?Realidad¿

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Miró al frente. Llevaba un rato largo sintiendo una presencia extraña y todavía no se había ido. Una sombra, eso debía ser. Se encontraba de pie a unos 10 metros de la chica. La estaba mirando fijamente y no parecía que se fuera a ir. Una sombra alta, delgada, oscura. Sólo estaba ahí, sólo guardaba silencio, sólo la miraba.

La chica, sentada desde hacía horas en ese espacio totalmente blanco, empezaba a dudar de si de verdad la estaba mirando, la ausencia de cara ponía muchas interrogaciones en el asunto. Aunque igualmente tampoco había mucho que mirar, eran los únicos existentes en ese espacio totalmente blanco donde suelo, paredes y techo eran exactamente de ese mismo color blanco inmaculado.

Empezaba a incomodarle esa situación, temía que le apareciera una cara horrible a la sombra en cualquier momento. De repente, la sombra empezó a deformarse y a cambiar de forma, transformándose en un elegante gato negro. Éste empezó a acercarse a ella y se quedó a su lado mirándola. La joven le miró de vuelta, como si sus ojos no tuvieran ningún secreto para ella ahora. Entonces, el felino se acarició con la pierna de la muchacha mientras ronroneaba, provocando que inconscientemente ella le acariciara y empezaba a tener dudas de si estaba soñando. Aunque no era el tipo de sueños que ella solía tener, últimamente no podía dudar de nada.
Después de un buen rato acariciando al animal, éste se alejó y de nuevo empezó a cambiar de forma. Adoptó esta vez la forma de un chico adolescente. Con pinta de emo, llevaba una sudadera negra y unos vaqueros también oscuros. Tenía la tez muy pálida, como si no hubiera tomado el sol en un año y llevaba un pelo a lo emo, con un flequillo que le tapaba media cara. El pelo largo como dejado crecer con el tiempo. El chico se dio la vuelta y miró a la joven. Ella le miró de arriba a abajo, extrañamente familiarizada con él.

Entonces el joven empezó a acercarse a la muchacha, haciendo que ella se eche para atrás a su vez. Cuando se hubo echado lo suficiente para atrás, el chico la tomó de la barbilla y la besó. Ella le besó de vuelta y, como fuera de su mente, tomó su cara y se dejó caer al suelo. Él se posicionó encima suya y besándola suavemente, empezó a meter su mano en la camisa de la joven. Ella, dejándose llevar, puso sus brazos alrededor de su cuello y siguió besándole, cuando de repente el muchacho se convirtió en humo y se elevó por ese firmamento totalmente blanco hasta desaparecer, dejando totalmente sola a la chica. Ella estiró los brazos en el inmaculado suelo mirando hacia dónde se había desvanecido el chico, pensando qué de todo eso había sido real.

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Un buen rato después sin cambiar de posición, de repente un montón de rabia empezó a venirle y empezó a perder la cabeza. Se levantó y empezó a chocarse contra todas las paredes que encontraba a su paso, mientras gritaba lo más alto que podía. Entonces se dio cuenta que no podía mover los brazos y que los tenía pegados al pecho y siguió golpeándose lo más fuerte que podía con las paredes y el suelo mientras seguía gritando con mas fuerza aún. Siguió pegándose hasta que perdió las fuerzas y se tiró al suelo acolchado de su habitación psiquiátrica. Empezaron a caerle lágrimas pero se empezó a reír muy psicópatamente y se puso bocabajo, tapando su cara con las almohadas del suelo e intentó recordar de nuevo qué hizo para terminar ahí dentro.

Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora