Capitulo 39

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POV CRISTIAN

-¿me dirás que es lo tan mala que puede ser tu abuela cuando se enoja?- digo mirándola nuevamente. Se ve tan pequeña cunado me ve con esos ojos azules mirándome. Aunque ella diga que está bien, sé que cuando su abuela la llama, la descontrola. Esa mujer llega a ser desesperante. Suspira pesadamente y desvía la mirada a Lucían.

-siempre se ha dicho que los abuelos son las personas que malcrían a los nietos, que lo adoran con su vida y los quieren tanto que se dejan el alma en esa tarea. Pues mi abuela no es así y nunca ha sido así. En ocasiones puede ser dulce pero eso solamente ocurre cuando algo quiere de vuelta- dice mientras acaricia la mejilla de mi hijo. No, de nuestro hijo.

-me has dicho que nunca ha sido muy buena contigo- digo.

-es buena en cierta manera. Cada día nos cocinaba y alguna que otra vez me ayudaba con alguna tarea. Eso cambio cuando cumplí tres años de edad. No tengo muchos recuerdos de esa época salvo lo que mi padre me contó- dice. Lucían suspira cuando Ana lo acuesta en su pecho.

-¿Qué ocurrió?-

-bueno, mi padre me contó que un señor que venía de otra parte quería hacer un negocio con la familia. El comenzó a hablar con la abuela y a enamorarla. Como habían pasado muchos años desde que el abuelo había fallecido, ella se dejó llevar pero una noche se supo la verdad del porque ese hombre llego a nuestra casa- dice mirando a Lucían.

-sigue-

-su nombre era Nicolás Parker. Un hacendado de Texas. Buscaba riqueza y sin importarle nada para obtenerla. Él jugaba con los corazones de mujeres solas y luego se los destruía. La noche en que todo se descubrió fue cuando mi abuela cambio. Dejo de sonreír, se encerró en su mundo u dejo de confiar en la gente. Lo único que le importaba era su hijo Laos y ella. Mi papá tampoco le importaba, ya que según ella, le recordaba a ese hombre- dice.

-¿Qué ocurrió esa noche?-

-mi papá escucho una conversación del hombre con alguien más donde decía que solo unos días más y la vieja le entregaría el dinero y las tierras. Mi padre junto a Laos le hicieron una encerrona y delante de la abuela, el hombre dijo todo. Mi abuela no lo podía creer, lloro de impotencia y le pecho varias cachetadas al hombre pero nadie se imaginó lo que ocurría después- dice. Su voz cada vez va perdiendo volumen.

-¿Qué paso?-

-mi tío Laos enloqueció. Agredió al hombre con patadas y puños. El hombre intentó huir y cuando corría en dirección al bosque... mi tío... le disparo por la espalda... mi padre agarro a mi tío antes que le diera otro disparo y lo abofeteo. Es ahí cuando mi tío salió del trance y se dio cuenta de lo que había hecho- abro los ojos asombrado por la noticia.

-me acuerdo que la madre de tu primo dijo algo que tu tío era militar- digo.

-mi tío nunca pudo entrar por su temperamento. El, a escondidas y con ayuda de la abuela, aprendió a disparar y esas cosas. Un examen mostró que mi tío sufre de ataques de ira que no se pueden controlar, salvo con medicación. No lo justifico pero ese es el motivo del porque mi tío enloquece y hace cosas malas, como por ejemplo, atropellar a la gente- dice frunciendo el ceño.

-¿viviste siempre con él?-

-hasta que nos fuimos con mi padre. Varias veces se descontrolaba y mi padre me encerraba en la habitación para impedir que me hiciera daño. Mi abuela pensaba que era yo quien hacia cosas para molestarlo y me castigaba. Es por eso, que sé hasta dónde puede llegar sus enfados- dice mientras siento su cuerpo tensarse.

-¿Qué es lo peor que te ha hecho?-

-un día, estaba en las caballerizas con la yegua que mi papa me regalo. Se llama Tesoro y muy mansa. Estaba jugando con ella y no me percate que mi tío estaba cerca. No sé qué fue lo que lo molesto pero intento hacerme daño. Tesoro se interpuso y le pego una patada en las costillas. Obviamente mi abuela se enteró y sacando una escopeta mato a Tesoro delante de mí. Mi padre que venía con Almirante, su caballo, vio la escena y corrió a mi lado. No escuchaba mucho, ya que el disparo fue muy cerca y quede con sordera leve. Mi padre le grito, le quito el arma de las manos y en ningún momento me soltó. Esa noche dormí con el pero no podía sacar de mi cabeza la imagen. Desde ese día mi padre comenzó a ordenar todo para mudarnos. No quería que siguiera viviendo con personas tan malas- me ha dejado sin palabras.

Reanimando su corazón: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora