Black.

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Cerré fuerte los ojos y luego los abrí lentamente, pues me sentía algo insegura de lo que me pudiera pasar si los abría. Notaba el ambiente un poco mojado, miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en medio de ninguna parte bajo el mar. O creía que era mar, todo a mi alrededor era negro y estaba flotando como en líquido. Si eso no era agua, no sabía lo que era. Me llevé las manos rápidamente a tapar mi boca y mi nariz, quién sabe para qué, eso no me iba a ayudar a tomar oxígeno ni nada. ¿Qué iba a hacer? No tenía ni idea de donde estaba la superficie, de si estaba hacia arriba o hacia abajo; cerré mis ojos con fuerza, pude notar que me salían lagrimas, pero estas eran rápidamente consumidas por la húmeda oscuridad. Seguía inmóvil ahí en medio de la nada, con las manos en la cara decidiendo en que momento sustituiría mi en ese momento adorado oxígeno por hidrógeno, mientras sentía mi rostro tornándose de color rojo. Medio aprecié mis últimos momentos sobre la tierra y repasé todos mis recuerdos bonitos y tristes de mi vida y cuando ya me di por lista y convencida de que había tenido una buena vida y sin poder aguantarlo más, aspiré desesperadamente lo que fuera con tal de volver a poner en funcionamiento mis pulmones. Ligeramente se me nubló la vista, hasta que me di cuenta de que seguía consciente. Estaba dudando mucho de si estaba muerta o no, total, nunca había experimentado mi muerte física. Miré una vez más a mi alrededor, el mismo panorama vacío y sin luz.
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Tras unos minutos de vacilación y tras haberse auto convencido de que no había ningún tipo de peligro más que ella misma allí, se puso a nadar hacia su derecha. Su vestido blanco hacía un pequeño baile con las corrientes del agua, de la misma manera que lo hacía su corta melena castaña. Luego de un rato largo, tenía la sensación de que me estaba acercando a algo, por lo que la joven se vio impulsada a seguir nadando.
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Me incorporé en una posición vertical frente a esa enorme pared de agua. Me di la vuelta para volver a observar por última vez ese extraño lugar el cual probablemente no vuelva a ver, o eso pensaba mientras miraba unas algas totalmente blancas, al igual que el resto de lo que había a mi alrededor y devolví mi mirada al final de este mar monocromo. Estiré lentamente la mano, la cual se detuvo al rozar la extraña pared con los dedos. Pensé por segunda vez el salir o no de aquí, probablemente hiciera frío afuera, o algun peligro me esperaría. Me estaba empezando a arrepentir cuando de repente una mano salio de la pared y agarró mi muñeca, tirando de mí hacia afuera y me sorprendí de quien me había encontrado al fondo del pequeño y transparente estanque salado.

Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora