Capitulo 2

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Me despierto por unos besos húmedos y unas gotas que me caen directo en el rostro, me giró para ver de quien se trata y veo a Ian con su cabello húmedo a unos centímetros de mi, sonrió pero vuelvo a acostarme.

- ¿cuando iras a ver a tu padre?- abro solo uno de mis ojos para ver que es lo que hace Ian.

- me iré mañana, tengo que hacer compras- un bostezo salio de mi boca- ¿me acompañas?

- ¿que obtendré a cambio?- mi ceño se fruncio- es broma muñeca, iré a casa para darle de comer a lucio y te veo en el centro comercial a las dos- asenti.

Ian se quedo por un rato más, me dejo el desayuno listo e incluso me ayudó a dejar mi casa arreglada para el viaje. Tenía que ocuparme de ese asunto, estaría por fuera cerca de dos meses y no dejaría que mi departamento cogiera mucho polvo, contrataría a alguien para que lo limpiara cada fin de semana de estos dos meses.

Tome un pantalón de mezclilla, un jersey rosa y unos tacones color crema, me di un vistazo en el espejo y no me veía mal, mi cabello era un desastre así que lo recogí en un moño mal hecho, algunos mechones salieron de el pero no me moleste en volverlos a poner en su lugar.

Apenas salí de mi casa un taxi ya me esperaba, mi paga era buena y podría comprarme un auto de sobra, pero para ir al trabajo solo me tomaba veinte minutos a pie, gracias a ello siempre podía apreciar cosas diferentes y hacer que con eso mi día cambiara. Divisé a Ian en una de las heladerías, él coqueteaba con una hermosa rubia, la chica era tímida el rubor en sus mejillas la delataba.

- Ian deja de acosarla y vamos a comprar lo que me hace falta- la chica se sonrojo un poco más- cariño ¿quieres darle tu número?, él no te dejara en paz hasta que se lo des- la chica asintió.

Seguí mi camino a pasos lentos, esperaba que Ian algún día sentara su cabeza y dejara de ser un maldito play boy, puede que no sea una mujer de muchas relaciones porque durante todo este tiempo solo he tenido dos novios los cuales fueron un asco, pero cuando me comprometía siempre le era fiel a mi pareja.

Por fin llega a mi lado con una sonrisa, pasa uno de sus brazos por mis hombros y nos lleva hasta una tienda de hermosos vestidos, la cual señalo. Pasamos por varias tiendas hasta que doy por terminada nuestra tarde de compras, le ofrezco un café y gustoso acepta mi invitación.

- ¿Cuánto te quedaras en Boston?- él bebe de su capuchino mientras yo juego con mi taza de café con leche.

- solo dos días- me incomoda un poco este tema, pero Ian es mi mejor amigo- sabes que odio a la nueva esposa de mi padre y a su hijo que siempre busca la oportunidad para acercarse y toquetearme.

- deberías llevarme contigo, yo podría patearle el trasero a ese imbécil- sonrió, siempre tan protector- por cierto ¿Qué edad tiene?

- veintisiete años, pero aún es un niño de mamá, por lo que se mudó junto a ella a casa de mi padre- bufo, no entiendo como mi padre pudo ser tan tonto, esa mujer solo quiere su dinero, nada más.

Habló por un largo rato con Ian hasta que llegan las siete de la noche, él me lleva hasta casa, al llegar me doy una larga ducha, busco en el armario lo que voy a llevar y solo armó mi pequeño equipaje, tengo que volver a New York para tomar mi vuelo hasta Alemania.

(***)

Por fin el avión aterriza en la ciudad que me vio nacer y crecer, llevaba demasiado tiempo sin venir aquí, pero todo se debe a una cosa: la esposa de Willian, esa maldita arpía se ha encargado de ponerlo en mi contra. Veo a mi padre a lo lejos, lo mejor de todo es que viene solo.

- ¡Megán!- sus brazos se enrollan en mi cuello, a pesar de tener tacones mi padre siempre va a ser mas alto.

- papá me asfixias- rio un poco, él afloja un poco su agarre- te extrañe mucho.

- no vuelvas a dejarme solo por tanto tiempo- esas palabras rompen mi corazón.

Antes de que él se casara con Amelía, nuestra relación padre e hija era bastante sólida, venia todas las vacaciones y la pasábamos muy bien, pero una mañana antes de regresar, él hijo de Amelía intento propasarse conmigo, le conté a mi padre lo que había pasado y no me creyó.

La maldita hija de perra Se había encargado de meterle cizaña en mi contra antes de que yo pudiera siquiera abrir la boca, por eso deje de venir, perdimos el contacto por seis meses, hasta que se dio cuenta de las cosas, intento por todos los medios que todo volviera a ser como antes, pero al igual que él, no di mi brazo a torcer hasta este año.

- papá solo me quedaré dos días- su agarre se esfuma.

- quedate una semana por favor- sus ojos me miran suplicantes, sonrió y el me devuelve la sonrisa. Eso es un si.

(***)

La casa sigue siendo la misma excepto que ahora el color de la fachada es de un rosa chillón, el gran pino sigue cerca de la entrada, no puedo creer que todavía siga allí, conociendo a Amelía pensé que abría convencido a mi padre de quitarlo para no tener recuerdos de su antigua familia.

- tu habitación cambio un poco, como ya no eres una niña pensé que te vendría bien una habitación acorde a tu edad- asiento, ojala las paredes no sean del mismo color de la fachada.

Subo las escaleras y abro la segunda puerta a la derecha, el gran ventanal esta cubierto por unas cortinas de color celeste, hay un pequeño sofá de color blanco, las paredes son de color crema con algunas lineas de color dorado, la cama es enorme, tiene una colcha blanca con toques azules y negros, los cojines son del mismo color. También hay un escritorio con una mac encima, un estante de libros, un televisor gigante y mi XBOX.

- ¿te gusta?- dejo de mirar los juegos que están al lado de la consola.

- es hermosa papá- beso su rubia caballera.

Antes de que él pueda volver a decirme algo la odiosa voz de Amelía hace su aparición.

- ¡osito mira el hermoso vestido que me compre!- enarco una de mis cejas hacia papá pero sólo baja su cabeza.

- sigues dejando que esa arpía haga lo que quiera con tu dinero- estoy enojada, después de todo nada a cambiado.

- Megán- advierte, bufo y salgo de la habitación, necesito salir de esta casa antes de que diga algo que no debo.

Pasó por el lado de esa odiosa mujer quien se queda sorprendida al verme, me siento en las escaleras y enciendo un cigarro, hace mucho no lo hacia pero en este momento es necesario.

No debí haber venido sabia que todo esto iba a salir mal, pero como siempre estoy siendo terca aquí estoy. Levanto un poco mi cabeza y la raíz de que esto hubiera pasado esta delante de mi.

Jeremy.

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