Gemelos...
La palabra se repetía una y otra vez en mi cabeza, no sabia que hacer ahora, el miedo de tener una personita a la que cuidar me asustaba ahora me imaginaba con dos, más llanto, más pañales sucios, más dinero para costear sus cosas mas noches en vela, pero lo más importante, iba a tener más felicidad y amor, iba a enorgullecerme por dos, iba a luchar a capa y espada por dos, incluso por su padre que solo era un idiota.
- esperó esto sea una buena noticia- asiento con lágrimas en los ojos- su padre a de ponerse feliz en cuanto le des la noticia.
- oh si claro- Ian ríe de manera sarcástica y lo golpeo.
- muchas gracias doctora- ella asiente y me pasa una toalla humedad.
Limpio mi vientre con cuidado, Ian recoge mis cosas y ambos salimos con una sonrisa, tomo mi teléfono para hablar con mamá y en cuanto le doy la noticia oigo sollozos, Agne grita con mucha fuerza cuando mamá dice la noticia en voz alta y Thomás toma el teléfono.
- felicidades- respondo un gracias y el sigue- siento tanto lo de la última vez pero... Estaba enojado Meg, siempre fuiste tan inteligente que esto me tomó por sorpresa, desearía haber estado a tu lado y recibir la noticia de las dos galletitas.
- puedes venir en dos meses, la doctora dice que en ese tiempo podremos saber sus sexos- el responde emocionado que allí estará y cuelga.
Me aferro al brazo de Ian quien va mas que feliz, al verlo solo puedo pensar en Gunther, maldita sea que no podía sacarlo de mi cabeza, bueno si podía, pero el solo se iba cuando Hans estaba a mi lado, era como si al estar al lado de Hans todo se desvaneciera y solo quedáramos los dos, decido llamarlo y contarle la noticia, después de todo esto es bastante importante. Cuando marco su numero y presiono llamar este se va de inmediato al buzón de mensajes, es algo bastante raro ya que Hans siempre tiene el teléfono en sus manos. Decido ignorarlo y prestarle atención a Ian quien pide que vayamos a celebrar.
(***)
Unas grandes manos tapan mis ojos y estoy a punto de gritar hasta que siento sus labios presionarse en mi mejilla, el olor de su perfume siempre me hace querer inhalarlo lo mas que puedo soltando un suspiro, como siempre ríe y siento sus manos rodear casi de manera temerosa mi vientre, parpadeo acostumbrándome a la luz del sol, que hoy de alguna manera ha salido de entre las nubes dándonos un poco de calor.
- pensé que no vendrías- dejo un sonoro beso en su mejilla.
- jamas te dejaría plantada- responde con esa hermosa sonrisa- dijiste que querías ir de compras y aunque ese no es mi plan favorito te acompañare.
- nunca me decepcionas- dejo esta vez un beso en sus labios pero me separa de golpe, frunzo el ceño sin entender que es lo que pasa pero el señala mi vientre.
- no puedo conformarme con un simple toque- se separa un poco para no aplastar mi vientre y me besa como se debe.
Su lengua delinea mi labio inferior muy despacio para luego hacer lo mismo con el superior, abro un poco mi boca para recibirle y nuestras lenguas parecen danzar de alegría, muerde un poco mi labio inferior y de repente siento sus manos en mi trasero, doy un pequeño respingo cuando aprieta una de mis nalgas, lo alejo un poco tímida, mis mejillas se sienten demasiado calientes y juro que mi cara debe estar peor que un tomate. Él pasa una de sus manos por mi cara delineando mi rostro, se queda una fracción de segundos delineando mis labios para luego morderlos. Sus pupilas están muy dilatadas y mis planes de ir a comprar han cambiado.
- deberíamos ir a casa- dice casi de manera forzada- a mi casa por supuesto- asiento.
Toma mi mano, tira un poco de mi para ir hasta donde supongo estaciono su auto, el calor a empezado a crecer en mi vientre, cruzamos el centro comercial de manera fugaz, o es lo que a mi me parece, pues no nos detenemos, solo caminamos a prisa, su auto no se encuentra en el estacionamiento, Hans me dice que lo dejo a un par de cuadras de allí porque ya había tenido un par de inconvenientes con el centro comercial. Cuando por fin llegamos donde se encuentra su auto me detengo a unos cuantos metros de él. Hans sigue el camino, abre la puerta del copiloto para mi pero mis pies no se mueven, el calor que hace unos segundos quería arrasar conmigo ya no esta, la calidez de mi vientre se ha ido por completo, ahora solo siento miedo.
No se supone que ahora deba ser tan liberal con mi cuerpo, ya no solo me pertenece, estoy compartiéndolo con dos preciosas galletitas a las que no imagine tener nunca, no se trata simplemente de satisfacer mis deseos, se trata de cuidar el lugar donde están creciendo mis bebés. Camino hasta Hans, quien ha visto como mi animo ha descendido bastante, subo al coche con su ayuda y cundo él se sube suspiro.
- ¿Pasa algo?- pregunta en un susurro, no me mira, mantiene su vista pegada al volante.
- No puedo hacerlo- contesto con una pequeña sonrisa- Lo siento Hans, pero no puedo.
- Entiendo- levanta y deja caer sus hombros como cuando era niña y mamá discutía conmigo, resignada porque sabía que no iba a conseguirlo.
- No quise jugar contigo te lo juro, pero ahora no se trata solo de mi- suspiro, ni siquiera se porque le estoy dando explicaciones- si hubieses llegado un poco antes quizá en este mismo momento estuviese sobre ti devorándote, pero justo ahora no deseo más nada que cuidar y amar a mis galletitas. No hay nada mas importante que eso- Hans intenta refutar con el argumento de que ira despacio, que no va a dañarme pero lo paro antes de que en uno de mis tantos arranques lo golpee-no voy a hacerlo Hans, no voy a fingir que esta bien solo por acostarme contigo.
Ambos nos quedamos en silencio por un buen rato, mi teléfono vibra demasiadas veces en mi bolso pero lo ignoro, una chica de mi edad lleva de la mano a un pequeño niño rubio que juega a no pisar las lineas del pavimento, los observo como toda una acosadora porque es una escena bastante linda, ella se agacha a la altura del pequeño y no se que es lo que le dice pero el niño sonríe en grande, corre y se tira a los brazos de un chico que al igual que el niño tiene el cabello rubio, luego los tres caminan tomados de la mano. Admito que ver eso me parte el alma, mis galletitas quizá no vayan a vivir algo como eso, porque su padre decidió echarnos de su vida, sin embargo se que tanto Ian como Thomas, le daran a mis hijos mucho más amor que el que estoy segura, Gunther les hubiese dado.
Finalmente le pido a Hans que me lleve a casa, hacemos el viaje en silencio hasta mi departamento, al llegar vemos a Ian parado en la entrada como todo un padre sobreprotector apuntando a su reloj.
- Lo entiendo Meg, el sexo no es lo importante en una relación... yo no quiero que acabe aquí.
- Tampoco quiero que se termine, pero en este momento de mi vida cuidarlos es lo que importa.
- Los cuidaremos juntos.

ESTÁS LEYENDO
Una Noche
Romanzi rosa / ChickLitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!