Capitulo 39

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Cuando el doctor acaba de revisarme espero expectante por su respuesta, necesito recibir una buena noticia pero esta no llega, él solo se encoge de hombros como diciendo "lo siento pero aun no es tiempo" las lágrimas se acumulan de inmediato en mis ojos haciendo que mi vista fuera borrosa, mamá que no se había separado de mi en ningún momento le dio un apretón a mi mano pero la solté con un poco de rabia. Nada estaba saliendo bien, los bebes habían estado mejorando pero no lo suficiente para poder salir de aquí, Gunther tenia prohibidas las llamadas llevaba quince días sin hablar con él cosa que me tenia un poco deprimida ya que me había acostumbrado a su voz por las noches, a los acordes de su guitarra en las madrugadas y a sus dulces gestos al hablarle a los niños.

- Megan no llores- mire de mala manera a mi hermano, tape mis ojos con mi antebrazo para que no me vieran de esta manera, a pesar de que me alimentaba lo mejor que podía y tomaba todos los medicamentos que me daban a diario mi aspecto era horrible, tenia ojeras, mis brazos estaban delgados, pero mi panza era enorme, mis pies habían empezado a hincharse y dolían cuando si quiera me levantaba.

- Lo necesito aquí a mi lado- dije de la nada haciendo que en la habitación se instalara un silencio incomodo- es su responsabilidad- esta vez el enojo se había hecho presente- yo no hice a mis galletitas sola el contribuyo demasiado, derramo litros de semen en mi...

- ¡Megan por Dios!- grito mamá haciéndome reír, pero era cierto Gunther había sido el mayor contribuyente en la creación de los dos pequeños pateadores que llevaba en mi vientre.

Ambos salieron de la habitación cuando las horas de las visitas acabo, a pesar de que mamá sugirió que podía acompañarme el resto de la noche negué, necesitaba estar sola por un rato ya que parecía que ninguno de mis amigos y familiares podía dejarme sola, no era como si fueran a raptarme o que yo fuera a escaparme pero entendía que mi estado era lo que mas les preocupaba. A eso de las once de la noche la puerta se abrió dejándome ver una sombra de mas o menos un metro ochenta, mi cuerpo se paralizo por un instante al mismo tiempo que sentí como un pequeño nudo se formaba en mi garganta, necesitaba con urgencia pedir ayuda pero mis cuerdas vocales parecían no servir.

No moví ni un solo dedo en cuanto la sombra se acerco demasiado a la cama, el único instinto que tuve fue cerrar muy fuerte mis ojos rogando mentalmente que quien fuera que hubiese entrado a la habitación se compadeciera de mi estado y se marchara de nuevo pero eso no paso, la sombra hizo a un lado la sabana y empezó a tocar la piel desnuda de mis piernas, me estremecí un poco haciendo que la sombra se riera de mi pero al fin se canso de manosear mis piernas volvió a taparme con la sabana y cerro la puerta con pestillo, por fin sentí como mis articulaciones se relajaban haciendo que mis músculos dolieran un poco, no entendía porque ese hombre había venido a mi habitación pero temía que lo volviera a hacer, no por mi sino por los bebes, no quería que les sucediera nada.

(***)

Se suponía hoy veinticinco de abril era mi cumpleaños también cumplía seis meses de embarazo pero era el día mas horrible que había tenido en todo el 2016, nadie había llamado ni aparecido por la puerta, me sentía tan sola que quería llorar. Esta fecha siempre se había convertido en algo malo desde que Jeremy intento abusar de mi justo después de llegar a casa un poco ebria por haber celebrado mi cumpleaños. Pensé que Gunther rompería su castigo y llamaría o vendría a verme como suele suceder en muchas historias pero eso no paso.

Mi desayuno feliz fueron unos huevos sin sal, un trozo de pan bastante viejo, caldo con sabor a pollo insípido y un poco de chocolate, ¡Lo mas delicioso que había probado en mi vida! Mi madre diría que muchos estarían agradecidos por esto, pero a mi parecer nadie merecía que le dieran algo así.

- Señorita O'donell- levante mi mirada de la taza de chocolate para enfocarme en la rubia que estaba en la puerta- las visitas han sido canceladas el día de hoy, la sala de emergencia se encuentra restringida por el momento y es la única entrada para acceder a este lugar- asentí- si la restricción es levantada daremos acceso a sus visitantes... por cierto, que tenga un muy feliz cumpleaños.

Estuve a instantes de lanzar la taza al suelo y reír como una desquiciada pero me contuve, tantas cosas malas no podían ocurrirme a mí en este día. Me límite a darle las gracias para después oírla decir lo mismo en otra habitación.

- Hubiese aceptado la idea de mamá- susurré al aire, el portátil que nunca había cerrado emitió un sonido, sabia que era una vídeo llamada pero no quería cogerla.

A eso de las tres de la tarde cuando me encontraba aseada y con una mejor cara la enfermera anuncio que la pequeña restricción impuesta por medidas de seguridad había finalizado, le di un gracias acompañado de una pequeña sonrisa, volví a tomar el teléfono junto al portátil viendo la cantidad de llamadas y mensajes que había en el, la mayoría eran de las personas más importantes que tenia, algunos familiares lejanos, amigos que conservaba de la secundaria y Gunther.

Su nombre acompañado por un pequeño número seis me hizo sonreír, vi cada uno de ellos regocijándome de alegría, decidí hacer una vídeo llamada pero esta se vio interrumpida pues la puerta se abrió dejándome ver a las personas que más amaba.

- ¡Feliz cumpleaños!- Ian fue el primero en abalanzarse hacia mi.

- Pensé que lo habían olvidado.

- Nunca- esta vez fue Thomás quien se acerco para darme un abrazo- estamos aquí desde las nueve de la mañana pero ya sabes lo que paso.

Me estaba volviendo demasiado llorona pero este tipo de cosas siempre me habían encantado, no era muy fan de recibir regalos pues me sentía una interesada pero los regalos no solo eran para mi sino para mis galletitas. El pastel de cumpleaños que había hecho mamá estaba tan delicioso que tuve que comerme mas de dos trozos.

- Gracias por estar aquí- las lágrimas se desbordaban por mis ojos como llaves- los amo.

- Oh Megán nosotros te amamos mucho más- abrace con demasiada fuerza a Marián y a mamá, Agnet lloraba en los brazos de Thomás mientras me miraba con una sonrisa.

De nuevo el portátil emitió un sonido y supe de quien se trataba al igual que todos ya que salieron de la habitación.

- ¡¿Donde estabas joder!?- su grito me hizo estremecer- he tratado de contactarme contigo todo el día Megan, estuve a punto de mandar todo a la mierda y tomar un jodido vuelo porque tu no querías aceptar mis llamadas, estaba tan asustado de que les hubiese pasado algo que yo sim...

- Gunther, respira- fue lo único que pude decir ya que no estaba entendiéndole- ahora por favor habla con un poco mas de calma.

- Estaba asustado- su mirada iba por todo mi rostro tratando de encontrar algo pero al ver que me encontraba en perfectas condiciones soltó un suspiro- por cierto Feliz cumpleaños amor- Sonreí, de su espalda saco una pequeña caja y mi respiración se atasco- no se si este sea el mejor momento para decírtelo pero te amo, me encantas Megán eres una de las mejores cosas que pudo llegar a mi vida y al ver esta tarde este anillo la única persona que vino a mi mente fuiste tú. Tú y esa encantadora sonrisa, ese desordenado carácter y esa bonita forma de amar que tienes, no voy a prometer bajarte la luna o regalarte una constelación pero si puedo prometer amarte, puedo asegurarme de hacer de nuestros días algo inolvidable, prometo darte razones para que cada día me ames más e incluso cuando vengan esos días en los que quieras matarme porque he hecho algo mal con los niños o en la casa voy a llevarte como un cavernícola a la cama y hacerte el amor una y mil veces para que tu enojo se disipe- retrocedió un par de pasos atrás dejándome verlo sobre una rodilla- Megan O'donell, ¿Me harías el hombre mas feliz aceptando ser mi esposa?

- No Gunther, no puedo.

Una NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora