CAPÍTULO 31

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Maratón: 1/3

Abro los ojos y mi primer instinto es buscar a Harry a mi lado, pero la cama está vacía y por lo que puedo ver también el cuarto. Tomo mi ropa y corro hasta el baño para darme una rápida ducha y ponerme ropa limpia.

Llego a la cocina y la señora Thompson me mira pícaramente mientras termina de preparar el desayuno.

Me paro frente a la gran puerta de cristal que me da visibilidad a la terraza y puedo ver a Harry y a Clark hablando.

—No sabía que Clark estaba aquí—digo para la señora Thompson.

—Llegó bien temprano esta mañana, él y Diablo llevan media hora hablando—dice.

Frunzo el ceño cuando veo que Clark no parece nada contento, todo su cuerpo irradia furia y no me gusta para nada los gestos que está haciendo con sus brazos mientras habla con Harry, quien para mi sorpresa, se ve bastante calmado aunque desde aquí puedo notar la expresión de odio en su rostro.

Salgo con prisa y comienzo a caminar hacia ellos dos, pero cuando ya me estoy acercando notan mi presencia y se callan.

— ¿Todo bien?—pregunto al llegar mirando entre Clark y Harry.

—Perfecto—suelta Clark pasando por mi lado y sin mirarme.

Harry me observa detenidamente y se acerca tomando mi rostro con sus manos y besándome en los labios muy lentamente.

Sonrío apenas mi boca queda liberada de la suya.

—Creo que podría acostumbrarme a esto—digo.

Sus labios se curvan en una delicada sonrisa pero puedo ver la preocupación en sus ojos.

—Lamento no estar a tu lado cuando despertaste. Clark llegó bien temprano—me informa a la vez que acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

— ¿Por qué estaban discutiendo?

—No estábamos discutiendo, él solo está furioso por lo que te sucedió y ha traído noticias—dice.

Sus brazos me rodean por la cintura manteniendo nuestros cuerpos pegados. Observo sus ojos y puedo ver que hay algo en ellos que no comprendo, es un sentimiento raro, pero no logro descifrar que es lo que pasa por su cabeza.

—Te amo—dice de repente sacándome de mis pensamientos.

—Yo también te amo, Harry—digo y beso sus labios con amor, pasión y deseo.

Mi corazón no podría estar más alegre. Al fin puedo estar con Harry con todos los sentimientos expuestos, no solo los de él, sino también los míos, además, por fin compruebo que ha dejado atrás eso de que nadie puede ver que estamos juntos. Ya no parece importarle besarme o abrazarme delante del demás personal.

Justo ahora estamos en medio de mi terraza, y los otros chicos encargados de la seguridad están esparcidos por las esquinas y pueden vernos claramente, y también la señora Thompson y Clark, que desde la cocina nos tienen en su campo de visión.

Sentados en la mesa del comedor y terminando de desayunar observo con atención a Clark, hay algo diferente en él pero no logro comprender por qué. Estoy segura que el cambio ocurrió después que lo mío con Harry quedara expuesto, pero lo que no entiendo qué es lo que exactamente le molesta.

Clark es un hombre mayor, me conoce desde que soy una niña y para mí es como si fuera un padre, tengo por seguro que no son celos ni que tampoco me ve como mujer, para él soy su hija, alguien que sé que me quiere mucho. Por lo tanto, mis dudas aumentan con más temor porque no tengo ni idea cual es la razón por la que le molesta tanto que esté con Harry.

—Amanda tengo que decirte algo muy importante—dice Clark dejando a un lado su plato.

—Estoy esperando a que hables—digo recostándome al espaldar y entrelazando los dedos de mis manos.

—Tus sospechas con respecto a Marcelo no son erróneas, fue él quien ordenó que te secuestraran, torturaran y mataran. Según mis contactos está muy furioso contigo por haber roto los negocios que había entre ustedes—habla Clark desde la otra punta de la mesa y aun hablando sobre este tema puedo sentir como por sus ojos me reclama por algo más.

Bajo la mirada, observando mi comida casi intacta y pienso con inteligencia cual será mi movimiento con respecto a Marcelo.

—Sea lo que sea que estés pensando debes decírnoslo—dice Harry mirándome y sé que teme por lo que sea que se me puede ocurrir. Puedo verlo en todo su rostro.

—Necesito pensar—digo y me levanto de mi asiento.

Camino hasta mi despacho y me encierro para que nadie me moleste.

Ese maldito de Marcelo me hizo pasar unos días que jamás podré olvidar durante mi existencia, nunca antes me había sentido tan muerta, tan insignificante. Por poco perdí mi vida y recibí más golpes y maltratos de lo que alguna vez alguien ha conseguido proporcionarme. Él ya debe estar al tanto que su objetivo no fue cumplido, y de seguro está más furioso aún. No pasará mucho tiempo para que vuelva a lanzarme otro golpe, quizás él mismo se digne a venir a aquí en mi búsqueda. Si yo fuera la que estuviese en su lugar, sin duda tomaría cartas en el asunto con mis propias manos. Marcelo siempre ha sido un hombre respetable en sus negocios, peligroso y todo un asesino a sangre fría, así que si mis deducciones no me fallan, debe ser cuestión de tiempo a que Marcelo se me aparezca por aquí.

Las ideas se amontonan en mi cerebro, todas como una gran familia procreando un plan. Sé lo que debo hacer, sé lo que quiero hacer. Pero será como el infierno tratar de convencer a los dos hombres que esperan por mí allá afuera.

Salgo con calma para ir en busca de Harry y Clark y contarles lo que pienso hacer. Antes de poder llegar al salón escucho la voz de Clark pero no logro entender lo que dice, por lo que detengo mi paso antes que me vean.

—No puedo, jamás podré hacerlo—habla Harry.

—Pues deberás, si no yo mismo tomaré riendas en el asunto—dice Clark y no paso por alto su tono amargo.

—No te atrevas, esto es asunto mío y no permitiré que te entrometas—Harry lo desafía.

¿De qué demonios están hablando?

—Harry—habla Clark y casi se me paraliza el corazón cuando escucho que lo ha llamado por su nombre y no por su apodo—no quiero hacerte daño, sabes que te tengo mucho aprecio. Pero Amanda es como mi hija, y no permitiré que rompas su corazón—termina por hablar y no puedo creer lo que estoy escuchando.

De lo que sea que estén hablando debe ser muy importante para que Clark se haya molestado en llamar a Harry por su nombre y a mí también.

El silencio es el próximo protagonista y con miedo de ser descubierta escuchando a hurtadillas, prosigo caminando hasta reunirme con ellos dos.

Ambos me miran, expectantes y ansiosos por escuchar lo que he decidido. Yo solo los miro fríamente tratando de descubrir alguna señal en sus rostros que me de una pista de lo que sea que estén hablando.

—Prepárense, nos vamos a Rusia—digo con tono firme.



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