Maratón 2/3
- así es- volví a besar sus labios, su entrenador grito fuerte su nombre y tuvimos que separarnos.
Volví a tomar asiento con la sonrisa mas tonta que algún día había tenido, eso había sido fantástico, nunca nadie me hizo sentir de la manera en que Gunther lo hacia, seguí observando lo que quedaba del juego, pero en realidad mis ojos siempre estaban puestos sobre mi alemán, cada movimiento o esfuerzo que hacia, como su rostro se contraía al sentirse impotente por no lograr mantener la pelota en su poder por mucho tiempo, pero sobre todo me gustaba como me buscaba con la mirada así fuera por una milésima de segundos. Cuando por fin el partido dio fin, me acerque lo mas que pude a la barrera que nos separaba, pero Gunther estaba bastante ocupado con un periodista.
- ¿crees que Gunther pueda conseguirme la firma de todos sus compañeros?- me gire a ver a mi hermano- vamos Meg soy tu hermano favorito.
- eres mi único hermano idiota- sonrió y paso su brazo por mis hombros.
- así que te iras a España- lo mire por un momento pero el tenia su vista al frente- Meg jamas me he metido en tu vida amorosa, pero quiero que tengas cuidado, no todos somos lo que aparentamos.
- ¿a que te refieres?-esta vez si me miro a los ojos, el azul claro de sus ojos siempre me había gustado, desde niña pensé que sus ojos eran un pequeño pedazo de cielo.
- a que todos actuamos de manera diferente para alguno de nuestros propósitos- fruncí mi ceño- no quiero decir que ese alemán lo este haciendo, pero no quiero que salgas dañada o herida de lo que sea que tengan ustedes.
bese su mejilla y abrace su cintura con fuerza, parecía que todos estaban preocupados por lo que fuera a pasar con Gunther y conmigo pero debían entender que yo era una adulta, si me había arriesgado con esto era porque sabia que tanto algo bueno como algo malo podía pasar y yo estaba decidida a correr cualquier riesgo, solo quera poder sentirme bien y feliz por lo que me quedaba aqui en Alemania, después podía arrepentirme o sonreír. Gunther se acerco hacia nosotros y el primero en atacarlo fue mi hermano, las chicas también se acercaron a felicitarlo, yo espere paciente mi turno de poderme lanzarme a sus brazos y besarlo.
- ven conmigo- susurro en mi oído, asentí y tome la mano que me ofrecía.
Nos llevo por el pasillo que minutos antes sus compañeros habían cruzado, su mano se había aferrado a la mía con un poco mas de fuerza pero sin hacerme daño, estaba nerviosa, no entendía para que me había traído aqui, pero como siempre me daba igual, aqui lo único importante era que Gunther no había parado de sonreír, nos hizo girar hacia la derecha y frente a mi estaban todos los hombres que minutos antes habitan estado jugando, su entrenador también estaba allí junto a otros hombres que la verdad no sabia que hacían, carraspeo su garganta y todos se giraron a vernos, jamas había sentido mis mejillas tan calientes, ni mis manos tan sudadas.
Solté la suya para poderla limpiar con mi abrigo, el se alejo de mi un poco y los chicos parecían intrigados en saber quien era, de seguro seria una mas de las chicas que alguna vez andarón con el, no pude evitar que mi corazón se estrujara con solo pensarlo, pero lo disfrace con una sonrisa, el y yo aun no eramos nada, no podía poderme celosa o estar decepcionada por algo tan tonto.
- caballeros, les presento a la señorita Megán O'donell- levante mi mano para saludarlos a todos- MI novia- recalco el Mi
Mi boca por poco y toca el suelo, quise decirle que no me lo había preguntado, pero estaba tan malditamente feliz de que me hubiera llamado de esa forma que lo único que pude hacer fue acercarme a él y enredar uno de mis brazos en su cintura, deje caer mi cabeza en sus fuertes y tatuados brazos, mientras el acariciaba de manera dulce mi mejilla.
- así que tu eres la chica que ha tenido mas idiota de lo normal a nuestro amigo- un hombre de tez oscura se acerco a nosotros, no tenia ni un solo cabello en su cabeza, sus ojos marrones eran grandes al igual que sus labios, su sonrisa era amable por lo que yo se la devolví- Bernhard Friedmann a tus servicios dulzura- beso la mano que tenia libre.
- déjala Friedmann, es mía- el chico volvió a besar mi mano y se alejo de nosotros.
Uno por uno empezaron a acercarse y presentarse, algunos eran bastante amables mientras que otros solo me hacían sentir incomoda con sus comentarios, solté la mano de Gunther y salí de allí pues me sentía abrumada, escuche sus pasos tras de mi, me gire para verlo a los ojos y se diera cuenta de que solo necesitaba un poco de aire.
- lo siento, no suelo presentarles ninguna chica, por eso todas esas preguntas- enarque una de mis cejas, era momento de ponerlo nervioso.
- ¿desde cuando soy tu novia?, que recuerde jamas me pediste serlo- su sonrisa se borro y sus hombros cayeron, él no estaba nervioso parecía mas bien asustado.
- ¿no quieres ser mi novia?- parpadee un poco desconcertada, claro que lo quería solo esperaba que me lo pidiera.
- claro que quiero Gunther.
- entonces ¿quieres ser mi novia?- volvió a sonreír.
- umm no lose- puse mi mejor cara de estarlo pensando, Gunther se quito su camisa y empezó a acercarse- si te quedas así un poco mas podrías conseguir lo que quieras de mi.
Ambos sonreímos, cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi, tomo mi rostro entre sus manos pero no me beso, solo acaricio mis mejillas y repartió besos por toda mi cara excepto mis labios, que se habían entreabierto para recibir la calidez de los suyos, bajo una de sus manos por mi cuello, el valle de mis pechos y la dejo presionada en mi vientre, las mariposas y el fuego que había dentro de mi parecían haberse combinado por que tenia el estomago revuelto, tanto de tenerlo cerca, como de sentir sus caricias.
- ¿ahora me dirás que si?- negué- ¿no?- hizo descender su mano un poco mas, mi respiración empezó a acelerarse, intente alejarme pero sus piernas habían inmovilizado las mías- ¿y ahora?- su boca estaba a solo unos centímetros de la mía- asentí- dilo Megán.
- s..si- beso mi boca tan lento y sensual que sentí que iba a caerme.
- ahora si eres mía.
ESTÁS LEYENDO
Una Noche
ChickLitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!