CAPÍTULO 32

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Maratón: 2/3



— ¿Estás segura, Ángel? Ahí estaremos en su territorio y tendrá ventaja—dice Clark dando un paso al frente.

—Estoy segura. Es solo cuestión de días para que Marcelo venga en mi búsqueda, no se debe ni siquiera imaginar que yo me atreveré a presentarme delante de él. Debe pensar que estoy muerta de miedo y que no se me ocurriría buscarlo. Pero lo tomaré de sorpresa, iremos preparados y acabaremos con la vida de ese idiota. Quiero demostrarle que aunque sea uno de los mejores de su país, eso no significa que puede meterse conmigo—hablo y en serio espero que ellos no intenten hacerme cambiar de opinión, estoy muy decidida y si tengo que discutir toda el día, pues lo haré.

—Yo creo que es buena idea—dice Harry.

—Perfecto, está decidido. Preparemos a nuestros hombres, armas, municiones, ideemos un plan y cuanto antes tomemos un avión—digo contenta porque realmente hasta ahora nadie ha puesto impedimentos.

—Aunque...—habla Harry lentamente—tengo una condición.

Me cruzo de brazos y dejo caer todo mi peso sobre una de mis caderas. Ya sabía yo que todo color de rosa no podía ser.

—Habla—digo algo molesta porque sé de más, que su condición no va a gustarme ni un poco.

—Estoy de acuerdo con que vayamos a Rusia y acabemos con ese infeliz, pero...tú no iras—dice mirándome fijamente.

Comienzo a reír a carcajadas hasta el punto que tengo que sostener mi estómago porque ha comenzado a doler de tanto reír. Para cuando termino Harry y Clark me observan muy serios y algo asustados porque saben que esta risa solo es lo bonito antes que estalle de la rabia.

— ¿Estás de broma, verdad?—digo.

—Ni de cerca. No pienso dejar que te expongas de esa manera, es muy peligroso—dice Harry.

Lo miro aturdida y sin comprender. Él en serio está mal si piensa que con esa tonta excusa me va hacer cambiar de opinión.

—Ya he pasado por montones de situaciones peligrosas, te he demostrado que sé defenderme, incluso de ti. Así que no pienses que lo vamos hacer así, yo voy a ir a ese viaje y punto—me cruzo de brazos y no sé porque pienso que con esta posición me veré más firme.

—Ángel, Diablo tiene razón. Contigo allí estamos doblemente expuestos. Corremos el riesgo de que te hagan daño y todo el tiempo vamos a estar preocupados por cuidarte. Sin embargo, si no vas podremos desenvolvernos con más libertad.

Niego con mi cabeza repetidamente.

—Todo esto es por mí, fui yo quien rompió los negocios con Marcelo, por mi culpa perdió mucho dinero y fue a mí a quien pidió que mataran. Es estúpido que me quede aquí de brazos cruzados sin hacer nada. Tengo que estar ahí y si es posible matarlo con mis propias manos.

—Entendemos perfectamente tu postura. Pero entiéndenos ahora a nosotros—habla Harry y yo me siento en el sofá sosteniendo mi cabeza con mis dos manos—será muy difícil para mí saber que estarás ahí, no podré concentrarme si todo el tiempo estoy asustado porque te pase algo. Necesito poder moverme y atacar sin más preocupaciones que las que esté tratando, no puedo estar apuntando a alguien con un arma si a mis espaldas puedes estar tú completamente desprotegida.

—Te olvidas que yo también sé pelear, sé disparar, golpear. Ya he matado a hombres—hablo.

—Pero no es lo mismo, eso lo hiciste por supervivencia, porque o lo hacías o morías. Esta vez debes dejar que nosotros hagamos nuestro trabajo. Te prometo que haremos lo que sea que planeemos juntos y cumpliré, yo mismo voy a matar a ese hijo de puta. Pero estoy seguro que si estás ahí no podré hacerlo, porque tendré una prioridad, y esa eres tú.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora