—Ángel, espera por favor—la voz de Clark se escucha fatigada a pesar de que está sentado, parece que mi noticia lo ha impactado demasiado. Se lleva una de sus manos al pecho y toma un par de inspiraciones— ¿me estás diciendo que lo vas a dejar todo?
Asiento en respuesta sin apartar mis ojos de los suyos. Estoy muy segura de mi decisión, aunque la estuve pensando toda la noche, desde el segundo en el que leí la nota de Alexander, ya lo había decidido. La seguridad de mi bebé es más importante que cualquier cosa en este mundo.
—Pero, Ángel... ¿cómo vas a dejar que Alexander te asuste de esa manera? ¿Acaso te has olvidado de quién eres? No puedes permitir que por una simple notita ese ingenuo se ponga encima de ti—se ha levantado de su asiento, está molesto, se nota a kilómetros lo nervioso e inseguro que se encuentra, jamás pensé que la vida me alcanzaría para ver a Clark de esta manera, hasta juraría que está... ¿asustado?— ¡ERES ÁNGEL, JODER! He visto a hombres mafiosos llorar y rogarte clemencia, te he visto en situaciones en las que cualquier hombre se cagaría en los pantalones... ¿cómo cojones vienes ahora y me dices que dejarás los negocios? solo porque ese puto Alexander te envió una nota... ¡Estás loca!
Su rostro se ha vuelto rojo por la furia y poco a poco voy perdiendo la paciencia. Me levanto de un brinco y sin poder evitarlo le grito en respuesta.
— ¡TÚ NO ENTIENDES NADA! Estamos hablando de la vida de mi hijo, no de mí—aprieto fuertemente mis puños y tenso mi mandíbula para obligarme a calmarme. Me acerco a Clark y lo tomo por las manos para que ambos nos tranquilicemos. Quiero mucho a este hombre, no quiero discutir con él, debo hacerle entender y que me apoye— necesito que me comprendas...no puedo vivir con el riesgo de que las consecuencias y repercusiones que traen este negocio afecten a mi embarazo...y no solo estoy hablando del presente, quizás pasan años y todo está bien, pero algún día puede ocurrir una desgracia y hasta ese día dejaré de vivir—mis ojos se llenan de lágrimas y veo que el mal genio de Clark ha desaparecido, me mira con ojos tiernos y comprensivos— Quiero ofrecerle a mi hijo una vida mejor que la que yo tuve, que pueda salir a jugar sin temor a que le ocurra algo malo, quiero poder irme todos los días a la cama con la consciencia tranquila de que no hay ningún peligro asechándonos...y justo ahora, con este estilo de vida que llevo, jamás lo conseguiré...Una mamá normal no tiene almacenes llenos de armas.
Clark me sonríe un poco y me rodea con sus brazos, regalándome un profundo abrazo que vengo necesitando desde hace mucho tiempo.
—Siento mucho haberte gritado—susurra a la vez que acaricia mi cabello pasando una de sus manos—lamento no haber comprendido desde un principio, me cegué por la ira y por el miedo a estar sin ti. Es un cambio muy fuerte.
Lo miro a la cara sin apartarme mucho de él.
—Me siento tan sola—confieso a la vez que me echo a llorar con más sentimiento.
Me siento sola y es la verdad. Lo tengo a él y a la señora Thompson, pero el vacío que ha dejado Harry es tan grande que solo siento miseria. Tengo 20 años y nunca he podido tener amigas, nunca conocí lo que era salir de clases e ir al cine con un grupo de amigos, o hacer pijamadas mientras pasábamos la noche viendo películas de terror. Nunca supe lo que es tener una mejor amiga y salir de compras o a tomar helado juntas. Nunca tuve a alguien a quien contarle mis secretos o yo escuchar los suyos.
Desde pequeña mi padre me hacía pasar horas sentada en la biblioteca para que leyera, yo siempre he sido amante de la lectura, pero cuando eres niña, deseas poder hacer otras cosas, y yo jamás tuve tiempo para eso, simplemente me quedaba en el despacho de mi padre, leyendo libros con gráficos, de educación y de asuntos que ni siquiera comprendía del todo pero que tuve que llegar a entender. Mis mejores tiempos eran cuando estaba con Diablo.
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El Guardaespaldas
FanfictionAl pasar tanto tiempo en la oscuridad, te vuelves oscuridad. Aunque él no lo sabe, es la única luz brillante en mi mundo. En este mundo que me fue heredado, y que no quiero. Él es mi guardaespaldas. En nuestra infancia fuimos los mejores amigos, per...