CAPÍTULO 29

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Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo Te amo

Mi cerebro no para de reproducir lo que acabo de escuchar, sé que llevo más de dos minutos sin reaccionar, sin pestañear y mirando como loca traumada a Harry. Puedo ver en su rostro la preocupación que se ha instalado en sus facciones, me observa con detenimiento y debe estar pensando que soy una loca. Pero es como si hubiese olvidado hablar, como si no pudiese exteriorizar mis pensamientos.

— ¿Amanda? ¿Estás bien?—habla Harry tomándome por los hombros lentamente.

Tomo una bocanada de aire y me obligo al menos a pestañear para que él sepa que sigo viva.

—Y-yo...es decir...tú... ¿me amas?—balbuceo cada palabra y quiero exprimir mi garganta para que las frases salgan sin tropiezos.

—Claro que te amo, Amanda, ¿cómo no podría hacerlo?—dice como si fuese lo más obvio del universo.

Dejo de estar arrodillada y me pongo de pie con prisas, camino de un lado a otro y ya me he desbaratado el moño que me había hecho hace unos momentos en mi cabello.

—Pero me dijiste que llegaste a odiarme, y que toda tu vida te la pasaste sintiéndote obligado a estar trabajando para mí. Tú mismo afirmaste que tu infancia fue arruinada por mi culpa, además, haz visto el monstruo que soy, conoces todas las personas que han muerto bajo mis órdenes, conoces muy bien todas las locuras que he hecho, tienes más que claro quién soy... ¿cómo es posible que estés enamorado de alguien como yo?—hablo sin parar, sin tomar aire y para cuando termino mi pecho sube y baja con rapidez por mi fatigada respiración.

Harry se pone de pie y me hace acabar con mi paseo dentro de la oficina. Me toma de las manos y me obliga a mirarlo.

—Amanda, escúchame muy bien—me mira seriamente y creo que ya la borrachera se le está pasando, bueno, ¿a quién no se le pasaría?—Es innegable que tengo cientos de razones para odiarte, y como te dije, hubo un momento en mi vida en el que llegué a hacerlo, pero era un odio que luchaba constantemente con el amor que siempre he sentido por ti. Todos los días me acostaba en mi cama enumerando las cosas que había perdido, pero al final, solo era un maldito masoquista que prefería mil veces recibir cientos de golpes por ti antes que dejarte...porque te amo...amo a esa niña con la que jugaba, amo al Ángel destructivo que tienes en tu interior y amo a Amanda, esa mujer maravillosa que es lo mejor que tengo en mi vida. Yo amo todas tus facetas, y siento no habértelo demostrado antes, pero he tenido que aprender mucho para hoy en día poder estar hablándote de esta manera.

Mi boca está ligeramente abierta y las lágrimas calientes no han dejado de salir de mis ojos. Mi cabeza se siente como si estuviese a punto de explotar y sé que cuando tenga un tiempo de soledad, tendré mucho en que pensar.

Todo este tiempo controlando mis sentimientos, todo este tiempo deseando gritarle lo que siento, ha valido la pena. Porque no podría sentirme más feliz. Si antes él me odiaba, estoy segura que yo en su lugar me hubiese sentido de la misma manera, pero lo mejor de todo, es que siempre me ha amado, lo ha hecho y lo sigue haciendo. Ahora puedo verlo con claridad en sus ojos, puedo escuchar la sinceridad en su voz y sentirlo en sus manos temblorosas.

—Oh Harry—hablo entre sollozos—no sabes cuánto tiempo estuve deseando este momento...yo te amo mucho más de lo que tú podrías amarme—digo y me siento un poco extraña por al fin estar diciendo esto en voz alta, pero es lo más liberador que he hecho en toda mi existencia.

Los ojos de Harry se abren con asombro y ahora es él quien parece haber sido impactado contra un tren a toda marcha. Suelta mis manos y da unos pasos hacia atrás, pasa sus dos manos por su largo cabello agarrándolo todo en una fuerte coleta para quedarse mirándome por unos segundos...y luego, camina con urgencia hasta mí, tomando mi rostro con sus dos manos y conectando sus labios sobre los míos en un beso necesitado, urgente y sediento.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora