Capítulo IV: El poder de la Mente

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Gemma

- ¿Dex, que demonios haces acá?

Estaba furiosa, y ahora él se aparece, le ordené explícitamente que no debe de volver hasta que no encuentre pistas sobre Arkin.

- Pues sentí que algo malo pasaba y decidí venir. - sonrió, algo que pocas veces hace.

- Bueno ahora en vez de buscar  a Arkin, debes de ayudarme a buscar a Omar.

- Dirás Alexander.

Noté que se incómodo al decir Omar, eso es algo raro.

- Como sea, no escapará de aquí.- sonreí confiada y choque mi puño con mi otra mano.

- Pues la seguridad aquí es impresionante, aunque para encontrarlo sería mejor tener una vista de todo el lugar.

- La mejor vista en toda la ciudad angelical, se encuentra en los balcones reales, desde ahí podremos verlo.

- No aseguro nada, lo más probable es que este corriendo como niño perdido.- sonrió con algo de misterio.

[ … ]

- Bien, aquí estamos, he dicho a los centinelas que registren cada rincón de la ciudad, además si logra salir no podrá pasar los muros.

- Por lo menos hay unos doce metros de altura en esos muros.- hizo una pequeña pausa. -  Realmente son inmensos.

- Donde estamos es más alto.- lo miré algo confundida.

- Bien, es momento de mi partida.- miró hacía el horizonte.

- ¿No me ayudarás a encontrar a Omar?- pregunté algo angustiada.

- Ya encontrarás a Alexander…- me miró fijamente, eso causó que yo desviará la mirada, sus ojos tienen algo que me estremecen.

- ¿A…Alexander? Ja, cómo sea, no podrá escapar de aquí.

- Si tú lo dices…- se acercó poco a poco a mí.- Te lo dejo en tus manos señorita  Gemma.- sostuvo mis mejillas con sus manos y empezó a acercar su rostro al mío.

- ¿Qué…qué demonios haces?.- intenté alejarme, pero mi esfuerzo fue en vano, estaba perdida en su mirada.

- ¡Alto ahí…Héroe de la Oscuridad!

Era la voz de Dex, si Dex, el mismo que ahora tenía enfrente mío, pero ¿Cómo es esto posible?. Luego de escuchar el grito, el sonido de un disparo resonó en mis oídos.

Alexander

- Si tú lo dices…- di unos pasos hacía ella.- Te lo dejo en tus manos señorita  Gemma.- sonreí y tomé suavemente sus mejillas.

- ¿Qué…qué demonios haces?.- noté el rubor en su rostro.

- ¡Alto ahí…Héroe de la Oscuridad!

Era el maldito de Dex, que inoportuno. Más inoportuna fue la bala que impactó en cerca a mi ojo derecho.

- Ja, qué buena puntería tienes, querido Dex.- sonreí, y llevé mi mano a mi rostro.- Luego te cobraré por la sangre de hoy.- apreté mi puño y empecé a dar pasos hacía atrás.

- Un paso más y la otra ira en tu corazón.- me miró furioso.

- Es momento de que me vaya.- salté por el balcón.

- ¡Alto, maldito! .- me miró desde la baranda.

- Hasta el próximo truco.- sonreí y cree un aero-deslizador.

- ¡No escaparás!- volvió a disparar, pero esta vez la puntería le falló ya que le dió a mi aero-deslizador.

Ahora sólo tenía que sobrevolar la ciudad y pasar por encima de los muros, será sencillo.

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