuna Stelle. No creo que a tu padre le gustaría que sigas esa estúpida idea de ser una simple doctora de unos cuantos niños que ni siquiera son tuyos- pongo los ojos en blanco.
-abuela no sigas. Sabes perfectamente que mi padre me apoyo en todas las cosas que quería y el sabia con anticipación que la administración no es lo mío. El jamás me obligo e incluso lo estableció en el testamento- digo enojada. Hablar con mi abuela siempre me pone de mala.
-el testamento se puede anular y tu idea de ser una simple doctora se puede ir por el tubo- dice enoja.
-¡No te atreverías! Eso sería manchar la memoria de mi papá. Eres su madre, no su dueña- tengo que terminar esta conversación rápido o terminaremos en malos términos.
-¡Claro que me atrevería! ¡Es por el bien de la familia!- me grita.
-abuela date por vencida. No me haré cargo de las empresas que mi padre dejo. Para eso está mi tío- digo masajeando mi frente.
-tu tío ya se está cansando de esto. Él no es el dueño de la empresa, ¡Eres tú!- suspiro. Ana cuenta hasta 10, cuenta hasta 10.
-no creo que este tan cansado con todos los miles de dólares que se lleva al bolsillo- le gruño.
-Anastasia, no sigas por ese camino o te arrepentirás. Nunca me has visto enojada hasta el punto de ver todo rojo- me amenaza. No es la primera vez que lo hace.
-¿sabes que abuela? Déjame tranquila, esta es mi decisión y me padre la dejo por escrita. Si quieres anular el testamento, bien, pero ni aun así, me haré cargo de algo en lo que jamás me he sentido a gusto. Que tengas un buen día y hablaremos después- cuelgo sin dejarla que conteste y me tiro en la cama.
Desde que mi padre falleció, las cosas en mi familia comenzaron a tomar un color oscuro, casi negro. Mi padre era el que mantenía a raya a todos y todo en los negocios. Era brillante e único y no se comparaba con su hermano, mi tío Laos.
Laos es un hombre simpático pero demasiado flojo y gozador de la vida.
Eso a mi padre le molestaba más que nada, ya que él se quebraba el lomo todos los días para que los negocios funcionarían, en cambio mi tío, solo se gastaba el dinero en comida, bebida y mujeres.
Una noche en que mi padre no daba más del coraje, fue a un bar a beber unas cuantas copas, según él, necesitaba reducir la tensión, y conoció a mi madre. Una simple camarera en un simple bar. Mi abuela puso el grito en el cielo y les hizo la vida imposible hasta que le dieron la noticia que sería abuela. Ella estaba tan emocionada, ya que tendría a su primer nieto pero el destino le jugó una mala pasada... salió nieta.
10 años después mi madre falleció de una neumonía mal cuidada y quedamos solos. Todos pensaban que mi padre se escondería en el trabajo pero no fue así. Siguió siendo el mismo de siempre y lo mejor de todo es que él siempre me apoyo en todo.
Cuando cumplí 18 años, enfermo. Una bacteria muy complicada lo comenzó a atacar desde adentro. Fue muy silenciosa y cuando se descubrió, no había mucho que hacer. Inmediatamente hizo un testamento, dándome la libertad de escoger mi futuro.
Él sabía que la medicina era lo que adoraba, además de los niños. Mi meta era sacar la carrera lo antes posible para que mi abuela no pudiera meter sus manos y terminara con algún ramo perdido por culpa de ella. Cuando quiere puede ser la peor persona en este mundo.
ESTÁS LEYENDO
Reanimando su corazón: Cristian y Anastasia
RandomUn doctor de renombre. Llega a trabajar al hospital más importante del país. Ella, una simple doctora recién titulada, con una abuela bastante peculiar. Solo tiene en su cabeza conocimientos y muy poca experiencia en el cuerpo. El destino los junta...