POV CRISTIAN
Llego a la casa y el olor a comida casera inunda el lugar. En mis días de soltero, la casa olía a desinfectante y a aerosol de vainilla. Hoy eso quedo olvidado. Al estar todos los días en la casa, Ana a echo que esta huela como tal. Se podría pensar que es tonto pero una casa sin olor a comida casera no es un hogar.
Ana está batiendo algo en una fuente y tiene el horno prendido. Mi barriga cruje de hambre. Aunque almorcé y comí en abundancia, últimamente tengo mucha hambre.
-¿Qué estás haciendo?- Ana deja de batir. Siento que respira profundamente y luego me mira.
-¿Por qué cuando llegas no haces ningún ruido? Dios, me has dado un susto horrible. ¿Qué hubiera pasado si hubiera estado con un cuchillo? Me hubiera cortado...- dice enojada. Sonrió. Me acerco a su lado y para callarla la beso. Ella al principio se sorprende pero después me devuelve el beso.
-estabas muy concentrada, por eso no te diste cuenta que había llegado. ¿Qué estás haciendo? Huele muy rico- digo cuando termino el beso.
-estoy haciendo unas galletas de vainilla, chocolate y limón. Estaba haciendo el glaseado para decorarlas- dice sonriendo.
-tienes un olor delicioso. ¿Dónde está Lucían?-
-la última vez que lo vi, que fue hace 15 minutos, estaba dormido en la cuna pero hace unos minutos por el monitor escuche algo de movimiento. No ha llorado, así que supongo que solo se estaba acomodando- dice.
-lo iré a ver- digo mientras salgo de la cocina.
Al llegar a la habitación de Lu, él está mirando el móvil que Ana compro hace unos meses. Me quedo observando por varios minutos y me doy cuenta que cuando pasa un vehículo, solo lo mira pero cuando pasa un barco, se emociona. Si campeón, tenemos los mismos gustos.
Camino hasta quedar al lado de la cuna y el me mira. Al principio los ojos de Lucían eran de un color azul claro pero hoy esos ojos son iguales a los de Ana, un azul que se parece más al calipso. Por eso entiendo cuando dicen que los bebés se mimetizan con los padres. Lo tomo con cuidado y me río cuando siento que se queja.
-Lu hueles tan divino. Se nota que mi madre y Ana hacen un trabajo excelente en tus cuidado- el lleva su pulgar a la boca. Siempre hace eso cuando está en los brazos o cuando tiene hambre.
Lo acomodo para que su cabeza quede en mi hombro y así pueda estar más derecho. Camino con el hasta la cocina y Ana me sonríe cuando me ve con mi hijo.
-se ven muy guapos- dice mientras ordena unas cosas en el mesón de la cocina.
-es solo el encanto Grey- digo sonriendo. Veo que saca un pedazo de pan y unta algo en él. Lo esparce con la ayuda de un cuchillo y luego se acerca a nosotros.
-abre la boca y muerde- dice. Lo hago y cuando muerdo el sabor se dispara en mi boca. Es queso untable con esencias y algunas hierbas. Masco varias veces y cuando termino me lo trago.
ESTÁS LEYENDO
Reanimando su corazón: Cristian y Anastasia
RastgeleUn doctor de renombre. Llega a trabajar al hospital más importante del país. Ella, una simple doctora recién titulada, con una abuela bastante peculiar. Solo tiene en su cabeza conocimientos y muy poca experiencia en el cuerpo. El destino los junta...