CAPÍTULO 19

12.2K 789 234
                                    


Al final del día los invitados comienzan a marcharse y ahora solo quedan unos pocos, Clark, Paul Horan con su hijo Axel y Chris, que por supuesto está intentando ser el último en marcharse para poder quedarse a solas conmigo.

Harry está a mi lado, muy atento a cada persona que viene a despedirse de mí, no le quita los ojos de encima a ninguno de los hombres que me estrechan la mano y me regalan una sonrisa. Casi me dan ganas de reírme a carcajadas.

—Sin duda esta ha sido una noche que jamás olvidaré—dice Clark dándome dos besos, uno en cada mejilla. Su voz se escucha triste y no sé porque me pasa por la mente la idea de que él siente lástima por mí.

Sonrío tensamente y me entristece que él se sienta así.

—Señorita Ángel, gracias por invitarnos, tiene usted una casa de sueños—habla con educación Paul Horan, que ahora está parado frente a mí acompañado de su hijo.

No le quito los ojos de encima a Clark hasta que desaparece por la puerta y luego fijo mi atención en las personas frente a mí.

—No tienes por qué agradecerme Paul—respondo cortésmente.

—Tengo que decirle que ha cautivado a mi hijo, no ha hecho otra cosa que hablarme de usted durante toda la velada—habla Paul.

Axel le da un codazo para que se calle y deje de avergonzarlo. Yo nerviosa miro hacia Harry y veo que tiene sus ojos verdes clavados sobre Axel. Si Paul supiera que ahora mismo mi guardaespaldas está pensando en mil maneras de como asesinar a su hijo, cerraría la boca de una vez.

—Gracias por venir a ambos—trato de despedirme para que se marchen y esta incómoda situación acabe.

Para mi sorpresa Axel toma mi mano y deposita un beso en ella, Harry abre los ojos como platos y aclara su garganta con un fuerte sonido haciendo que todos lo miremos.

Axel parece captar el mensaje, se sonroja y me mira como si me estuviese preguntando que ha hecho mal. Yo le regalo una sonrisa en modo de disculpas y se marcha.

Ya no queda ningún invitado, miro a mi alrededor para asegurarme que no quede nadie, hasta que veo la figura de Chris, mirándome fijamente como si me estuviese esperando. Pobre infeliz, ¿no se da cuenta que lo aborrezco?

—Harry, por favor, sácalo de mi vista—le susurro al oído y dejando notar el cansancio en mi voz.

Harry no tarda en encaminarse hacia Chris, lo toma por el cuello de su camisa y lo saca a rastras de mi casa.

Segundos después Harry regresa, sacudiéndose las manos.

Me tiro sobre el sofá, subo los pies dejando los tacones tirados, la señora Thompson se sienta conmigo y toma mis piernas colocándoselas sobre su regazo. Harry se sienta cerca de nosotros en un mueble pegado a la chimenea.

—Tengo hambre—protesto dejando caer mi cabeza hacia atrás.

La señora Thompson sonríe y enseguida levanto mi cabeza para poder verla sonreír. Verla a ella feliz es una de mis cosas favoritas en el mundo.

—Pero si acabas de dar una fiesta donde todos tus invitados se han llenado el estómago ¿cómo es posible que tú tengas hambre, no comiste nada?

—No, me mantuve demasiado ocupada–digo en un susurro desapareciendo la sonrisa de mis labios al recordar el cuerpo de Hugo muerto en mi oficina.

Miro a Harry y él me observa neutro, sin ninguna emoción. ¿Ya desapareció el Harry que me arremete en mi closet y me dice que soy suya?

—Bueno en ese caso puedo prepárate algo–dice la señora Thompson.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora