¡Santa mierda! Fue lo primero que pensé en cuanto vi a Gunther de esa manera, no me podía creer lo que estaba sucediendo, sinceramente esto parecía más un sueño que la realidad, pero estaba pasando, el estaba de rodillas ante mi diciendo que me amaba, pero no era como si pudiera creerle o lanzarme a sus brazos por que habían salido las dos palabras más difíciles que todo ser humano teme decir. Ian salió de la habitación con cara amarga y lo entendía, ya pasaban las doce de la noche y ambos debíamos trabajar el día siguiente o mejor dicho en unas horas.
- Gunther levántate- acaricie su cabello rubio, esos hermosos ojos verdes fueron dirigidos a los míos, juro que estuve a segundos de jadear. Sus ojos estaban muy irritados el brillo que había tenido el día de ayer se había perdido.
- No Megan- sus palabras estaban siendo arrastradas y entonces me di cuenta de algo, Gunther había estado bebiendo y por eso estaba aquí pidiéndome disculpas.
- Estas borracho- afirme enojada- vete Gunther no es buen momento, necesito descansar.
- ¿Por qué eres tan terca?- se levanto del suelo y dejo un beso rápido sobre mis labios- ¿escuchaste lo que dije?- asiento- pues no voy a irme de aquí Megan, no me importaría raptarte si con eso consigo que jodidamente escuches la puta verdad.
- Estas siendo un grosero Gunther, vete- Ian me hizo dar un paso hacia atrás, en cuanto sus hombros se hicieron hacia atrás y su barbilla se alzo supe que nada iba a estar bien,
Hizo una señal con sus manos para que fuera a la habitación pero no iba a moverme de aquí, si lo hacía estaba muy segura de que alguno de los dos o mejor dicho los dos iban a parar a un hospital, la mirada de Ian estaba cargada de todos menos amabilidad, claro que la de Gunther que por un momento parecía desorientada ahora estaba llena de enojo. Ambos se estaban retando con la mirada y eso no era nada bueno, no conocía a Gunther en sus momentos de enojo pero podía afirmarles que Ian enojado no era nada dulce.
Dio un paso hacia delante, sin verlo venir le dio un puñetazo a Gunther quien se tambaleo pero no hizo nada por defenderse en ese instante, Ian volvió a lanzar un golpe y Gunther una patada hacia su estomago, una mueca de dolor surco su rostro pero de la manera que llego se fue, sus ojos ya no parecían azules, más bien parecían un gris demasiado oscuro, esta vez ninguno presto atención a mis gritos, los dos estaban dándose una paliza y nadie podía ayudarme, corri hasta la sala y llame a la única persona que podía ayudarme ahora, en cuanto su voz adormilada me contesto me solté a llorar.
- ¿Qué pasa Megan?- se escuchaba preocupado, le dije de inmediato lo que pasaba y escuche movimiento- llama la policía mientras llego.
- No puedo hacerlo Hans- dije viendo como Gunther le daba un buen puñetazo a Ian, ambos tenían sangre e incluso la camisa de Gunther estaba salpicada de ella- ven pronto van a matarse.
Corte la llamada y aunque me dolía lo que iba a hacer sabía que era por su bien, no tardaron mucho en responder y decir que iban en camino, esperaba no se tardaran, no podía con la idea de saber que esto lo hacían por mi culpa. Los gritos de ambos estaban asustándome, la parte baja de mi estomago empezó a doler y mi grito fue suficiente para llamar la atención de los dos hombres, el dolor iba en aumento, sentía como si algo se estuviera desgarrando dentro de mí y juro que jamás en mi vida había tenido tanto miedo como ahora.
- Mis bebes- dije con lagrimas, Ian abrió muchos sus ojos, a pesar del mal aspecto que tenía su rostro y de que sus manos estaban llenas de sangre se acerco y tomo mis mejillas.
- ¿Qué pasa Meg?- lloriquee señalando mi vientre, esto dolía como la mierda.
- Aun no es tiempo Ian, ellos están muy pequeños- una de mis manos fue sostenida por Gunther quien hablaba muy asustado por teléfono.
Tenía demasiado miedo, se suponía esto no debería estar pasando pero vaya mierda que dolía, sostuve mi vientre entre mis manos viendo como Ian corría hacia la habitación por sus zapatos y los míos, Gunther me tomo entre sus brazos y sin pedírselo corrió conmigo hasta el ascensor, Ian grito que nos alcanzaría pronto pero estaba asustada, me acurruque en su pecho tratando de sentirme segura y odie que esto en verdad pasara, a pesar de que el licor era reconocible en su cuerpo el olor que desprendía su ropa era embriagante. Ian llego hasta nosotros y gracias al cielo su auto no estaba tan lejos, Gunther me dejo en la parte trasera mientras subía del otro lado.
- ¡Esto es tu maldita culpa!- el grito de Ian me hizo pegar un respingo- eres un maldito bastardo de mierda, no la mereces, de ninguna jodida manera lo haces, sin embargo vienes a casa y pretendes que con decirle te amo ella caerá a tus pies como si nada hubiese pasado- respira hondo y vuelve a hablar- ¿piensas que dejare que Megan vuelva a tu lado? Porque créeme eso no va a pasar, sería un pésimo amigo si dejo que Megan se acerque a una basura como tú de nuevo- el dolor solo va en aumento y sus gritos sinceramente no me ayudan.
- Soy el padre de sus hijos- es la respuesta de Gunther, creo que eso pone de peor humor a Ian pues el auto va a una velocidad que provoca un gran vacío en mi estomago- no vas a impedirme estar al lado de la mujer que amo, no voy a hacerlo, es su decisión no la tuya- escupe con rabia.
- Por favor no mas- lloriqueo, vuelvo a llevar las manos a mi vientre y lloro con más fuerza- si quieren matarse háganlo, pero mis bebes necesitan ser atendidos en este momento.
Parece que mis palabras los hacen entrar en razón pues se callan, susurro palabras a mi vientre esperando que no sea nada malo que esto sea normal pero vaya mierda que duele, siento como si algo dentro de mí se estuviera desgarrando y no quiero pensar que es lo que he estado leyendo muchas horas por Internet, por favor que no sea eso, no se si pueda soportar algo así, estoy bastante ilusionada con ellos, si bien no los quería conmigo al principio justo ahora no quiero que nada malo les pase. Gunther me susurra que todo esta bien, que nada malo les pasara a ellos y a mi. Le creo, es lo único que puedo aceptar en este momento.

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Una Noche
ChickLitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!