Capítulo IX: Explicaciones

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Ahmeliha:

Ya han pasado como dos horas y mi padre no vuelve, diantres, si Mathias no hubiese intentado golpear al joven, tal vez se hubiese ido más temprano y no lo hubiese pillado mi padre, aunque yo recién lo conocí hoy, rayos mi padre debe de estar furioso pensando que le oculte sobre él.

—Señorita Amy ya estamos listos para partir.—esa era la voz de Esmeralda, la ama de llaves de casa.

Si era como mi niñera, ya que mis padres no estaban mucho en casa por el trabajo.

—Mi padre aún no vuelve, no podemos irnos sin él.—lo decía con melancolía, mientras miraba por la ventana el lugar donde ocurrieron los hechos.

—Su madre nos espera en el aeropuerto, tal vez allí llegué su padre.—sonrió.—Cambié de cara señorita, él estará bien.—se sentó q mi lado.

—¿Cómo?—sonreí algo confundida.

—Estuve arreglando sus cosas y vi cuando su padre se llevó al muchacho.—sonrió y se paró.—Él es un buen muchacho siempre pasa por aquí con su perrito, que ahora espera en la puerta.

—Espera, Oki-chan, ¿sigue aquí?—la miré confundida.

—Si se refiere al perrito,pues sí, no se movió de la puerta, espera a su dueño…—la interrumpí.

—Bueno iré a ver.—lo dije con un poco de esperanza.

—Wow hablar del perrito le cambió de humor.

—Es que las mascotas tienen un sentido más desarrollado, y si mi padre representaba un peligro para su dueño ya lo hubiese mordido.

—Oh ya entiendo, eso la deja más aliviada, y dígame ¿por qué no le dijo  a su padre sobre el muchacho?¿Y por qué se detuvieron a hablar justo aquí? Teniendo un montón de lugares.

—Por qué recién lo conocí hoy, solo es un amigo y vino a devolverme mi lazo.

—Pero no cualquier amigo conoce su casa.

—Tampoco sabía que conocía mi casa, creo que todas fueron coincidencias.

—Las coincidencias no existen señorita.—me dijo riéndose un poco.

—Iré a ver a Oki-chan mejor.—sonreí algo incómoda, desde pequeña yo le decía eso a ella, y ahora ella me lo dice a mí.

—Llamaré al taxi…

—Podemos esperar un par de horas más…por favor.

—Bueno, pero si su madre llama, tendré que llamar al taxi, no quiero problemas con ella.—sonrió y salio de mi habitación.

[…]

—Vaya amigo, si que eres un perrito fiel.—acarice su bello pelaje.

Él pobre perrito estaba echado en la puerta de mi casa, esperando a su dueño.

—¿Puedo esperar contigo amigo?.—dije sentándome a su lado, el perrito solo se quedó lamiendo mi mano.

Mathias:

Que alguien se apiade de ese muchacho insolente, o sea, si a mí que soy…el mejor amigo de Ahmeliha y me conoce hace mucho, no permite que pase mucho tiempo con ella, imagínense verla hablar con un desconocido; pero eso le pasa por insolente, bien merecido lo tiene.

—Joven Mathias ya debemos irnos.—ese era Arnold, el mayordomo y casi mi mejor amigo, cuatro años mayor que yo.

—Bien llamaré al taxi y nos iremos.

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