CAPÍTULO 49

7K 570 113
                                    

Alexander no ha parado de gritar desde que lo atamos a la silla de metal, hace varios minutos no escucho a Cristal y estoy comenzando a sacar mis conclusiones, y creo que Alexander también. Pero la verdad es que esa chica ni siquiera me conmueve un poco. Sé que algo debe estar muy dañado en mí para que no sienta al menos una pizca de compasión por ella, pero sencillamente no lo hago, así que solo actúo guiándome por lo que cada órgano de mi cuerpo me grita.

¿Soy una hija de puta, perra, loca, desquiciada, malvada y detestable?

Sí, puede que sea todo eso, y mucho más...pero a lo largo de mi vida, he convivido con personas que han sido peores.

—Deja de hacer esto—habla Harry, cerca de mí y con visible desesperación.

Me duele verlo así, no quiero que se sienta de esa manera hacia mí. Él siempre ha sido mi todo, siempre he querido ser de oro ante sus ojos...pero en esta ocasión no, no puedo.

—Diablo, yo no...—intento hablar pero él coloca su dedo índice en mi boca en señal de que pide que haga silencio.

—Te amo. Pero no hay una cabrona forma en la que yo pueda permitir que sigas así. Te juro que te miro y siento miedo...miedo por ti. Me aterra la idea de jamás volver a recuperar a la verdadera Amanda—toma mi rostro con ambas manos y me acerca a él de una forma que lo único que soy capaz de visualizar es su boca y ojos—Te necesito, nena, por favor...por favor, ya no sigas—su boca me besa con suavidad y me derrito antes sus caricias. Es injusto que me pida esto de tal manera. Él es mi debilidad.

Coloco mis manos sobre las suyas y lo aparto un poco para poder hablarle, pero no lo suelto por completo, quiero que se quede cerca de mí.

—Esto en lo que me he convertido, no es algo que yo haya pedido, si ha sido mi elección, pero sin duda yo no pedí haber perdido a mi bebé, yo no pedí que tú mataras a mi padre, yo no pedí que en mis 20 años me hayan intentado matar de todas las maneras existentes en este jodido mundo...así que perdón si no soy la chica más buena y dulce del planeta—hablo en el tono de voz más inocente que pude encontrar, no quiero ofenderlo mencionándole la muerte de mi padre, pero sin duda es un suceso que me ha marcado de una manera imborrable. Veo la esperanza caer en sus ojos, la angustia cubrirle con una capa gigante, y antes de que lo absorba por completo lo beso una vez más y digo—Cuando todo esto termine, tú y yo nos iremos bien lejos. Tendremos una vida juntos, y solo seremos Harry y Amanda, te lo prometo.

Sus ojos felices me observan sorprendidos, el comienzo de una sonrisa nace en sus labios hasta que se transforma en una gran y maravillosa sonrisa que me ilumina la vida.

Harry me besa con prisa, con desesperación e ilusión desbordada. No puedo parar de reír, me hace muy feliz saber que estoy creando esta reacción tan linda en él.

— ¿Estás hablando en serio? —me pregunta con ojos suplicantes.

—Claro que estoy hablando en serio, no hay cosa en este mundo que desee más que vivir por el resto de nuestros días juntos. Te amo.

—Te amo, nena...lo eres todo para mí—vuelve a besarme y esta vez me permito disfrutar del beso, derretirme en sus labios y olvidar que a escasos metros tengo a Alexander.

***

—Ya estoy de regreso, ¿me extrañaste? —vuelvo a posicionarme delante de Alexander, quien apenas puede observarme ya que tiene ambos ojos demasiados hinchados a causa de tantos golpes.

— ¡ERES UNA PERRA! SACA A CRISTAL DE ALLÍ AHORA—grita desesperado.

Alzo las manos en señal de rendición y ruedo los ojos.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora