- miren nada mas a quien tenemos aquí- su asquerosa mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo, se detuvo por mucho tiempo en mi escote, que no me había dado cuenta, se podía ver mucho más de lo se debía,
- cerdo asqueroso- escupí con rabia, mientras subía mi blusa.
- no, no, no- sus dedos quitaron el cigarro que había en mi boca, lo lanzo al suelo y lo piso- las chicas lindas como tú, no fuman, ni dicen malas palabras- gire mis ojos.
- pues ve que irónica es la vida- me levante de las escaleras, gracias a dios estando en ellas me veía más alta- los hombres de tu edad deberían estar trabajando y teniendo una buena paga, o incluso disfrutando al lado de una mujer hermosa, pero tú sigues tras las faldas de tu madre, siendo un cerdo mantenido.
Su sonrisa se esfumo, de repente la mía también lo hizo, me tomo tan fuerte de uno de mis brazos que no pude callar el alarido de dolor que salió de mis labios, sus ojos marrones estaban tan oscuros, que podían pasar por negros, levante mi mano y le di una fuerte bofetada para que me soltara pero no lo hizo, su agarre aumento de intensidad.
- me vuelves a llamar cerdo y te juro que...
- ¿Qué vas a hacerme?- si pensaba que por decirme esto le iba a temer estaba equivocado.
- me va a importar una mierda que seas una mujer y golpeare tu hermoso rostro- tomo mis mejillas con la otra mano, me acerco a su rostro y por más que forcejeara no podía resistirme.
- cerdo- escupí su rostro, aflojo un poco su agarre y esa fue mi oportunidad para soltarme y salir corriendo hacia la entrada.
Abrí la puerta tan rápido que por poco y me voy de bruces al piso, mi padre junto a Amelia hablaban a gusto en la cocina, así que no los interrumpí. No iba a actuar de nuevo como una cría e ir a contarle lo que acababa de pasar, ya era una adulta, había podido sobrevivir en la ciudad que nunca duerme de ladrones, estafadores e incluso violadores, un estúpido con aires de macho salvaje no iba a pasar por encima de mí. Mi habitación seguía como la había dejado hace más o menos una hora, la pequeña maleta junto a mi bolso estaban en el piso, saque la caja de cigarros de mi pantalón y la tire a la basura.
Ni siquiera supe porque la había comprado antes de abordar el avión, pero de seguro algo en mi mente me decía que esto no iba a ser fácil por más que yo lo quisiera ver de esa forma. Vacié todo el contenido de la maleta, puse mi ropa que era poca en algunos ganchos, luego puse toda la ropa interior en los cajones, apenas me iba a tirar a la cama para descansar mi teléfono vibro en la mesa de noche.
- ¿hola?- bostece.
- oh lo siento, puedo llamar más tarde- la voz de Ian hizo que me levantara de golpe de la cama.
- No, espera- grite antes de que colgara.
- enserio Meg, puedo llamar más tarde.
- Ian quiero hablar contigo- bufe- no sabes lo que me ha pasado.
Le conté con lujo de detalles a Ian lo que había pasado, me pidió volver para que no pasara nada malo entre ese jodido idiota y yo pero me negué, no iba a darle el placer de marcharme por una estúpida discusión. Al final solo pidió que me cuidara y no dejara mi puerta sin seguro antes de irme a dormir, me conto lo que había pasado con la rubia de la heladería y una parte de mi se alegro, la otra seguía pensando que estaba mal jugar con las mujeres de esa forma.
- Ian tienes que dejar de ser un mujeriego- comente después de escuchar todo.
- eso solo pasara cuando encuentre la chica indicada- reí, este tema era imposible- bien muñeca, hablaremos luego, tengo que ir a trabajar.
Volví a dejar el teléfono sobre la mesa, recosté mi cabeza solo un momento sobre la almohada para descansar pero el cansancio del viaje me dejo tan agotada que me deje ir.
(***)
Una mano toco mi mejilla y me sobresalte, le di muchos golpes a la persona que estaba haciendo ese gesto, pero me detuve al escuchar la voz de mi padre, me miro desconcertado por un momento y hasta podría decir enojado.
- ¿Qué es lo que pasa contigo Megán?
- lo siento papa, pensé que eras Jeremy- sonreí apenada.
- como sea, vamos a ir a cenar, ¿vienes?- hice una mueca- Meg te juro que Amelia no intentara nada.
- está bien- bufe.
Me levante de la cama y tome un vestido blanco con flores azules, unos tacones negros ¿ya dije que amo los tacones?, pues lo hago, son mi vida, tengo más de cuarenta pares en mi armario, dejo mi cabello castaño suelto, tomo una cartera y pongo mis tarjetas de crédito, teléfono y un poco de dinero en efectivo, por si las cosas vuelven a salir mal y tengo que tomar un taxi.
En la parte baja están mi padre, el cerdo de Jeremy y Amelia, esta última trae un vestido de noche color plateado, no entiendo porque lo usa si se supone solo iremos a cenar. Cuando todos notan mi presencia sonrió, soy una mujer adulta y tengo que actuar como tal, me acerco a papa y planto un sonoro beso en su mejilla.
- te vez preciosa Meg- dice mi padre, Amelia hace una mueca.
- deberíamos irnos ya osito- ella trata de darme una sonrisa pero de su boca sale una mueca, papá asiente.
En el auto voy lo más alejada de Jeremy posible, veo de reojo como sonríe, posiblemente cree que tome su amenaza enserio y que temo que la haga realidad. Pero no, sigo observando por la ventana hasta que mi padre estaciona el auto en un restaurante de comida alemana. Uhm Alemania, solo esta semana y podre por fin ver a mi madre, a Agneta y a Thomas.
- ¿Megan no vienes?- parpadeo un par de veces y asiento.
Al entrar el olor a las especias invade mi nariz y la boca se me hace agua, un mesero nos lleva hasta nuestra mesa y deja los menús en frente de cada uno de nosotros. Todos pedimos un frikadellen mientras que Amelia se decide por una ensalada de queso azul. Mientras esperamos nuestra orden la asquerosa voz de Jeremy se dirigí a mí haciendo que todos presten atención.
- ¿Qué paso con ese novio tuyo Megan?- cruza sus dedos bajo su barbilla pareciendo interesado.
- terminamos- me encojo de hombros.
- ¿Por qué?- esta vez es la voz de Amelia.
- Roger es ese tipo de hombre que solo quiere divertirse, estar de fiesta en fiesta y cuando se queda sin dinero recurrir a sus padres- eso fue una linda indirecta para Jeremy- ya soy una mujer adulta y necesito agregarle valor a mi futuro, no cargas.
- estoy muy feliz de que hayas tomado esa decisión hija- comenta William- no me gustaba para nada ese hombre para ti.
- que bueno- dice Jeremy apretando los dientes, al parecer no se tomo bien la indirecta.
La cena llega y el ambiente se ha vuelto un poco tenso entre Amelia, Jeremy y yo, pero solo digo la verdad. Lo único que espero es que esta semana se pase sumamente rápido para disfrutar de mis verdaderas vacaciones, al lado de mis mejores amigos y madre.

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Una Noche
ChickLitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!