CAPÍTULO 7

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Vi como Harry llegaba de correr y ahora se está dando una ducha. Lo estoy esperando pacientemente, hablaré con él, es obvio que no quiere enfrentarme pero no le va a quedar de otra, supongo que en el fondo él sabe que no se va a librar de mí, sabe que lo arremeteré con preguntas.

Para distraer mi mente mientras espero, reviso mi agenda para ver que tareas pendientes tengo para hoy, ya he llamado a mis contactos de México, todo en orden. He hablado con Clark sobre algunos asuntos de la empresa de telecomunicaciones y todo en orden. Llamé a los encargados de hacer llegar el nuevo cargamento de armas y también en orden.

Hago girar mi silla detrás del escritorio en mi despacho, las ansias me están matando y aunque me he intentado distraer no he podido dejar de pensar en todo lo que quiero decirle a Harry. Debe haber salido del baño hace varios minutos pero aún no me decido a llamarlo. ¿Por qué no se llena de valor y viene él a mí?

Levanto el teléfono sobre mi escritorio para comunicarme con la señora Thompson en la cocina y le pido que mande a Harry aquí.

Pasan solo unos segundos hasta que escucho unos pequeños e indecisos toques en la puerta.

Bien, es hora.

Tomo una profunda inhalación y doy la voz para que pase.

— ¿Me mandó a llamar?—pregunta colocando sus manos en su espalda y con una postura rígida.

Oh no, está muy metido en su papel de Diablo.

—Sí, siéntate por favor.

Lo observo moverse y dejo que pasen unos segundos antes de volver a hablar. Esto se siente extremadamente raro.

—Creo que debemos hablar—digo.

—Si es lo que quieres—dice sin mirarme a los ojos.

—Diablo puedes mirarme, en serio, creo que lo que pasó anoche fue...

—Un error—me interrumpe y me deja boquiabierta.

Cierro mi boca de golpe en una fina y apretada línea.

—Lamento haberme presentado así en tu habitación y luego haberte...uhm...ya sabes...besado. El alcohol tomó todo mi control.

¿Así que va a seguir con su mentira de que estaba borracho?

— ¿Borracho? Cuando subiste a mi cuarto no parecías ni estar mareado, o eso fue lo que me dijo la señora Thompson, y muchos menos bebiste todo lo que me dijiste.

Veo como su rostro palidece y luego comienza a sonrojarse. ¡Diablo sonrojado! Traga saliva fuertemente y se remueve incómodo en su asiento.

— ¿Y qué quieres decir con que el alcohol tomó el control? ¿Significa eso que todo el tiempo estás controlando tus deseos?—continúo ansiosa por respuestas.

— ¡Basta!—espeta aturdido...Oh no, creo que lo he acribillado demasiado—No quiero hablar del tema, no es necesario porque de igual forma no se va a repetir. Te ruego que me perdones y espero que mis acciones de ayer no te confundan. En mí, no existen intenciones especiales hacia ti, solo de guardaespaldas a jefa, nada más.

El alma se me cae a los pies, creo que hasta la presión sanguínea me ha disminuido. ¿Cómo puede decirme esas cosas con tanta rudeza? No lo entiendo, no lo entiendo.

—No puedes hablarme así, después de todo fuiste tú quien se presentó en mi habitación... ¡Por el amor de Dios! Si hasta me viste desnuda—hablo casi gritando y la ira sube hasta mis mejillas.

Harry se levanta, está furioso y mucho más por haberle mencionado que me vio desnuda. Me pasé de la raya, no debí sacarlo a relucir, hasta yo me siento avergonzada.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora