CAPÍTULO 11

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Aún pegada a su cuerpo me hace caminar, con sus manos en mi espalda, lentamente, me va depositando sobre la cama, nuestros labios nunca se separan, un gemido de placer escapa de su boca, muerdo su labio inferior y creo que estallaré por la exquisita sensación.

Harry se coloca entre mis piernas y puedo sentir su erección por encima de sus pantalones, rozando la fina tela de mis bragas, la camiseta de él que llevo puesta se me ha subido hasta la cintura y su mano izquierda pasea por la piel de mi muslo derecho.

— ¿Qué me estás haciendo, Ángel?—pregunta con voz ronca.

Abro los ojos y me lo encuentro mirándome detenidamente.

— ¿Quieres parar?—el miedo se escucha en mi voz. No quiero que se detenga.

—No, por favor, no me quites esto—dice suavemente y con deseos vuelve a besarme.

Su tacto se vuelve más hambriento, algo extraño me está pasando, mi entrepierna se siente húmeda y quiero tenerlo más cerca.

De repente, Harry toma mis manos y las pasa por encima de mi cabeza, sujetándolas con una sola mano, estoy completamente atrapada, no puedo moverme. Su otra mano libre sube más la camiseta que llevo y la deja justo donde comienzan mis pechos. Deposita un suave beso sobre mi estómago, con mucha paciencia va subiendo, puedo sentir su respiración chocar contra mi piel, su nariz sube más la camiseta y mis senos casi están al descubierto.

Sus ojos buscan los míos, el verde de su mirada es más oscuro, más intenso, como si fuera un depredador que juega con su presa.

Mi respiración es irregular y me remuevo deseosa por obtener más de su tacto.

—Quieta—susurra pero es una orden.

—Por favor—mi voz es ahogada y suplico. Necesito que él me toque más, necesito volver a sentir sus labios.

Vuelve a besarme y esta vez puedo sentir como sus carnosos labios rozan con la delicada piel de mis senos, aún no del todo descubiertos.

—Tienes una piel tan suave—dice sin mirarme.

Su nariz termina por subir la camiseta y de una vez mis pechos se muestran, chupa uno de mis pezones y algo se acciona en mí.

Por Dios, voy a volverme loca, ¿por qué siento la impetuosa necesidad de sentirlo dentro de mí? Esto es nuevo para mí, quiero más y más de él.

Su lengua caliente humedece mi pezón izquierdo y lo muerde suavemente, su otra mano acaricia el otro seno y ahora que mis manos han sido liberadas tengo que sostener el edredón para quedarme quieta, cómo él me ha pedido.

Su boca vuelve a la mía y al mismo tiempo termina de quitar la camiseta de mi cuerpo, dejándome expuesta, solo con mis bragas.

Su mirada me recorre, no puedo evitar sonrojarme, es primera vez que un hombre me ve desnuda.

—Eres hermosa—dice dejando caer la camiseta al suelo.

Se arrodilla sobre la cama, lentamente desabrocha cada botón de su camisa y sus ojos no me abandonan ni por un segundo.

¿Vamos a hacer el amor? ¿Será esta mi primera vez? Joder, lo amo tanto. Estoy tan feliz que tengo ganas de llorar. Tener la primera vez con el hombre que he amado toda mi vida será lo más hermoso que me suceda.

Su pecho desnudo conecta con el mío, su piel tatuada se siente exquisita junto a la mía sensible, vuelve a besarme y siento como una de sus manos viaja por mi abdomen lentamente, cada vez más abajo. Llega hasta mis bragas.

— ¿Puedo?—pregunta con voz seria y mirándome detenidamente.

Asiento tímidamente. Pasa un dedo por debajo de mi ropa interior y luego la mano completa, uno de sus dedos roza mi sexo y solo con eso mi cuerpo entero tiembla.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora