CAPÍTULO 48

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— ¿Ángel? —es la segunda vez que pronuncia mi apodo y está comenzándome a cansar su estúpido estado de shock.

¡Por Dios! ¡Tampoco es para tanto! Lleva diez minutos mirándome como si yo fuese un ser sobrenatural, como si fuese la cosa más extraña del mundo y me observara intentándome entender o como si estuviese analizando cada uno de mis rasgos.

— ¿Qué tanto me ves? ¿Te gusto, te agrado o quieres que sea la madre de tus hijos? —mi molestia es palpable en mi tono de voz y en mi expresión.

—No me lo puedo creer. He escuchado hablar mucho de usted—por fin comienza a hablar como una persona más normal.

—Sí, sí. Puedo imaginármelo—sonrío con autosuficiencia—Bueno, ya esto se está tornando algo aburrido, mejor llamamos a tu querido novio.

Tomo mi celular y estaba pensando en hacer una simple llamada pero se me ha ocurrido algo mucho mejor.

—Sonríe bonita, es hora de un FaceTime—exclamo con alegría mientras posiciono el móvil de manera que Cristal y yo salgamos bien enmarcadas frente a la cámara de mi teléfono.

Al segundo tono Alexander contesta y emocionada agito mi mano en un saludo.

— ¡Hola! ¡Qué bien te ves por cámara! Sin duda la televisión es lo tuyo, te ves muy guapo—estoy disfrutando demasiado viendo la cara de espanto que tiene Alexander.

Estoy segura de que estaba esperando mi llamada, desde un primer momento ya sus ojos estaban decaídos y no se sorprendió tampoco. El muy infeliz tiene un aspecto de demacrado terrible.

—Ángel, resolvamos esto de manera inteligente—pide en un profundo suspiro que denota cansancio y pérdida.

Hago un puchero fingiendo sentir lástima.

—Te noto algo cansado... ¿estás bien? —me llevo una mano al pecho para aparentar preocupación.

—Solo dime que quieres.

—Quiero tantas cosas—mi actitud sarcástica y juguetona desaparece, dándole lugar a mis sentimientos de enfado y nostalgia—quiero tener a mi bebé devuelta, quiero poder borrar todas las cosas malas de mi vida, quiero que personas que me hacen daño dejen de hacerlo, y quiero que tú mueras en mis manos...pero ya sabes, no todo lo que se quiere en la vida se puede conseguir—un suspiro de tristeza brota de mis labios y pasados unos segundos sonrío alegremente para seguir hablando—aun así veremos si algunos de mis deseos se cumplen, ¿qué te parece si trabajamos sobre la base del último que mencioné?

Unos sollozos cargados de sufrimiento me interrumpen y me volteo para encontrarme con Cristal, completamente aterrada por mis palabras.

— Creo que no debí haber dicho eso delante de tu novia—me encojo de hombros como pidiendo disculpas y veo a Alexander frotarse su rostro con una de sus manos.

Su cabello está despeinado, la camisa que lleva puesta está desabrochada en los dos primeros botones, y desde aquí puedo ver como hay un vaso con alguna bebida encima de una mesa, apuesto a que estaba bebiendo mientras esperaba impacientemente a que lo contactara.

—Está todo listo—declara Álvaro apareciendo sin haberlo visto acercarse.

Diablo también llega y se queda firme en una esquina, observando con odio y con sus manos juntadas en su espalda, su postura es rígida y no hace falta que hable para saber que desaprueba mi actitud al ciento por ciento. ¿Pero adivinen qué? ¡No me importa!

;-)

—Muy bien gatito, voy a explicarte como haremos esto—mientras hablo camino lentamente— Álvaro por favor, sostén mi móvil y grábame—pido con dulzura y apenas la cámara vuelve a enfocarme poso artísticamente y actúo como si estuviese trabajando para un comercial— ¿Observa usted este congelador industrial? ¿Sí? ¡Pues no pierda tiempo y venga ya! En estos mismos instantes su novia será introducida y tiene solo 30 minutos para llegar y salvar a su damisela en peligro.

El GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora