CAPÍTULO 13

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        Maratón: 1/2

Sus ojos me observan. Está asustado, mis palabras han causado este efecto en él, y lo entiendo. Nunca me había expresado de esta manera, para mí misma es algo completamente sorprendente estar diciéndolo en voz alta. Pero las cosas son así, Harry lo es todo para mí, y deseo con todas mis fuerzas yo serlo para él, aunque es difícil saberlo, apenas está comenzando a mostrarse más tierno conmigo.

Álvaro, junto con tres hombres salen fuera, de repente mi cuerpo es empujado con fuerza hacia atrás, me golpeo con el coche y caigo al suelo.

Harry me ha empujado en cuanto ha visto que mis hombres nos observaban.

Siento que mi corazón ha sido tomado en sus manos y lo está asfixiando, le está clavando sus dedos y hundiéndolos lentamente.

¿Por qué me ha alejado así? ¿Qué tiene de malo que lo vean conmigo? Es decir, sé que soy la jefa y él mi guardaespaldas, pero eso no es algo de lo que avergonzarse, yo puedo estar con quien desee, al igual que él. No es ningún delito.

Los cuatro hombres que salían del almacén corren hasta mí y al mismo tiempo Harry se apresura a ayudarme a levantarme, pero lo empujo y termino poniéndome de pie por mi cuenta.

No he apartado mis ojos de los suyos, me mira como si estuviese pidiéndome perdón y al mismo tiempo sorprendido por haberme hecho caer. Pero yo no puedo dejar de mirarlo con dolor y confundida.

— ¿Estás bien? Lo siento mucho, yo...

—Ángel, ¿está usted bien?—pregunta Álvaro.

—Sí, han sido los tacones—digo sin dejar de mirar a Harry.

Doy media vuelta, entro a la camioneta, enciendo el coche y antes de marcharme bajo la ventanilla para dar algunas órdenes.

—Álvaro, encárgate de mandar de vuelta a los idiotas de allá dentro, y cuando termines, pasa a verme, Diablo está herido y lo voy a librar de sus deberes hasta que se recupere. Tú vas a cumplir con sus tareas.

—Estoy en perfectas condiciones para seguir con mi trabajo—protesta Harry.

—No, no lo estás. Álvaro, ¿me ha entendido?

Álvaro asiente con firmeza y vuelvo a posar mis ojos sobre los de Harry.

—Quizás deberías dejarme conducir, y así volvemos a casa juntos—dice.

Me había olvidado, he venido en su camioneta, pero... ¿por qué no tomó otra camioneta para venir? ¿Vino andando?

—No es necesario, si viniste andando, te regresas andando.

Sin darle tiempo a responder subo el cristal de la ventanilla y comienzo a dar marcha atrás para largarme.

Al llegar a casa veo que Anastasia sigue aquí, está en la cocina comiendo en la barra, está sentada en la silla que yo siempre uso, sé que es una ridiculez, pero me molesta.

Resoplo, ruedo los ojos, y sigo mi camino, no tengo ganas de discutir con ella.

—Ángel—me llama la señora Thompson justo cuando había puesto un pie en el primer escalón de la escalera.

Me volteo para mirarla pero no le respondo.

—Diablo salió a buscarte, estaba muy molesto.

— ¿Y?—la miro aparentando que no me importa que Harry esté hecho una bestia conmigo.

—Pues que ni siquiera esperó a que el doctor Rodríguez llegara, salió hecho una furia de aquí porque te fuiste sin su protección.

— ¿Sabes por qué no tomó una camioneta al marcharse?—pregunto.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora