Tiró las llaves sobre la encimera y cuando por fin puedo quitarme los tacos y tirarme al sillón suspiro, Ian me mira con preocupación pero le sonrió para que se tranquilice, cierro mis ojos y sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza.
(***)
- no es lo que parece Megán.
- ¿Que es lo que quieres? Ya me has hecho mucho daño Gunther- trato de sonar dura pero fallo- además a que te refieres con eso
- yo...- algunas lágrimas vuelven a salir de mis ojos- ¿viste la revista?
- no- miento.
- si la has visto Megán- afirma y un escalofrío recorre mi espalda ¿como mierda lo sabe?- te recomiendo que no creas todo lo que allí se pone.
- no se de que hablas Gunther.
- solo... No eres ni fuiste importante para mí- su respiración se ha vuelto dificultosa, oigo un mierda y algo romperse, me asusta un poco y escuchó un lo siento muy bajo, cuando su voz vuelve a escucharse clara se que esta resistiendo los impulsos de llorar- no eras suficiente para mí.
(***)
Las palabras con las que siempre me hacía daño al recordarlo fueron expulsadas por sus labios, estaba mal pero de mis ojos no salia ni una lagrima, puede que Gunther tampoco haya sido importante para mi...Mierda a quien engaño ese maldito alemán se metió en cada parte de mi ser, no puedo hacerme la dura ahora cuando he pasado cerca de un mes llorando porque me ha dejado, los ojos de Ian se encuentran con los mios y se que quiere una explicación de mi comportamiento pero no voy a dársela o bueno no hoy.
Camino con desgana a mi habitacion quitando mi ropa y dejándola tirada en el suelo, mientras me pongo mi pijama me doy cuenta que no he ido o buscado alguien que me asesore sobre galletita. Es el único buen recuerdo que me queda de esa noche, el unico que me hará sonreír toda la vida.
- tienes un padre muy imbécil cariño- acaricio mi vientre plano, quisiera saber en este mismo instante que es galletita pero todo a su tiempo.
(***)
- hola- me giró hacia la voz detrás de mí quedando casi de piedra, llevaba meses sin verlo.
- Roger- pronunció su nombre con sorpresa, sus ojos chocolates me miran de pies a cabeza sin descaro y me siento incómoda.
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Una Noche
ЧиклитNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!