Capítulo XXV: El Sombrío Sol Nocturno

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Omar

—Ahora posees el conocimiento universal… Miguel, los ángeles, y yo confiamos en ti…—me miró seriamente.—Haré que estos tipos sean juzgados por aus actos.—abrió sus alas, cogió a los tipos de los brazos y salió volando a una gran velocidad.

Pasaron unos minutos de silencio, Gemma seguía en shock, al parecer ella tiene una gran conexión con los ángeles.

—Así que ahora eres un cerebrito universal…—suspiro.

—¿Un cerebrito universal?—la mire confusa.

—Claro antes eras un cerebrito, ahora tienes el conocimiento del universo, combina…

—Ya entendí…—di un gran bostezo.

[…]

—Pero que rayos…—moví la perilla desesperadamente.

Escuche unos pasos, el crujir del piso y el rechinar de las puertas.

—No puedes entrar…—dijo entre sueños.

—Que gracioso Mathias…—lo miré fijamente.

—No es broma, lo digo en serio.—abrió los ojos como un búho.

—Esta es mi habitación.—me puse un poco serio.

—Amigo, amigo…—me abrazo por el cuello y alboroto mis cabellos.—Yo no tome esa decisión.

—Que rayos, ¿tomaste alguna bebida o alguna pastilla?—lo miré confundido.

—Nada de eso, pero enserio amigo será mejor que te retires.

—Muy bien me cansé de la broma, déjame pasar.

—No es una broma, ella no quiere verte.

—¿Ahmeliha?—lo miré confundido.

—¿Quién más?

—Pero porqué…

—Será mejor que le des un tiempo, ahora lo siento pero quiero descansar.—cerró la puerta.

[…]

No tuve muchos problemas para encontrar un lugar donde dormir, después tengo las energías.

—Bien Zeus, ¿Estás seguro?

—Confíe en mí joven.

—Perfecto…

Luego de decir eso mejoré a Zeus creando materia con las energías, ahora se veía más futurista, presione un boton y proyectó una plantalla, en donde diseñe una pequeña carpa y cama para dormir, ya que iba a dormir en la azotea.

[…]

Un mundo cubierto por las tinieblas…una gran ciudad en llamas…una silueta imponente…ángeles y demonios peleando…una gran ciudad cayendo de los cielos…un trompetazo estremecedor…una flecha…una flecha…una flecha atravesando un corazón…

¿Dónde estás? ¡¿Dónde estás?! ¡Nos estamos desvaneciendo!

Esas palabras empezaron a resonar en mi cabeza una y otra vez…

—¿Otra vez tú aquí? ¿Vienes a mi por ayuda?—puso una sonrisa macabra.

—¿Dónde estoy?¿Qué es esto?¿Quién eres?

—La desesperación…puede oler tu miedo.

—¡Ya cállate!—le lancé un ataque de energía.

—No puedes cambiar tu pasado…tus demonios vuelven…deja que te atormenten.

—¡Ya basta!—grité furioso.

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