Universo Infinito

Capítulo VIII: Reunión del Destino

Omar

—Aún no te puedes ir, hay dos cosas que estan quedado pendiente.—me dijo la joven.

—¿Que cosas?.—volte a verla.

—La primera la tiene que decir él.—"codeo" a su amigo hacia adelante.

—Bien,bien, lo siento…—dijo algo enojado, luego se giró y dijo.—¿Feliz?

—Algo es algo.— soltó una pequeña risa.

—¿No hay de que?.—dije algo confundido.—Y la segunda cosa, ¿Cuál es?

—Pues no me dijiste tu nombre.—desvío la mirada.

—No nos dijo.—corrigió su amigo algo enfadado.

—Pero tú ya me conoces, no dices que soy un súper genio.—lo miré fijamente.

—Solo te veía en el autobús siendo golpeado por David, y la mayoría de estudiantes especulan sobre ti, pero no sé tu nombre.—argumentó algo más tranquilo.

—Solo diré que todas esas teorías que hablan sobre mi son falsas, soy un joven normal como tú…en fin mi nombre es…—alguien tocó mi hombro y me interrumpió.

—No deberías estar acá.—suspiró.—Y ustedes dos vayan a alistarse que nos vamos en unas cuantas horas.

Era mi antiguo maestro de clase, ¿Que estaba haciendo acá?

—Pero papá ya tengo la maleta lista.

—Nada de peros, regresa a casa.—aumentó un poco más su tono.—Y tú también vuelve que tu madre te estaba buscando.—Y en cuento a ti.—me hizo girar y me clavó la mirada.—Te llevaré a casa…

En ese momento no sabía que decir, estaba estupefacto por lo que ocurría, cuando nos quedamos sólos dije.

—No hace falta que me lleve yo vivo a la vuelta.

—Ya te dije que yo te llevaré, ahora espérame acá.

[…]

Pasaron unos quince minutos y volvió a salir en su auto, me hizo una seña para que suba, no sé porqué no me fui, era como que algo me decía o me impedía que me fuera.

—Bueno, tal vez piense que estoy saliendo con su hija, pues yo recién la conocí hoy, solo quise devolverle su cinta.—dije algo nervioso poniéndome el cinturón.

—Eso me alegra un poco.—suspiró y reanudó la conversación diciendo algo me dejaría helado.—Deberías estar muerto…

—¡Le juró que no conozco a su hija!.—exclame asustado, mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal.

—Será mejor que te tranquilices muchacho, no te haré nada, ya tienes suficiente, yo conozco a tus padres…y si descubren que hizo esto seguro me matan.—me sacó un poco de sangre.

—¡Prometo que no dire nada!.—me sobe un poco por el pinchazo.

— Eso espero…bueno llegamos.—sonrió y bajó del auto.

—Bueno Omar tranquilizate, y enfrenta esto como el joven que eres.—murmuraba mientras bajaba del auto.

—Al fin bajas…—estaba de espaldas a mí.

—Bueno como digo yo no conozco a su…—fui interrumpido.

—¿Sabes dónde estamos?—no me dejó responder.—Este es el malecón aquí se puede sentir la brisa del mar y uno puede relarjarse, aquí fue donde su madre acepto ser mi enamorada.—sonrío y prosiguió.—Cuando ella nació, prometimos protegerla, y tú, tú eres un peligro latente para ella.…—me miro fijamente.