Capítulo 10

115K 6.2K 402
                                    

Miré mi atuendo una última vez, estaba nerviosa, bastante desesperada y hasta podría decir que iba a morir de nervios en este bendito instante.

Había aceptado la oferta de Gunther y jamas había visto tanta felicidad reflejada en una persona, recuerdo cuando sus manos se posaron sobre mis caderas y me levantaron del suelo, dándome vueltas en el aire. Sonreí en grande y tome mis cosas, baje las escaleras lo suficientemente despacio para que nadie me oyera.

- ¿A dónde vas?- me sobresalte al escuchar la dulce voz de mi madre.

- Gunther me ha invitado a su departamento- trate de no demostrar la felicidad que esas palabras me provocaban.

- cariño ten cuidado, quiero ser abuela pero no tan pronto- su risa hizo que algo dentro de mi se revolviera, yo no quería ser madre.

- mamá hemos hablado sobre este tema cientos de veces no te preocupes- bese sus mejillas, tome mi abrigo que estaba cerca de la puerta y sacudi mi mano una última vez.

Una vez más, el frío aire golpeó mi rostro, gracias a Dios el taxi estaba bastante cerca, sin embargo correr en tacones sobre un suelo lleno de hielo no era buena idea. Tome mi celular y le di la dirección al hombre que parecía bastante impaciente ya que había tardado un poco.

Mis manos sudaban, mi estómago estaba revuelto a pesar de que no habia comido nada, pero me era inevitable sentirme así, ningún chico que mostrase interés en mi me había invitado a su casa, ni siquiera Roger, cada vez que le preguntaba el ¿Por qué? Siempre me decía que era mejor así, de seguro el al igual que yo pensaba que eso era algo grande.

Tomé una gran respiración al ver la hermosa fachada que tenia en frente de mí, saque un billete y se lo tendi al hombre, mis manos fueron con rapidez hacia la puerta, la abrí y salí del auto casi corriendo. Gunther se encontraba parado en el umbral de la puerta con una sonrisa y sus brazos abiertos.

Esto era una completa locura, solo lo conocía de hace unos días pero mi corazón se aceleraba con solo verlo, me daba igual si los demás pensaban que era demasiado pronto para estar sintiendo este tipo de cosas pero no podía evitarlo.

- te vez preciosa- beso castamente mis labios, mire mi vestido de flores sencillo y mis tacos verde pálido que lo combinaban, no era para tanto.

- tu estas bastante guapo- su camisa de vestir blanca estaba metida dentro de su pantalón, ese mismo se ajustaba en los lugares correctos, lo que mas me sorprendió fue que no llevaba zapatos- ¿y tus zapatos?

- estaba a punto de ponerlos cuando escuché un auto estacionarse- nos llevó dentro de la casa, no me dio tiempo a observar nada porque sus labios se juntaron con los míos.

Decir que el sabor de sus labios, que sabían a todo y a nada al mismo tiempo me gustaban, era poco, el olor de su perfume también me embriagaba, Gunther me volvía loca en todos los sentidos. Al separarnos sus labios estaban un poco hinchados, me atrajo un poco más a su cuerpo, bajo sus manos hasta posarlas debajo de mi trasero y me levanto del suelo dejandome a su altura.

- te preparé el desayuno- pase mis manos por su cabello, también me removí porque sabia no era una persona liviana.

- ¿cocinas?- intenté sonar sorprendida.

- vivo solo desde que tenía diecisiete- mis ojos se abrieron un poco- así que debía encontrar la manera de no alimentarme solo con pizza congelada o cereales.

- además de guapo, deportista y cocinero, también eres un hombre independiente- me dejo en el suelo, tomo mi mano y nos llevo hasta la cocina- lo tendré bastante presente en tu expediente.

- ¿tengo un expediente?- me tendió un poco de jugó, con un mando a distancia encendió la radio y dejó en frente de mi un plato con tortillas, tocino, huevos revueltos y una gran dona de chocolate.

No respondí a su pregunta, tome la dona y la lleve a mis labios muy rápido, el delicioso sabor del chocolate hizo agua mi boca, algunos sonidos de satisfacción escaparon de mi boca y con ello algunas risas suyas, volví a morder un gran pedazo pero este se quedo atorado en mi garganta. Rápidamente Gunther se puso frente a mí con su vaso de jugo, intento que bebiera pero no podía, ni quería desperdiciar la dona, cuando por fin pude tomar un poco mi estomago hizo una mala jugada y me devolvió todo, lo peor no fue eso, lo peor era que todo lo que había metido a mi boca se encontraba en la camisa de Gunther.

- ¡Dios mío Gunther!- tome las servilletas que estaban sobre la mesa, empecé a limpiarlo pero esto empeoraba cada vez más- lo lamento mucho- lleve mis manos a mi cabello y lo tiré- tu hiciste todo esto por mi y lo he arruinado por mi maldita debilidad por las malditas donas de chocolate ¡carajo!, soy una tonta con mayúsculas.

Gunther no decía nada, se mantenía allí parado mirándome con una sonrisa, sacó su camisa por encima de su cabeza y santos dioses del olimpo. Su torso estaba bronceado, sus pectorales firmes me hacían una invitación para que los rasguñase, pero su gran tableta de chocolate hizo que mi boca se secará y mi lengua quisiera pasearse de arriba/abajo por cada uno de sus cuadros.

- no me mires de esa forma Megán- despegue mis ojos de su torso, sus aceitunas estaban mas oscuras y su boca se había entreabierto.

- no puedo evitarlo- me acerqué un poco más a él- eres algo digno de mirar.

En ese momento una canción de Big time rush que había dejado de oir hace mucho se hizo escuchar, acorto la distancia que había entre nosotros y entrelazó nuestras manos, puso mi mano izquierda sobre su hombro y la suya voló directo a mi cintura, nos movió de forma lenta, siguiendo el ritmo de la canción.

- te lo he dicho muchas veces desde que te conozco pero no puedo parar de hacerlo- mis ojos se encontraron con los suyos- me encantas Megán.

Sonreí, recoste mi cabeza sobre su pecho desnudo, él puso su mentón encima de mi cabeza mientras que su mano subía y bajaba por toda mi espalda.

- ¿Gunther?- escuche un uhm de su parte y continúe- ¿Que es lo que quieres de mi?

Una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora