Estábamos acostados en él césped de su casa, Gunther acariciaba e intentaba hacer trenzas en mi cabello, mientras yo tiraba de la hierba o simplemente la desmigajaba en mis manos.
- ¿Que haremos al llegar?- seguí cortando la hierba, él detuvo sus movimientos, tiró de mi hasta dejarme sentada en su regazo y unir nuestras frentes.
- ¿dormir?, no lo se preciosa haremos lo que tu quieras- esta vez entrelazó nuestras manos, acaricie su cabello que había sido cortado hace unos días y tiré un poco de el.
- tengo sed- hice un pequeño puchero, Gunther me quito de su regazo y fue por mi bebida.
Volví a acostarme en él césped, esta vez tome mi teléfono y puse un poco de música, una de las canciones de mi biblioteca me llamó la atención y le di al play, en cuanto la melodía se hizo escuchar Sonreí, esta canción definía todo lo que sentía por Gunther. Minutos después apareció con un poco de limonada, me tendió los vasos para poder sentarse y señaló mi teléfono.
- ¿y esa canción?- me encogí de hombros.
- contigo nada es demasiado- me senté sobre su regazo, esta vez puse mis piernas a cada lado de su cadera.
Se tensó en él momento en que nuestras partes quedaron unidas, solo nuestra ropa impedía que se unieran por completo. Después de lo que pasó en él pasillo del estadio, nuestras caricias y deseos se volvieron mas frecuentes y grandes, pero no pasábamos a más de quedarnos en ropa interior, su mirada fue hasta mis pechos, me miró directo a los ojos y asenti. Tomo mis pechos entre sus manos y empezó a amasarlos, se deshizo de mi camisa y desabrocho mi sujetador.
- pueden vernos- mi voz apenas se escuchó.
- nadie va a vernos Meg- bajo los tirantes de mi sujetador.
Cuando lo quitó por completo instintivamente tape mis pechos, sus ojos brillaron, quito mis manos y contuvo la respiración, mis mejillas se sentían calientes por la vergüenza que sentía, pero una vez más él me hizo olvidarme de ello. Llevo su boca a uno de mis pezones y empezó a lamerlo, sin querer hice que nuestras partes se juntaran un poco más haciéndolo gemir. Dejó de succionar mis pezones y me miró.
- voy a hacer que te corras de esta manera- gemí y me refregue en sus pantalones- no hagas eso.
- quiero que te corras conmigo- volví a escucharlo gemir, nos dio vuelta dejándome sobre la hierba.
Su cadera empujo contra la mía creando fricción, tiro de uno de mis pezones con sus dientes e hizo lo mismo con él otro pero con sus dedos. A medida que él se movía yo lo hacia con él, beso mi cuello, él contorno de mi rostro hasta llegar al lóbulo de mi oreja y tirar de el. Sentía que estaba en él cielo y ni siquiera estabamos desnudos en su totalidad. Gunther empezó a moverse más rápido, sentía que en cualquier momento iba a obtener mi liberación pero mi teléfono nos interrumpió.
- ¡Joder!- gruño Gunther con sus dientes apretados.
- lo siento- cubrí mis pechos, él se quito de encima y me tendió mi teléfono.
- tranquila- beso mis labios- iré a darme una ducha de agua fría.
Asenti y conteste la llamada, maldije a quien quiera que fuera, siempre era lo mismo, esperaba que en España nadie nos interrumpiera.
(***)
- llevas todo ¿verdad?- asenti- prometeme que vas a cuidarte.
- te lo prometo mamá no te preocupes- bese su mejilla una última vez, las chicas estaban sonrientes, mi hermano tenia su rostro inexpresivo pero sabia que estaba feliz por mi.
Él vuelo fue anunciado una segunda vez, me despedí de mi familia y corrí hacia Gunther que me esperaba con los brazos abiertos, quería llorar, a pesar de que vivía sola en nueva york las despedidas siempre eran lo más difícil.
- amor no llores- Gunther limpio mis lágrimas- no es como si no fueras a verlos nunca más.
- lo siento- le dimos nuestros boletos a la mujer y caminamos hasta el avión.
- no te disculpes, se que viniste a verlos, pero te necesito conmigo en mi próximo juego.
- te quiero Gunther.
- y yo a ti cariño.
La azafata nos indico cuales serian nuestros asientos, me senté al lado de la ventana y espere a que Gunther lo hiciera para poner mi cabeza sobre su hombro, estaba cansada, las compras siempre habían sido una de mis cosas favoritas pero siempre me dejaban agotada, cerre mis ojos un momento y sin poder evitarlo me quedé dormida.
(***)
Escuché la voz de la azafata anunciar que abrocharamos nuestros cinturones, gire mi cabeza y mi alemán tenia sus hermosos ojos verdes cerrados, pase mis dedos por sus pestañas haciendo que se despertara, fruncio él ceño y parpadeo muy rápido, sus ojos se dirigieron hacia mi y sonrió.
- ¿pasa algo?- su ronca voz me hizo reír, además de que se veía bastante tierno refregando sus ojos y haciendo pucheros.
- ya vamos a aterrizar- dije bajito.
- por fin- bufó.
Entrelace mi mano con la suya, los aterrizajes siempre me habían dado un poco de miedo, cerré mis ojos con fuerza cuando él avión empezó a descender y toco él suelo, Gunther apretaba mi mano o la besaba, pero no dejaba de sostenerla y en realidad se lo agradecía, era mejor sostener su cálida mano que los fríos brazos de los asientos, la voz de la mujer anunciando que él aterrizaje había concluido me hizo abrir los ojos.
- ¿estas bien?- asenti.
- si, los aterrizajes no son mi parte favorita.
- te llevaré mas frecuente de viaje para que te aferres a mí de esa manera.
- no tienes que hacer eso- Sonreí- me aferrare a ti cuando quieras.
Me tomó entre sus brazos haciéndome chillar, algunos se voltearon a vernos y sonrieron mientras que otros solos nos llamaban tontos, por hacer esa clase de espectáculos. Mire al cielo y solo así me di cuenta de que ya era de noche, tome él rostro de Gunther en mis manos para besarlo pero él no me dejo hacerlo, señaló la luna que brillaba por encima de todas las estrellas que habían.
- quiero que ella sea testigo de mi amor por ti- me tense, Gunther me gustaba mucho, pero hablar de amor ya era mucho- tranquila, todo a su tiempo, pero quiero tenerte siempre entre mis brazos.
Hasta aquí él maratón espero les haya gustado, él próximo capitulo sera un poco intenso y creo que en el que le sigue me odiaran. Las quiero
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Una Noche
Chick-LitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!