CAPÍTULO 50

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— ¿Y qué tal una casa en la playa? —pregunta Harry pasando sus largos dedos por mi espalda desnuda.

No puedo evitar rodar los ojos hacia arriba.

—Cariño, no tengo nada en contra del mar, pero sin duda no me gustaría vivir cerca de él, mucho sol, bichos, y me imagino que en tiempo de tormentas debe ser horrible—me quejo mientras me acomodo más sobre su pecho.

— ¡Oh venga! Sería genial poder despertar todos los días con ese olor a playa, el sol calentito y que nuestros hijos disfruten de un ambiente como ese, sería perfecto—rueda quedando sobre mí, pegando su torso a mis senos descubiertos y mirándome directamente a los ojos.

Suspiro.

—Mira, hagamos un trato, podemos tener una casa en la playa, pero solo y exclusivamente para las va-ca-cio-nes. ¿De acuerdo?

—Como usted diga, jefa—él sonríe y habla como un niño al que al fin lo han complacido con algún deseo— ¿entonces, dónde viviremos?

—No lo sé, por ahora solo me apetece viajar e ir de un lugar a otro. Más adelante podremos pensar donde quedarnos finalmente—lo beso en los labios y me escabullo para ponerme de pie y comenzar a vestirme.

Llevamos toda la mañana en la cama, conversando de nuestros planes futuros y burlándonos mutuamente. Ni siquiera me ha dejado ponerme mi ropa interior, por último consiguió esconderme las bragas en alguna parte que aún no localizo para que no las pudiera usar y no me levantara.

Hace más de tres días que todo el infierno relacionado con Alexander terminó. Después que Clark acabara con él, pretendí bajar al sótano para observar su trabajo, pero apenas abrí la puerta y sentí el horrible olor a sangre y sabrá Dios a que más, la cerré de golpe y me alejé con asco.

Estoy decidida a dejarlo todo, ya no necesito más de este negocio, de este mundo de armas, muerte y mafia. Tengo dinero suficiente para vivir, morir, volver a nacer, tener una larga vida de 200 años, malgastar el dinero por 15 años y aun así me seguiría sobrando.

Lo único que quiero es estar con Harry, estar en paz junto a él y a la señora Thompson. Quiero aprender a cocinar, quizás encontrar algún pasatiempo que no esté relacionado con nada de lo que he hecho toda mi vida, quiero tener una linda familia y ser simplemente una persona común.

Le prometí a Clark que una vez ya me haya establecido en algún sitio, se lo iba a hacer saber para que pudiera visitarme. Ya le pagué suficiente dinero a Álvaro por sus servicios y a los demás empleados, poco a poco se han marchado todos. Álvaro es el único que sigue aquí y afirma no irse hasta que nosotros nos vayamos primero, lo cual le agradezco mucho.

—Iré a tomar una ducha—afirmo mientras recojo mi cabello en un alto moño y le hecho una rápida mirada a Harry que sigue acostado.

Apenas este escucha mis palabras saca su rostro de las almohadas y me observa detenidamente.

—Voy contigo—dice mientras comienza a levantarse.

—No, de eso nada—me apresuro a contestar para detener sus intenciones—Si vas conmigo pasaré una eternidad para salir del baño y no puedo demorarme, tengo muchas cosas que hacer hoy—no puedo evitar sonreír y termino por escoger la ropa que llevaré conmigo para no tener que salir del baño envuelta en una toalla.

—Yo también tengo muchas cosas que hacer y sin embargo, no me importa demorarme por estar contigo, así que si iré.

Antes de que se acerque a mí lo suficiente, salgo corriendo para llegar primero al baño. No tardo en escuchar los pasos de Harry que me sigue, pero apenas llego cierro la puerta y le pongo seguro.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora