CAPÍTULO 23

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Mis parpados pesados se abren con lentitud, me cuesta definir donde me encuentro, mi visión sigue borrosa y no estoy segura de si lo que veo es real o es un sueño. Despacio me apoyo en mis manos y me quedo sentada. Estoy tirada en un suelo cubierto de tierra, está húmedo y a pesar de la poca iluminación en el lugar veo que hay varios charcos de agua.

Un pitido agudo es constante en mis oídos y sostengo mi cabeza con mis dos manos, tapando mis oídos para hacer que ese molesto sonido desaparezca, cierro los ojos con fuerzas, las ganas de vomitar están por vencerme y ahora que voy haciendo un auto-análisis de mi condición es que comienzo a sentir el dolor en mis costillas y en mi rostro.

El maldito que me ha secuestrado debió haberme golpeado mientras estuve inconsciente...pero joder, ¿con qué me habrán hecho desmayar? Sin duda fue algo bien fuerte para que yo ni siquiera me haya despertado mientras me golpeaban.

No tengo fuerzas para ponerme de pie, estoy descalza y tengo mucho frío. Todo se siente escalofriante y odio no poder ver claramente. Temo hacer algún sonido y sea quien sea que me haya traído aquí me escuche y se acerque. Necesito reponerme para poder enfrentarme a la persona, así que mientras más tiempo piense que sigo sin despertar, mejor.

¿Dónde mierda estoy?

Comienzo a mirar a mí alrededor, veo que no es un lugar muy amplio, es como un círculo estrecho. Las paredes parecen ser de piedras y a medida que subo la mirada veo la altitud del lugar. Al final, en la superficie, veo el cielo oscuro y algunas ramas de los árboles ahí fuera.

Estoy en un maldito hoyo.

El ritmo de mi respiración es incontrolable, puedo escuchar como el aire sale por mi boca con desesperación y el latido de mi corazón parece ir a mil por hora

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El ritmo de mi respiración es incontrolable, puedo escuchar como el aire sale por mi boca con desesperación y el latido de mi corazón parece ir a mil por hora. Trato de recordar la última escena antes de desmayarme. Solo estaba acostada en mi cama y alguien, de repente, apareció y luego...nada, no consigo recordar.

Con ayuda de la pared a mi lado voy poniéndome de pie. Apenas mi cuerpo queda completamente erguido vuelvo a caerme, estoy muy mareada y mis piernas parecen ser de plastilina.

Tomo un par de inspiraciones y exhalo, tratando de controlar mi cuerpo y mente. Una vez más, comienzo a ponerme de pie. Con mucho cuidado y ordenándole a mi cuerpo que se comporte. Necesito estudiar mi situación para poder encontrar una salida.

Después de unos segundos asegurándome de ya estar estabilizada sobre mis piernas, miro bien mi entorno. No hay mucho que ver, estoy en un hoyo sabrá Dios en donde, es bastante profundo, por lo que escalar puede ser una opción pero sería bastante complicado. Pero si voy a subir, sería bueno registrar bien el suelo, para ver si encuentro alguna piedra o algo filoso que me sirva como arma para cuando llegue a la cima poder defenderme de quien sea que esté ahí fuera, sino me tocará pelear a puños.

¿Y si son más de uno? Joder...

Harry...Harry...Harry...

Su imagen no se va de mi mente y no puedo denegar lo mucho que me gustaría que él supiera donde me encuentro, ojalá pudiera venir y salvarme. Joder, como necesito a ese jodido hombre que tanto amo.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora