Capitulo 22

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Presionó repetidas veces el ascensor pero este no aparece ni da indicios de bajar, Ian masajea mis hombros y estoy tentada a mandarlo a la mierda porque hoy el despertador no ha sonado y estoy retrasada unos veinte minutos, Irvin de seguro pensará que soy una mala empleada y que he abusado de su confianza, puede que también me despida o me baje de mi puesto hasta el área de Clara, esa odiosa mujer encargada del área de contabilidad, ademas de eso olvide que toda mi ropa estaba sucia y tuve que ponerme un conjunto de ropa ejecutiva demasiado ceñido a mi cuerpo.

- Ian deja de hacerme eso o pateare tus bolas en este instante- de reojo veo como sonríe y da unos cuantos pasos hacia atrás.

- estas demasiado tensa Meg- se ríe de mi y el elevador por fin aparece.

La chica que allí se encuentra mira con coquetería a Ian quien se sube a su lado con una sonrisa incomoda, la chica cierra las puertas del ascensor y en este mismo instante siento que quiero ahorcar a alguien, con desgana voy hasta las escaleras, subo una por una citando varias groserías en el proceso, no se porque todo lo malo me pasa a mi.

- Megán- siento náuseas al oler el café que mi jefe tiene en la mano, sin embargo su sonrisa es grande y el parece estar demasiado feliz de verme.

- señor Russell- ladea su cabeza negando y corrijo mi saludo- muy buenos días Irvin.

- el señor More me ha llamado esta mañana, ¿te sientes mejor?- frunzo el ceño sin entender- ¿No estabas enferma y por eso has tardado?- me sonrojo y asiento.

- oh si- asiento muchas veces, paso por su lado pero de nuevo el olor al café me hace tener náuseas- ahora vuelvo.

Tiró el bolso sobre la silla y corro hasta el baño, expulsó todo lo que comí en la mañana pero sigo teniendo arcadas, siento que mi garganta arde y la necesidad de querer seguir expulsando algo me esta matando, no había tenido estos malditos síntomas para ser sincera yo estaba en ese poco porcentaje de personas que no había tenido vómitos ni se había desmayado nunca, claro esta que ahora había salido de esa lista.

Cuando por fin logro calmarme bebo un poco de agua, vuelvo hasta mi lugar de trabajo y gracias a Dios mi jefe ya no se encuentra allí, me pongo manos a la obra, reviso los correos, organizó su agenda y hago todo lo que me dice la nota pegada en una de las esquinas de la computadora. Pasó horas revisando que todo se encuentres en orden y cuando por fin término me doy cuenta que pronto será la hora del almuerzo, me levanto con un poco de miedo mientras sostengo los papeles en mis manos, toco dos veces y cuando escuchó un “pase” lo hago.

- señor Russell aquí esta todo lo que me ha pedido- me siento tal y como me lo a indicado.

- ¿Terminaste con todo?- asiento, él sonríe- bien, porque necesito que me ayudes con algo.

- antes que eso yo...- Contengo la respiración y sus ojos avellanas me miran curioso- señor Russell en mis vacaciones paso algo que cambio mi vida y no se como lo tomará.

- me esta asustando señorita O'donell- cruza sus largos dedos bajo su barbilla mientras levanta una de sus cejas.

- estoy embarazada- sus ojos y boca se abren y sinceramente me he cansado de ese gesto, no es como si fuera la única mujer que se ha embarazado.

Abre y cierra su boca sin saber que decir mientras las lágrimas salen de mis ojos, no quiero que me despidan, este es el mejor trabajo que he tenido y todos en esta empresa se han comportado muy agradables, he conseguido demasiadas cosas trabajando aquí y no quiero perderlo, pero tampoco quiero que rechacen a galletita, él lo es todo para mi.

- vaya Megán eso si que... ¡Mi dios felicidades!- toma mis manos entre las suyas mientras su mirada se dulcifica- no llores, se que piensas que voy a despedirte pero no lo haré, el hecho de que estés embarazada no te quita tus habilidades.

Apretó sus manos para luego limpiar mis lágrimas, me pide que vaya por algunos cheques después del almuerzo y gustosa bajo las escaleras, el ascensor se puede ir a la mierda, me despido del vigilante y mientras camino en dirección al restaurant veo el puesto de revistas de la esquina, no soy muy cotilla pero algo llama mi atención. El nudo que se a formado en mi garganta es tan grande que siento como el aire empieza a faltarme.

Solo ayer hable con él para contarle sobre galletita y ahora entiendo la razón del porque me trato de esa forma, le pago la revista al hombre que me mira con el ceño fruncido y camino lo que queda de camino hasta el restaurant, me siento en la mesa mas alejada, busco la pagina que aparece debajo de la foto de portada y llevo mis manos a mi boca.

“¿Amigos o algo más?”

Nuestro querido futbolista del bayern de münich Gunther Müller se ha visto en los últimos días demasiado cariñoso con la famosa modelo sueca, Abigaíll Reinolts algunos rumoran que en este último mes se han acercado demasiado inclusive los hemos fotografiado tomados de la mano y besándose en algunos bares. Pero lo que todos se preguntan es ¿qué paso con la chica con la que se le vio en algunos de sus partidos? A nuestro parecer sólo fue un juego más del jugador.

Tiro de la página y la hago pedacitos, secó las lágrimas que se han salido de mis ojos sin permiso y llamo a uno de los chicos para pedir mi comida, mientras esperó por ella algo revuelve mi cabeza ¿Estaría con esa chica cuando se acostó conmigo? Ese solo pensamiento me hace sentir sucia, siento que odio un poco más a ese alemán, siento unas ganas imperiosas de llamarlo y gritarle la mierda que es pero no lo haré.

Cuando mi comida llega mi estómago se ha cerrado pero me obligó a comer, galletita no tiene la maldita culpa de que su padre sea un maldito idiota, mentiroso, insensible. Mi teléfono vibra en mis pantalones cuando llevo el último bocado a mi boca, contesto y escuchar su voz me hace querer volver a llorar.

- no es lo que parece Megán.

Una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora