Conduzco pisando el acelerador hasta el fondo, no veo el momento de salir de este maldito bosque. Mi visión no es muy buena ya que estoy falta de energía, pero estoy intentando enfocarme, pero no puedo controlarme, podría ir más despacio para evitar chocar contra algún árbol, pero esa no es una opción para mí.
O salgo de aquí o salgo de aquí.
Cuando por fin llego a la carretera el temor de toparme con algún coche que sea de mis enemigos me azota, de seguro ellos me tenían vigilada y ya que sabían que mataba a todo aquel que bajara allí, de seguro el jefe se ocupa de mandar a varios hombres a por mí.
¿Quién será el maldito? Algo me dice que Alexander está detrás de esto, a fin de cuentas su propósito es sacarme de su camino.
Llevo media hora conduciendo y cuando veo las calles conocidas, cercanas a mi casa, la alegría en mi interior ligada con el alivio es inexplicable, pero por alguna razón que desconozco, ni siquiera estoy sonriendo o llorando. Me limito a conducir, a mirar por donde voy, la serenidad que estoy demostrando hasta a mí misma me asusta.
Freno la marcha del coche cuando estoy frente a mi mansión, hay varios autos negros fuera, estoy segura que mis socios y encargados de la seguridad están reunidos. Todos esmerándose por encontrarme.
Mi corazón se acelera nada más con pensar que Harry está ahí dentro, ya puedo verlo caminando de un lado para otro, con la mirada rígida y la mandíbula tensada.
Me bajo y comienzo a caminar, miro mis pies descalzos, la herida en mi muslo me impide moverme con normalidad, mis ropas están rasgadas, sucias, mi pelo enmarañado y todo mi cuerpo está lleno de tierra y sangre, sin olvidar la cantidad de golpes que no he podido detenerme a contar.
Desde afuera veo movimiento adentro de la casa, alguien se ha asomado por una de las ventanas de cristal y me ha visto. Puedo escuchar el barullo y de repente todos comienzan a salir. El primero es...Harry.
Clark, la señora Thompson y tres hombres más de seguridad llegan corriendo.
Puedo ver como cada uno se queda pasmado al verme caminar con tanta calma y paciencia hacia ellos. Soy consciente de que ahora mismo debo parecer un muerto viviente.
Harry corre en mi dirección, pero en mi mente todo es como en cámara lenta, los sonidos se escuchan muy lejanos, sé que Harry me está hablando a gritos, siento la fuerza de sus manos agarrándome por los hombros, pero yo apenas puedo reaccionar. Solo lo miro, sin pestañear mientras él me carga en sus brazos para llevarme adentro.
Todo es muy raro, sé que estoy despierta, sé que ya estoy en mi hogar, rodeada de amigos y de personas en quienes confío, sin embargo, me siento vacía, ausente, no encuentro mi voz, ni mis emociones. La señora Thompson no ha parado de llorar y de acariciar mi rostro con sus manos temblorosas.
Clark está hablando al teléfono, no me quita los ojos de encima y por lo que escucho está llamando a mi doctor para que venga a atenderme.
Harry me ha sentado en el sofá, le ha pedido a la señora Thomson que me traiga algo de beber, ella muy nerviosa ha accedido y se ha marchado.
Hago un pequeño movimiento con mi cabeza, pero solo es para poder ver mejor a Harry y mirarlo a los ojos. Sus dos esmeraldas las tiene clavadas en mí, tiene los ojos muy rojos, las pupilas dilatadas, enormes ojeras que me dicen que no ha dormido, su cabello está alborotado como siempre y me imagino que en estos días, debe haberse pasado las manos por sus hebras rizadas un millón de veces.
Este es el rostro que me ha dado fuerzas, su ser me ha inspirado a no dejarme aplastar, el amor que siento hacia Diablo, ha sido mi salvavidas, y ni siquiera puedo decírselo porque él me odia y no quiere que nadie más sepa lo que en algún momento hubo entre nosotros. Y justo ahora estamos frente a Clark, la señora Thompson que me ha traído un vaso de agua pero ni siquiera le he hecho caso porque estoy demasiado sumergida con Harry, Álvaro también se ha incluido y lo escucho que me habla pero no entiendo lo que dice.
Justo ahora, es imposible que Harry me haga algún gesto tierno. Y demonios, lo mucho que necesito algo así.
—Pensé que estabas muerta—habla Harry, pero al hacerlo su voz se rompe y comienza a llorar. Se tira sobre mí y me abraza con tanta fuerza que me ha levantado de mi lugar y me ha sentado sobre su regazo. Su calor me envuelve y no soy capaz de reaccionar.
Esto es tan inesperado, tan imprevisto que no me puedo creer que esté sucediendo. Todos se nos quedan mirando asombrados. Cuando escucho los sollozos de Harry, es que logro responder, levanto mis brazos y lo rodeo con la insignificante fuerza que me queda, su rostro lo tiene hundido en mi pecho y llora desconsoladamente, como un niño pequeño, lo siento tan indefenso que de pronto tengo ganas de cuidarlo. Parece como si fuera él el herido, como si él hubiese sido el secuestrado. Es como si estuviera tan afectado como yo.
Apoyo mi rostro en su cabeza, huelo el familiar aroma de su cabello y una lágrima que no vi venir recorre mi rostro.
Estuve noches y días, soñando despierta con volver a sentir su tacto, su respiración, su aliento, su olor, y ahora que lo tengo, tengo terror de que solo sea un sueño, y que de un momento a otro despierte y vuelva a estar en aquel lugar.
Entonces, todas las imágenes de esos hombres intentando abusar de mí vienen a mi mente, cada uno de ellos golpeándome e intentando arrancar mis ropas, sus asquerosos cuerpos sudados encima del mío, y de un segundo a otro, exploto.
Comienzo a gritar, a llorar, me levanto del regazo de Harry y corro hasta una esquina del salón, me acuclillo y tapo mi cabeza con mis manos, intentándome esconder. Sé que acabo de despertar, acabo de salir de mi trance. Necesito dejar salir todo mi miedo, necesito dejar salir todos esos gritos que contuve, las lágrimas, los temblores.
Unas manos me rodean y automáticamente sé que se trata de él, todo a mí alrededor se escucha alborotado y voces mezcladas hablan sin parar.
Sé que Harry es quien está a mi lado, pero sin embargo hago de todo para alejarlo, para que nadie me toque. Pataleo y trato de zafarme de su agarre. Yo solo quiero paz, quiero que me dejen tranquila.
Alguien más llega, levanto la mirada para ver de quien son las pisadas que escucho acercarse, se trata de mi doctor. Me observa con ojos muy abiertos y estudiosos, coloca su maletín sobre el sofá y con cautela se dirige hacia mí, como si yo fuera un animal rabioso al que todos temen, excepto Harry que está justo a mi lado.
—Tranquila, Ángel—habla el doctor—estoy aquí para ayudarte.
Me levanto y corro hacia el otro lado del salón, huyendo del tacto de cualquier persona.
—No...por favor, no me toquen—mi voz está ahogada en puro llanto.
Vuelvo a acuclillarme, apoyo mi frente sobre mis rodillas y me balanceo de adelante hacia atrás.
—Harry...Harry...Harry...Harry—repito su nombre una y otra vez, como un llamado tembloroso y cargado de necesidad.
Sé que él está aquí, sé que todos, incluyéndolo a él, pueden escucharme. Pero he estado tanto tiempo sufriendo, sintiendo tanto miedo, que ahora que lo puedo liberar, no puedo parar.
—Estoy aquí, nena, estoy a tu lado—dice Harry que se ha vuelto a colocar frente a mí agarrándome por los brazos para que lo mire.
—Harry ellos me quieren hacer daño...no dejes que me toquen—hablo y lo miro a los ojos.
Puedo ver su expresión de preocupación, por un segundo dirige su mirada al doctor y luego vuelve a mirarme.
—Mírame...no dejes de mirarme—me pide en un susurro.
Su voz tan tranquilizadora y profunda me envuelve, me paraliza y cumplo con lo que me pide. Solo me quedo conectada con sus ojos, no estoy pendiente a nada más a mí alrededor, y por esa razón, no veo cuando el doctor se me acerca y me inyecta un tranquilizante.
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El Guardaespaldas
FanfictionAl pasar tanto tiempo en la oscuridad, te vuelves oscuridad. Aunque él no lo sabe, es la única luz brillante en mi mundo. En este mundo que me fue heredado, y que no quiero. Él es mi guardaespaldas. En nuestra infancia fuimos los mejores amigos, per...