POV CRISTIAN
-¡Esto esta delicioso! Necesito la receta, aunque la presentación deja mucho que desear- dice Elliot mientras come otro bocado de la cena que Ana ha preparado. Ella se ha esmerado mucho para satisfacer nuestros apetitos y mi madre está feliz por ello, aunque también puedo ver en su mirada que está enojada.
-bueno señor perfecto, yo hago lo que puedo en la cocina. No me interesa abrir un restaurant, solo quiero que mi familia coma bien- dice Ana levantándose de la mesa. Mi madre fulmina con la mirada a Elliot y sale detrás de Ana. Suspiro.
-¿puedes controlar tus palabras?- digo mientras unto un trozo de carne en la más exquisita salsa agridulce que haya probado.
-no dije nada malo. Solo... no pensé que se fuera a molestar de esa manera. Le dije que estaba delicioso hasta el punto de que puede ser colocado en cualquier restaurant de cinco estrellas en este mundo, salvo por la presentación. Es... como explicarlo... un poco sencilla- dice como si nada.
-Elliot deja de ser tan exigente. Ana pasa horas haciendo esta comida para todos. Con un bebé tan pequeño como Lucían, no le queda mucho tiempo para hacerlo. Pero cuando llegamos hasta la mesa estaba puesta. En tus negocios podrás ser un ruin pero esta es mi casa y acabas de dañar el corazón de mi mujer con ese estúpido comentario- digo mientras bebo un poco de vino.
-no es para tanto. Ella está sobre-reaccionando. Ni que estuviera embarazada para reaccionar de esa manera- dice mientras se acomoda en la silla.
-eres un idiota- le digo.
-en eso estoy de acuerdo contigo, Cristian. Has sido un idiota con esa joven y más te vale que cuando nos vayamos le pidas una disculpa- dice Grace enojada.
-de acuerdo. Sabes madre, desde que nos hemos convertido en hombres, estas demasiada controladora- dice Elliot mientras afirma su espalda en la silla.
-no controladora, exigente. Ustedes son dos personas adultas pero actúan peor que niños pequeños. Además si les gusta el sexo, háganse cargo de las consecuencias- dice mientras se sienta.
Antes de que pueda hablar, Ana entra con una bandeja. En ella hay una pequeña tetera y unas tazas. El olor a café recién echo, es delicioso. También hay un pocillo con azúcar rubia y unas galletas de chocolate y vainilla. Ella me sonríe y la deja en la mesa. Pero al mirarla detenidamente me doy cuenta que sus pechos tienen fugas y están manchando su camisa.
-Ana- le indico sus pechos. Ella abre sus ojos, deja la bandeja y se va a la habitación.
-¿Qué fue eso?- dice Elliot.
-algo que no te incumbe- dice mi madre. Miro a otro lado intentando controlar la risa.
-mamá, no tengo cabeza para uno de tus sermones- dice Elliot.
-pues lo siento mucho. Llevo mucho tiempo queriendo hablar con los dos y ya que los tengo juntos, voy a aprovechar el momento- dice mientras se endereza en la silla. Se sirve un poco de café y le coloca un poco de azúcar. La revuelve mientras nos ve a los ojos.
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Reanimando su corazón: Cristian y Anastasia
RandomUn doctor de renombre. Llega a trabajar al hospital más importante del país. Ella, una simple doctora recién titulada, con una abuela bastante peculiar. Solo tiene en su cabeza conocimientos y muy poca experiencia en el cuerpo. El destino los junta...