En este preciso instante sentía que quería acabar con todo o todos los que me rodeaban, haberlo recuperado y volverlo a perder era incluso mas doloroso que la primera vez, lo peor no era solo eso sino que estaba tendida en una cama de hospital sin poder ir a despedirlo, verlo por una pantalla no era lo mismo que tenerlo en persona, quería abrazarlo, besarle e incluso gritarle lo estúpido que era por hacerme llorar pero no podía, ademas de eso tenia en frente de mi al estúpido de Jeremy, Ian me estaba odiando por haber aceptado empezar nuevamente con Gunther y no quería verme, sabia que en cualquier momento su enojo se iría pero ahora lo necesitaba más que nunca.
- No llores amor- Gunther acerco su mano a la pantalla y no pude evitar llorar mas fuerte- te prometo que solo serán tres meses.
- Es mucho tiempo- susurre- solo...no vayas a olvidarte de mi.
- Jamas lo haría Megan- la pantalla se apago de pronto, levante mi mirada dándome cuenta que Jeremy tenia en sus manos el cargador del portátil.
- Te odio tanto.
Su risa me dio dolor de cabeza, quería lanzarle a la cabeza la jeringa que se encontraba en mi brazo pero ni mis fuerzas eran muchos ni tampoco quería ir a la cárcel, ya tenia demasiados problemas como para lidiar con eso, mis ojos pesaban tanto pero no podía dormir, no cuando estaba en una habitación sola con ese bastardo, esperaba que mi padre no se demorara mucho en el teléfono, los bebes habían estado tan inquietos en la madrugada que no pude dormir mucho, ademas de eso había esperado toda la noche despierta para despedirme de Gunther pero su agente ni siquiera dejo que se acercara al hospital. Odiaba a ese hombre, ademas parecía que el sentía el mismo sentimiento hacia mi.
El hombre ni siquiera quería hacer publico mi embarazo, poco o mucho me importaba, el hacerlo solo ocasionaría que estuviera lidiando con periodistas maleducados y entrometidos queriendo saber hasta el ultimo detalle sobre nuestros hijos, sobre nuestra relación o incluso sobre nuestro tiempo separados, ni loca yo quería eso, pero al parecer para Gunther era demasiado importante. No me importaba ser solo la chica que había sido tan estúpida como para enamorarse en un mes de un futbolista idiota y haber quedado embarazada una noche en la que ambos decidieron llevar a mas su extraña y corta relación.
- No entiendo que es lo que ve ese rubio en ti- no conteste, seguí con mis ojos cerrados y masajeando mis sienes- él solo quiso meterse entre tus piernas, si esta aquí es porque se siente en la obligación de cuidar de sus hijos- no quería escucharlo esa idea había rondado en mi cabeza una y otra vez- o sea piénsalo bien, alguien como él que se encuentra rodeado de mujeres con cuerpos tan despampanantes y rostros angelicales se fijaría solo en alguien como tú para algo duradero- al parecer de mi boca salio un pequeño gruñido porque Jeremy rió como nunca- eres demasiado común Megan, no eres en realidad la gran cosa.
- ¿Tú si?- mi voz sonó tan dura y llena de odio que me sorprendí un poco- porque hasta donde se sigues siendo el cerdo mantenido que conocí hace mas de tres años, aun vives del dinero que tu madre roba de mi padre y ¿sabes lo peor?- sus manos se hicieron puños a cada lado- te encanta vivir del dinero que mujeres con el corazón roto o viudas te dan en sus momentos de soledad, porque si Jeremy, se que eres un maldito gigoló, se que follas a mujeres por dinero porque eso es lo único en lo que asumo eres bueno, si ahora me estas diciendo todo esto es porque a una de las mujeres que querías follar gratis no quiso, intentaste hacerlo a la fuerza y como no pudiste cumplir tu maldito cometido tiras mierda sobre mi para hacerme sentir inferior, pero no vas a lograrlo de ninguna jodida manera así que si puedes hacerme el favor lárgate y no vuelvas mas.
- Voy a irme ahora pero no pienses que las cosas se quedaran así, no me conoces Megan, no me subestimes.
Salio dando un portazo y bufe, demasiadas cosas para un día y aun no acaba, necesitaba a Ian, lo necesitaba muchísimo.
(***)
- Entonces ¿como vas con Hans?- acaricie mi vientre de manera distraída mientras veía nuevamente mi teléfono.
- Uhm Megan no creo que sea buena idea que hablemos de él- Marián se removió incomoda en el sillón.
- Tonterías, solo cuéntame prometo que no voy a enojarme- ella asintió.
- Hans es ¿fabuloso? no lose Megan él simplemente logra volverme loca con un simple hola, es muy comprensivo, cariñoso y siempre esta al pendiente de mi. Hace días fue a mi trabajo y salimos a comer, al despedirse me dijo que esperaba le gustara su regalo, al principio pensé que estaba loco pero en cuanto llegue a mi lugar había un hermoso arreglo floral sobre la mesa- su suspiro me hizo reír, jamas había oído salir uno de sus labios.
- Vaya y yo que pensé que odiabas a Hans- no pude evitar decir, sabia que no debía de estar diciéndole esto pero una parte de mi se sentí traicionada- lo siento, es solo que tú siempre estuviste diciéndome que debía quedarme con Hans y no con Gunther.
- Yo también lo siento Meg, pero es difícil no enamorarse de un hombre como él, aveces siento que soy la peor amiga del mundo por haberte quitado al hombre que estaba tras tu...
- No voy a reprocharte Marián yo también estaba haciendo las cosas mal- quite la mirada de mi teléfono eliminando todos los mensajes de Jeremy que habían llegado hace unos minutos- estaba haciéndole daño a él y a ti, si tú tan solo me lo hubieses dicho desde el principio juro que ni siquiera hubiese tenido algo con él.
Ambas nos quedamos en silencio, mi celular volvió a vibrar en mis manos al parecer su curiosidad pudo mas porque lo arranco de mis manos inspeccionando la nueva imagen que supuse había llegado, su mirada horrorizada me hizo saber que era lo que se trataba y lo tome, la imagen que allí se encontraba me dio escalofríos, ademas de asco, no entendía que era lo que le pasaba pero apostaba que Jeremy se estaba volviendo loco.
- Debes ponerle un alto a esto, Gunther podría mal interpretarlo.
- No lo creo- volví a borrar los mensajes y a centrarme en ella- cuéntame mas sobre tu príncipe azul- dije de forma sarcástica, pero Marian al parecer no lo tomo en cuenta porque siguió parloteando de lo estupendo que era Hans.

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Una Noche
ChickLitNada puede cambiar en una noche ¿o si? Claro que puede, ¡Maldito alemán mentiroso!