Capítulo XXXI: Tiempos Remotos

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Dex

—Bitácora…Planeta Z—113, sector 10, deshabitado, único organismo desarrollado…plantas extrañas…

—¿Dex ya cumpliste tu tarea?—sono el intercomunicador.

—Esta en eso…solo encontré plantas extrañas…estan para clasificar pero ese no es mi trabajo.—decía mientras caminaba hacía mi nave.

—¿Algún problema con el traje?.—pregunto.

—Estás siguiendo protocolos, sabes que el traje está perfecto…pon tu sello, ya cumplí esta tar…—un gran rugido me puso alerta.

—Dex…dijiste que el planeta estaba deshabitado pero en el radar veo otro objeto aparte de ti…

—Ya me enteré Fred…—solté un pequeño suspiro.

—Dex se acerca a ti…repito se acerca a ti…aborta la misión…¡DEX!¡¿DEX?!

[…]

—Esas cosas no están extintas…—dije saliendo de mi nave despues de estrellarme en el hangar.

—¡Rápido primeros auxilios!

[…]

—¿Que rayos fue lo que pasó Dex?

—Esas cosas no están extintas…—intenté ponerme de pie.

—¿A qué cosas?.—me miró fijamente.

—Los dragones…

—Los golpes deben de haberte afectado la cabeza…los dragones fueron asesinados por el antiguo elegi…—lo callé con la mirada.

—Yo se lo que vi Fred.—me puse de pie.—Clasifica a ese planeta con pegatina roja.

—Pero no hay pruebas…—lo volví a callar con la mirada.

—Revisa el traje, la nave y además el rugido que escuchaste…y tu radar…comunica esto a los ángeles…

—No creo que estén para bromas.—me miró incrédulo.

—Maldita sea Fred…iré yo mismo.—caminé con dificultad.

[…]

—Detengase ahí o dispararemos…—dijo por el intercomunicador.

—Soy Dex…código de acceso uno seis uno uno cuatro uno dos.—dije respondiendo al intercomunicador.

—Identificador de voz…correcto…código…correcto…nombre correcto…nave…incorrecta…

—Rafael soy yo por amor de…

—Son los protocolos a seguir…Dex…sirvete  a pasar a la zona número doce.

—Entiendo…—suspire.

[…]

—Gabriel…quiero hablar con Miguel…—dije acercándome a él.

—El consejo de explotadores ya se comunicó con él…si sigues insistiendo tendré que deterne.

—Centellas Grabiel, lo que digo es verdad.—di unos cuantos pasos.

—Detente o no tendré otra opción.—se puso en guardia.

—Rayos Gabriel no me obligues a esto…—seguí caminando.

—Tú no me obligues a esto…—sacó su arco.

—¡No me detendrás!.—corrí hacía él.

—Eso veremos.—disparó tres flechas a una gran velocidad.

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