Capítulo 33

71.6K 4.6K 129
                                    

No puedo más, la amabilidad se ha ido por completo de mi rostro, mis mejillas están enrojecidas, golpeó como autoreflejo a uno de los chicos que presiona mi vientre con un poco mas de fuerza que la habitual, las personas que se encuentran a mi alrededor me observan con lastima y lo odio. No quiero que me vean de esa forma, Hans sostiene mi mano con fuerza y hace que lo mire a los ojos, se que a estado cuidando de mi todo este tiempo, que ha estado muy al pendiente de mi y que a pesar de que en algunas ocasiones se encuentra con Gunther ambos parecen soportar su presencia por mí. Pero no quiero que me toque, su autorización para dejar que practicantes vinieran a observar mi embarazo me enoja. Mi enojo no se inclina a la observación sino más bien al hecho de que ellos quieran poner sus manos sobre mi, que prácticamente tenga que someterme a todo lo que tengan que hacer conmigo para que su trabajo este completo.

- Diles que se vayan- tapó mis ojos con mi antebrazo- no soy un maldito experimento Hans, mis hijos no serán ratas de laboratorio.

- Megán ellos pueden....

- ¡Que se vayan!- grito perdiendo la poca paciencia que tengo, Hans me mira con los ojos muy abiertos pero me importa una mierda.

Yo no pedí esto, ya era suficiente con estar pasando las veinticuatro horas del día aquí como para soportar que completos desconocidos hagan preguntas estúpidas y quieran palpar mi vientre que ahora duele como la mierda después de lo que hizo el chico. Entrar al cuarto mes y medio de embarazo es una tortura, los bebes han ganado un poco de peso y están formándose como se debe pero se han estado moviendo tanto que eso solo hace que me duela la parte baja de la espalda, además de eso, los síntomas que se suponían debían aparecer en el primer trimestre han aparecido justo ahora.

El vomito que aparece cada vez que el doctor se acerca demasiado a mi dejándome aspirar su fragancia, los antojos por comer toda clase de cosas dulces o simplemente pan con mucha mantequilla o mermelada de piña, desde luego lo que mas me molesta es que mis bebés odien el helado. Hans le pide a todos los presentes de manera amable que se retiren y de nuevo las lágrimas se acumulan en mis ojos, estoy demasiado sensible y enojada.

- Lo siento Megán no era mi intención hacerte pasar por estas cosas, pero te he visto tan infeliz aquí que cuando me dijeron que ellos podrían hacer que te dieran de alta mas rápido no lo dudé.

- No te preocupes- sorbo mi nariz con mucho ruido- yo también lo siento mucho, he estado comportándome como una perra contigo cuando has hecho de todo por hacerme sonreír- Hans se acerca para besarme pero lo esquivó.

- Debo irme- su manera de hablarme hace que me tense- no podre venir esta semana a verte...aunque creo que eso no te importa- susurra lo último.

Justo cuando voy a responderle la puerta se abre, Gunther trae entre sus manos una pequeña caja y sonríe como si hubiese cometido una travesura, Hans que se había retirado de mi lado se acerca y toma mi mano, frunzo el ceño porque parece que para ellos me he vuelto una jodida competencia. Claro esta que eso a Gunther no le importa nada, y empiezo a pensar que su renuncia parecía mas un truco, Hans dice unas palabras mas y su teléfono suena, algo de lo que dicen del otro lado lo hace sonreír y sale despavorido.

- Parece que Dikoudis esta pegado a ti como una garrapata- hago una mueca y el ríe- traje esto para ti.

Extiende la pequeña caja hacia mi, la abro con desconfianza cosa que lo hace reír, cuando veo el pequeño pastel de chocolate que allí se encuentra mi boca se hace agua, paso mi dedo por la crema y la llevo a mis labios un gemido de satisfacción sale de mi boca, Gunther solo me observa con una sonrisa, los bebes se mueven y ya que nadie mas que yo lo sabe decido incluirlo. Tomo su mano haciendo que frunza el ceño, en cuanto la dejo en mi vientre sus ojos se abren bastante y sonríe muy grande.

- Oh mierda esto es maravilloso- posiciona sus dos manos en mi vientre dándole caricias, a pesar de que justo ahora estén muy activos la molestia en mi espalda no aparece.

- Han estado haciendo eso desde hace una semana- el sonríe pero luego su ceño se frunce.

- ¿Dikoudis lo ha sentido?- niego haciendo que su sonrisa vuelva- que bueno porque no puede quitarme todo lo que me pertenece.

- Yo no te pertenezco Gunther- acerca su boca a mi vientre y deja un casto beso.

- Ajam- es lo único que dice acompañado de una maldita sonrisa arrogante.

Un liquido amargo empieza a subir por mi garganta pero aprieto mis labios formando una fina linea, me levanto de la cama con toda la delicadeza que puedo y agradezco que esta no sea la típica bata de hospital que deja tu trasero al aire. Corro hasta el baño y me inco de rodillas, el vómito no viene de inmediato pero si las arcadas que ocasionan que mis ojos se llenen de lágrimas ante la impotencia.

- No llores amor todo estará bien- Gunther acaricia mi espalda y levanta un poco del suelo para poner una almohada bajo mis rodillas- ¿Quieres un poco de agua?

- No- una arcada aparece de nuevo y con esto el vómito, Gunther esta a mi lado observándolo todo pero no siento vergüenza, me gusta que este aquí.

Cuando por fin término de sacar todo de mi sistema me siento demasiado débil, él pasa un paño húmedo por mi boca y otro por mi frente quitando el sudor, me ofrece un vaso de agua pero niego, no necesitó volver a vomitar, sin embargo termino por recibirla y tomar la pastilla de menta que me ofrece. Cuando intento levantarme él niega y me toma en sus brazos, se que no soy liviana y mucho menos ahora que hay dos pequeñas galletitas creciendo dentro, es por eso que cuando hace un sonido de esfuerzo rió.

- No era necesario- Gunther me deja en la cama pero no se separa de mi, sus ojos miran los míos y luego su mirada cae a mis labios.

- Si era necesario- una de sus manos va a mi mejilla- cariño- sus labios se presionan con los míos pero es solo eso, una leve presión.

Gunther se separa y siento que mis labios queman, necesito apagar las llamas que se han instalado en estos pero me niego a caer ante mis tentaciones, lame sus labios con demasiada lentitud, dice un par de cosas en susurros y esta vez toma mis mejillas con ambas manos y me besa, mis labios no se mueven de inmediato pero poco a poco siguen su paso, se siente como estar tocando el cielo mientras el mordisquea mi labio inferior y pasa su lengua sobre este. Me separo de el muy lentamente cuando me doy cuenta de que estoy cayendo y que si vuelvo a hacerlo no voy a detenerme.

Una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora