Capítulo 43

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Mientras me preparan para lo que iba hacer una de las grandes etapas de mi vida no dejó de ver a Gunther, su ceño fruncido junto a una pequeña sonrisa que se dibuja en su rostro, las manos temblorosas y rostro un poco pálido me hacen sentir cosquillas. Se gira a verme, de seguro sintiendo mi mirada, hago una mueca de dolor cuando la enfermera introduce la inyección en mi columna, me hace quedarme sentada un momento para después poner unas almohadas tras mi espalda.

- ¿No estas feliz?- asiento- eres una gran mujer Meg, se que tienes miedo de lo que pueda pasar pero ya verás que todo estará bien, nuestras galletitas...- ríe mientras niega- ellos estarán bien, se que te angustia el hecho de que sean tan pequeños pero ellos son fuertes al igual que su madre y lograran salir de esta- siento mis ojos arder- además ¿Quien no querría conocerte? Estoy mas que seguro que al igual que yo mis hijos están muy enamorados de ti y por eso han querido nacer antes.

- Eres tan lindo cuando quieres- hago señas para que se acerque y lo beso- prometeme que no vas a soltar mi mano mientras esto termina- le suplico apretando su mano- te amo Gunther.

- No llores pastelito- veo sus ojos humedecerse- estaré contigo, te lo prometo- seca las lágrimas que se han derramado, esta vez me abraza con un poco de fuerza pero no me quejo, amo estar entre sus brazos-También te amo Meg.

- Tengo miedo- susurro antes de que el doctor aparezca por la puerta.

Él le pide a Gunther que vaya por el traje que debe usar para acompañarme y este sale pero no sin antes decirme que estará conmigo en cuanto pueda, creó en su promesa y trato de calmarme pero no puedo, tengo demasiado miedo.

Me aferro con fuerza a uno de los tubos de la camilla el doctor va dando indicaciones muy apresurado sobre otra cesárea que tendra dentro de unas horas pero su mirada siempre esta sobre la mía, él sonríe de esa manera profesional con la que intentan calmarte pero que solo hace que estés más nerviosa. Cuando parece que ha dejado todo en orden se encarga de darle indicaciones a la chica que esta a punto de poner una mascarilla sobre mi rostro.

- ¡No!- ella me mira confundida y un poco asustada por mi grito- su padre aun no esta aquí.

- Megan sabes que..

- Solo unos minutos- asiente.

Mientras esperamos el vuelve a repetir los pros y contras de mi situación, gracias al cielo Gunther no tarda mucho en llegar. Casi quiero reír y digo casi, porque el miedo me supera en todo, se sitúa a mi lado tomando mi mano con fuerza, la chica pone finalmente la mascarilla sobre mi boca y se lo agradezco ya que comienzo a sentir la falta de aire por los nervios que siento justo ahora, cuando el doctor pregunta si me duele o siento algo niego a prisa, la pequeña cortina que tengo ubicada en mi pecho no me deja ver nada así que la enfermera se encarga de informarle mi negativa.

Transcurre un buen rato hasta que la voz de Gunther me saca de mi nube de miedo.

- Mierda- lo oigo murmurar, me giro a verlo y su rostro se encuentra demasiado pálido, casi pienso que va a desmayarse pero él solo ve con admiración algo que la estúpida cortina no me deja- oh mi Dios Meg, es tan pequeño pero tan...oh mierda es feo y sucio- escucho al doctor reír

Aprieto con mas fuerza su mano haciendo que se gire a verme, la mala mirada que le lanzo es suficiente para que la suya muestre arrepentimiento, pero realmente su comentario no es lo que llama mi atención, es el saber que mi bebe no lloro, no pude oír ni siquiera un suspiro y eso solo hace que me preocupe. Gunther vuelve su mirada a mi vientre mientras yo trato de retener las lagrimas se que no puedo verlos, que serán llevados a la unidad de cuidados intensivos neonatales y eso solo hace que mi corazón se estruje, de nuevo la mirada de Gunther se vuelve brillante y se que ambos ya están fuera.

El doctor se encarga de cerrar la herida para después de un rato acercarse a mi lado, quita un poco de sudor que corre por su frente y deja delante de mi dos incubadoras, quito la mascarilla de mi boca mientras Gunther besa mi frente susurrando que lo hice muy bien, cuanto me ama y lo hermoso que son nuestros hijos, quiero decirle que hace un rato dijo que eran feos y sucios pero me guardo ese comentario, me siento demasiado feliz en este momento para arruinarlo.

Quiero levantarme de la cama para abrazarlos pero no siento mas allá de mis brazos, me conformo con verlos ya que muy dentro de mi la esperanza de poder hacerlo se había ido.

- ¿Cuales serán sus nombres?- pregunta con una sonrisa.

- Gareth Agag - respondo.

- Matthew David- dice Gunther al mismo tiempo que yo, por un momento los nombres me suenan extraño pero me gustan- oh mierda mis hijos tienen nombres de ganadores- me besa con ansias robándome el aliento, muerde mi labio inferior con fuerza haciéndome gemir de dolor

- ¡Gunther!- chillo, eso realmente a dolido.

- Te amo con locura, pastelito.

El doctor vuelve a sonreír y pide que lleven a los niños a la UCI, me siento agotada a pesar de no haber hecho ningún esfuerzo físico, afuera hay demasiado ruido pero no le presto atención quiero descansar necesito hacerlo, Gunther acaricia mi rostro haciéndome sonreír, besa castamente mis labios pero alguien afuera grita su nombre me dice que lo espere y asiento no es como si pudiera irme.

-¡Doctor Kraus!- una chica entra a la habitación demasiado agitada- lo necesitan en otra habitación, hay una chica apuntó de dar a luz.

La mayoría de personas salen de la habitación, solo una chica de cabello rubio se queda a mi lado, su mirada hace que las partes de mi cuerpo que no se encuentran adormecidas tiemblen, el mismo hombre de noches atrás entra a la habitación, sus ojos marrones se encuentran con los míos y sonríe. Odio admitir que le temo, cuando estoy a punto de gritar la chica pone algo en mi boca, su voz hace que algunas lágrimas se resbalen por mis mejillas mientras mis ojos pesan, él le da unas indicaciones más mientras su mirada va a la puerta.

- Tienes que apresurarte- susurra, muerdo uno de los dedos de la chica haciendo que un poco de líquido entre a mi boca.

- Dulces sueños Megán- me enseña una pequeña jeringa con un liquido transparente antes de introducirla en una de las venas de mi brazo.

Antes de cerrar mis ojos por completo siento nuevamente sus labios sobre los mios. Te odio Jeremy.

Perdón la tardanza esperó les gusté. Por cierto ¿De dónde son?

Una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora