CAPÍTULO 26

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—Eres una perra—

—Te mataré con mis propias manos—

—Déjame tocar ese cuerpo rico—

Sangre, hombres sucios mordiéndome, buscándome en la oscuridad, estirando sus manos para tocarme.

Me despierto de golpe y gritando, mi respiración es agitada, estoy llorando y temblando como una niña indefensa.

Siento una mano en mi espalda y me sobre salto por el toque, pero me tranquilizo cuando veo que se trata de Harry que está justo a mi lado en mi cama.

Me quedo mirándolo por unos segundos, controlando el ritmo de mi respiración.

—Tranquila, ya estás a salvo. Yo estoy aquí—dice.

No sé cuánto tiempo llevo durmiendo, me han cambiado de ropa pero siento mi cuerpo sucio, débil, cansado y muy pesado. Pero seguir en esta cama me enferma.

Dispongo a levantarme pero el brazo de Harry me detiene.

— ¿A dónde vas?—pregunta.

—Voy a darme una ducha—mi voz es rasposa y le respondo sin prácticamente ni mirarlo.

Entro a mi baño y no demoro mucho en desvestirme ya que solo traigo puesto un vestido negro y la parte inferior de mi ropa interior. Bajo la ducha abro la llave y el agua caliente comienza a mojarme partiendo de mi cabello.

Han cosido la herida en mi pierna y siento una especie de ardor ligado con dolor sobre ella.

Me siento en el suelo y dejo que el agua se lleve todo lo malo de mi cuerpo.

Después de un tiempo, y ni siquiera sé si ha pasado media hora o más, miro mis dedos, están arrugados. Así que me levanto.

Mis lágrimas se mezclan con el agua de la ducha, ahora en este pequeño momento de soledad y tranquilidad puedo romperme, puedo llorar. He tratado de mantenerme fuerte, dándome aliento a mí misma, pero la realidad es otra, la realidad es que tengo miedo. A fin de cuentas, yo estaba en mi propia casa cuando me raptaron, ¿y si vuelven a por mí? ¿Y si justo ahora están esperando fuera de mi casa?

Escucho el sonido de la cortina correrse y brinco en mi lugar por el susto, pero se trata de Harry.

Me mira impactado, ve mi rostro enrojecido y lleno de lágrimas dolorosas.

Ignoro el hecho de que me está viendo desnuda, ahora mismo lo que siento es mucho más fuerte que cualquier vergüenza, de todas formas, ya él conoce mi cuerpo mejor que yo.

De repente, comienza a desvestirse, quita cada prenda que lleva puesta hasta que se queda desnudo y entra conmigo a la ducha.

Pienso en decirle que no lo haga, que se marche y me deje sola, pero la verdad es que su compañía me hace falta, solo con él me siento segura, me siento en mi lugar.

Me quedo parada frente a la ducha, él se posiciona detrás de mí, aparta mi cabello húmedo hacia un lado, y entonces, comienza a pasar la esponja por mi espalda, lentamente, limpiando mi cuerpo.

Mis lágrimas continúan saliendo y mis sollozos acompañan al sonido del agua cayendo. Harry deposita un suave beso en mi hombro y sigue enjabonándome.

—Llora Amanda, saca todo lo que tienes por dentro—dice y siento como sus labios rozan con mi piel al hablar.

Mi llanto se intensifica con sus palabras, lloro con más fuerza. Me giro para quedar frente con frente a él, lo abrazo y dejo descansar mi rostro sobre su pecho. Me rodea con sus brazos y me aprieta con fuerza, dándome el confort que necesito, ese apoyo tan especial que solo puedo sentir si se trata de él.

Después de un largo tiempo sin despegarnos uno del otro, salimos del baño, ninguno de los dos dice una palabra y eso me hace sentir menos presionada, sé que Harry se está carcomiendo por dentro, muere por saber qué fue lo que me pasó, pero no pienso contárselo...de cualquier forma, ¿qué conseguiría con decírselo?

Miro el reloj de la pared de mi cuarto y me asombro al ver que son las 11:00 de la mañana, pensé que era de madrugada, pero la habitación está tan oscura que ni siquiera puedo distinguir que pasa afuera.

— ¿No volverás a la cama?—pregunta al verme vistiéndome.

Niego con la cabeza, tratando de hablar lo menos posible.

Se queda callado y me observa, todo su cuerpo me irradia tensión, sé que se está contendiendo para no hablarme de lo sucedido, sabe que aún no es momento para mí.

Aún no olvido nuestra última conversación, recuerdo sus palabras que cavaron cruelmente en mi corazón.

—Yo no te hice el amor, te follé—

—Si me pongo a la defensiva cada vez que te noto con intenciones de hablar sobre una relación entre ambos, es porque solo de pensarlo me parece ridículo—

—Es imposible que el Ángel y el Diablo, estén juntos—

Esa conversación retumba en mi cabeza, atormentándome y haciéndome sentir llena de rabia.

Mientras estuve prisionera en aquel hoyo del infierno, me prometí que si volvía a estar junto a Harry, lo despediría de su trabajo como guardaespaldas, brindándole la posibilidad de ser libre y de hacer con su vida lo que quiera. Quizás así, deje de odiarme.

Termino de vestirme y paso por su lado sin mirarlo, me apresuro para no darle tiempo a que me detenga y bajo las escaleras, encontrándome con la señora Thompson, mi doctor y Clark. Todos están sentados, me observan atentamente y sorprendidos de ya verme lista para continuar con mi vida.

—Ángel...creí que seguías durmiendo—habla la señora Thompson poniéndose de pie.

Escucho los pasos de Harry que baja las escaleras con prisa y se posiciona justo a mi lado.

—No voy a seguir postrada en esa cama como si estuviese enferma, unos malditos me secuestraron, me escapé y punto, fin de la historia. Ahora tenemos mucho trabajo que hacer—hablo bruscamente y veo como la señora Thompson se encoje por mi dura mirada.

¿Por qué estoy actuando así?

—Señorita Ángel, con todo el respeto que usted se mere...—habla el doctor pero se calla apenas lo miro directamente y lo interrumpo.

— ¿A usted quien le ha pedido su opinión? Puede irse ahora mismo y le enviaré un cheque por el tiempo que ha perdido aquí.

— ¡Ángel!—me llama Clark— no seas grosera, el doctor ha venido porque nosotros se lo hemos pedido, porque necesitas ayuda aunque no lo aceptes. Ahora deja de ser tan testadura y siéntate—habla firmemente.

Mientras hablaba no dejé de mirarlo ni por un segundo, la rabia, la incomprensión y el asco por todo crece en mí.

¿Quién se cree que es para hablarme así? ¿Qué sabrá él si necesito ayuda o no?

Estoy a punto de explotar, sé que lo estoy, y ya lo he hecho.

— ¿Qué necesito ayuda?—comienzo hablando y me le acerco lentamente mientras mi tono de voz se vuelve más elevado y hostil— ¿Crees que necesito ayuda ahora?—lo miro con los ojos muy abiertos y ahora mismo mi nivel de ira es superior a mí— ¡¿QUIÉN COJONES ERES PARA DECIRME SI NECESITO AYUDA O NO?! ¿Sabes cuándo necesitaba ayuda? ¿Sabes? Pues cuando estaba metida en un maldito hoyo veinte metros bajo tierra, cuando cada noche bajaba un hombre diferente para golpearme queriendo abusar de mí... ¡AHÍ SI QUE NECESITABA AYUDA! Pero estaba sola, y tuve que matarlos uno por uno para que no me pusieran alguno de sus dedos asquerosos encima, y aun así fui capaz de salir y salvarme por mí misma, así que justo ahora no quiero la ayuda de ninguno de ustedes—termino de gritar y sin darme cuenta he comenzado a llorar de nuevo.

No sé porque me siento tan fuera de mí, tan vulnerable, como si fuese una bomba andante, explotando una y otra vez. Es como si tuviese mucho odio que liberar.

Sé que me arrepentiré de estar gritándole a Clark, uno de mis pocos amigos y a la señora Thompson. Pero por si no fuera poco, acompañada del impulso por la rabia, me giro hacia Harry, lo señalo con el dedo y las palabras que salen por mi boca jamás pensé que podría llegar a decirlas.

—Y tú...¡estás despedido!

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora