CAPÍTULO 47

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La borrosa imagen de mi habitación se extiende ante mis ojos, pestañeo repetidamente y el fuerte cuerpo que me abraza me hace poner los pies sobre la tierra.

Estoy acostada en mi cama, con mi espalda pegada al abdomen de Harry, sus brazos me envuelven mientras siento su calmada respiración en mi oído. Su cuerpo está caliente, es reconfortante y más delicioso imposible.

Prefiero no moverme, temo despertarlo y tener que hablar sobre lo sucedido. Aún no sé si ha sido lo más coherente, pero lo deseaba y con eso me es suficiente. Sé que tendremos que hablarlo, pero justo ahora no estoy preparada.

Por esa razón, decido cerrar mis ojos y aparentar seguir durmiendo apenas siento que él se mueve y se aproxima más hacia mí. Sus labios rozan mi piel, y no tardo en erizarme apenas escucho su voz rasposa.

—Te amo—susurra para mí creyendo que no lo escucho.

Diablo se levanta, el sonido de su cuerpo moviéndose tomando sus ropas me avisa de que se está marchando y eso por el momento me calma. Necesito estar sola para poder pensar en todo.

Apenas la puerta es cerrada abro los ojos de golpe y me incorporo para sentarme rápidamente, pero un ruido me distrae y casi caigo de la cama cuando veo que Harry ha vuelto y acaba de abrir la puerta con una sonrisa maliciosa en sus labios.

— ¿Creíste que no sabría que estabas fingiendo estar dormida?—lo miro sin poder pestañear y trago con fuerza, su sonrisa se amplía y niega con la cabeza —voy a dejarte a solas para que puedas pensar en lo de anoche, sé que eso es lo que quieres hacer. Pero de todas formas, no creas que te voy a dejar escapar. En una hora tenemos entrenamiento en el gimnasio.

Me guiña un ojo coquetamente y vuelve a marcharse.

Todo el aire que estaba conteniendo en mi pecho sale en un largo suspiro que brota desde mi garganta. Solo llevo 5 minutos despierta y ya siento que mi corazón va a toda marcha.

Después de tanto tiempo, anoche le dije a Harry que lo sigo amando. Eso fue un acto que ahora mismo me ha hecho volver a caer en sus garras-aunque no creo que en el algún momento haya salido de ellas-pero en fin, de cierta manera, la situación que había establecido entre nosotros me hacía sentir distanciada.

¿A quién quiero engañar? Amo a ese hombre, es mi única constante, la más fuerte y la más importante.

Yo sé que él me ama, lo sé. Pero ambos vivimos en un mundo en el cual demasiadas razones nos hacen preocuparnos y salirnos de nuestra pequeña burbuja.

No quiero alejarme de él, quiero estar a su lado, pero siento que ya no será como antes. Yo he cambiado, él también lo ha hecho, y no estoy dispuesta a darle un giro a mis planes y propósitos por él, que no está de acuerdo.

Ahora mismo la idea de estar en una relación con Harry es algo que no sé cómo me hace sentir, porque aunque lo amo, no creo que sea lo mejor, han pasado tantas cosas que con respecto a Diablo, ya no sé qué es lo correcto y que no.

Me hago un cambio de ropa, escojo algunas piezas para ir a entrenar y paso por la cocina para tomar mi café bien cargado. No veo a la señora Thompson por ninguna parte así que voy directo hacia el gimnasio.

Harry ya me está esperando. Tiene puestos unos pantalones grises de tela que le llegan hasta los tobillos, su pecho está al descubierto y parece que lleva rato entrenando porque está sudando, su piel se ve brillosa y siento la fuerte necesidad de tocarlo para asegurarme de que él es real, que este hombre que me hace perder la coherencia, es mío.

—Venga mi Ángel...quiero ver que no te me hayas ablandado—me tienta dando saltitos en su lugar para no perder el ritmo y pone sus brazos en posición de ataque.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora