Nota: Este capitulo contiene lenguaje explícito. Si no te agrada éste tipo de contenido te sugiero que no lo leas.
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Narra Rubius.
"¿Qué es lo que hace? ¿Acaso me está probando? No debo besarlo. Rubén, contrólate"
De un momento a otro yo estaba en el suelo, acorralado por los brazos y el cuerpo de Mangel. Su rostro estaba tan cerca del mío que podía sentir sus labios apenas rozando con los míos y nuestras respiraciones mezclándose. No quería separarme, quería besarlo pero es que, simplemente, no podía.
-¿Q-qué haces?- logré preguntar.
-Yo...
"¡Joder, sus ojos! ¡Bésame ya, cabrón!"
-¿Mangel?
-Es que yo... emm... ¿puedo... besarte, Rubius?
-¡No, macho!
"¡Joder, sí! ¡Qué puto idiota que soy!"
-Vale.- y se separó de mí, sentándose sobre el cojín que le había dejado.- Lo siento.
-Yo... yo ya debo irme.- dije poniéndome de pie.- Nos vemos luego.- y salí de su habitación dejándolo atrás, pasando por la cocina y por la sala, yendo hacia la puerta de entrada.
Salí de su casa y comencé a caminar rápidamente para llegar a la mía, dónde, de seguro, ya estaba mi madre preocupada. Iba caminando a gran velocidad, con el paso decidido y con algunos pensamientos dentro de mi cabeza.
"Espérate un momento...- Entonces me detuve en medio de la oscuridad de la noche- ¿Le gusto a Mangel?"
Me di la vuelta sobre mis talones y divisé de lejos la casa de Mangel.
"Estás a punto de cometer una gran locura, Rubén"
Corrí. Corrí hacia la casa de Mangel. Corrí con una notable sonrisa en mi rostro y con el miedo a ser rechazado, pero ya no podía detenerme.
Cuando estuve frente a su puerta, llamé una, dos, tres veces desesperadamente.
"Joder. Abre ya, Mangel"
-¡Ya voy!- lo escuché gritar desde el otro lado de la puerta. Me encontraba muy nervioso y ansioso por lo que estaba a punto de hacer, pero quería hacerlo y ya no me detendría, a no ser que Mangel me detuviera.- Rubén...
Yo solamente sonreí al ver a Mangel al otro lado del umbral y me abalancé sobre él cuando clavó sus ojos en los míos. En un fuerte impulso uní nuestros labios, esos labios que había deseado toda mi vida y que ahora estaba probando. Mis brazos rodearon su cuello, sus manos se aferraron a mi cintura y nuestras bocas hicieron un suave y rápido baile de desesperación. Mangel cerró la puerta detrás de mí con un leve empujón de su pie y me acorraló contra ella, quedando nuevamente entre sus brazos. Su cuerpo presionó el mío y pude sentir su gran erección dentro de sus pantalones; gemí ante eso y Mangel atacó con desesperación mi cuello dónde dejó mordidas, lamidas, besos y chupetones por toda la extensión de mi piel mientras yo le sujetaba con fuerza el cabello.
-Mangel...- susurré su nombre con la respiración agitada. El calor en mi cuerpo ya había aumentado notablemente y el tacto de él en mi cuerpo hacía que mi piel ardiera de deseo.
-No digas nada...- y llevó sus manos hasta mi trasero, levantándome del suelo y obligándome a rodear su cintura con mis piernas.
Me besó nuevamente en esa posición y encaminó su paso hacia su habitación, dejando cualquier distracción de lado y chocando contra todas las paredes de camino hacia allí. Una vez dentro de su cuarto me dejó sobre la cama, salvajemente, mientras él se quitaba su camiseta frente a mí dándome una espectacular vista de su torso desnudo. Bajó hacia mi rostro y me besó nuevamente mientras que, con dificultad, sacaba mi cinturón y desabotonaba mi pantalón dejando escapar algo de presión sobre mi miembro ya erecto. Dejó, por un instante, eso de lado y se sentó encima de mí con ambas piernas a mis lados. Me senté sobre la cama con él encima de mí y me acerqué a sus labios para besarlo otra vez y él se aventuró a meter sus manos dentro de mi camiseta para acariciar mi espalda, y luego se despojó de mi prenda con un ligero movimiento de manos. Entonces, ahora sí, bajó con suaves besos sobre mi pecho, llegando a mi abdomen y depositando mas rastros de besos sobre el bode del elástico de mi bóxer.
En ese preciso momento fue cuando perdí todos mis sentidos, dejándole paso al placer. Sus manos masajeaban con frenesí mi miembro por encima de la tela mientras que su boca estaba muy cerca de mi erección y sus ojos clavados en los míos, provocándome miles y millones de nuevas y hermosas sensaciones.
Su boca comenzó a sujetar el elástico de la fina tela que me separaba de su contacto y comenzó a bajarla con sus dientes dejando mi erección al descubierto. Joder, estaba demasiado excitado y todavía no habíamos hecho nada. Se deshizo de mis pantalones, cogió mi miembro entre sus manos y, sin dudarlo ni una sola vez, lo metió por completo en su boca, provocándome un placer inigualable. Su lengua se movía extraordinariamente alrededor de mi erección mientras sujetaba una de mis manos con fuerza, entrelazando nuestros dedos.
-Joder, Mangel. No pares.- gemí con los ojos cerrados y con la cabeza hachada hacia atrás.- Voy a correrme.- y como si fuera por puro castigo, Mangel detuvo sus movimientos dejándome a medio orgasmo.
-Aún no quiero que te corras.- dijo para posicionar mis piernas en sus hombros y acercando su miembro a mi entrada luego de haberse quitado su ropa por completo. Escupió un poco de saliva en una de sus manos y la llevó, primero, hacia mi entrada y, luego, hasta su miembro para lubricarlo. Mi cuerpo se tensó ridículamente al sentir el contacto de su pene entrando en mi cuerpo, lo que hizo que me asustara y cerrara los ojos con fuerza.- Mírame.- me ordenó.- Quiero verte mientras te hago completamente mío.- Y así lo hice.
Sentí toda su erección invadiendo mi cuerpo y un fuerte dolor en aquella zona, pero no me importaba; el placer era mucho mas grande en ese momento. Cuando Mangel comenzó con sus embestidas, mis gemidos comenzaron a oírse dentro de aquella habitación, al igual que los de él.
Gritos, sudor, respiraciones agitadas, placer, besos y mucho mas había en aquel ambiente que era completamente nuestro. Cuando Mangel pudo tocar mi punto con sus estocadas, apresuró notablemente sus movimientos, provocando un fuerte cosquilleo en mi estómago, acabando por correrme en mi estómago con un fuerte grito mientras clavaba mis uñas en su espalda, haciendo que él también gritase por el leve ardor que provocaron mis uñas rasgando su piel.
-Rubén... Voy a correrme.- me advirtió mientras observé su rostro lleno de sudor. Entonces, me separé de su contacto y acerqué rápidamente mi boca a su miembro, dónde lo aprisioné con fuerza entre mis labios y comencé la mamada definitiva.
Llegó al orgasmo dentro de mi boca, mirándome fijamente mientras se liberaba de aquel líquido que expulsaba su cuerpo.
-Joder, Rubuis.- dijo para dejarse caer sobre la cama.- Es el mejor orgasmo de mi vida.- y una sonrisa se dibujó en sus labios mientras llevaba sus manos hasta detrás de su nuca.
-Mangel...- yo me había quedado sentado a su lado con una duda que, ahora, rondaba en mi mente.
-Dime.
-¿Qué es lo que sientes por mí?- pregunté algo tímido. Entonces, Mangel se levantó y se sentó a mi lado para mirarme directamente a los ojos.
-Te amo, Rubén. Siempre lo eh hecho.
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¡Joder, que tierno! n.n
Peeeeeeerrrdón por el lemmon nada zukulentozo pero es que no sé escribirlos._.
Ahora sí, sé que tengo lectores fantasma... ._. Quiero saber quienes son, joder! xc Así los saludo en próximos capítulos.
Como siempre, gracias por sus votos y hermosos comentarios! Este capitulo quiero dedicárselo a Aranza0411 que es un fantasma con apariciones estelares! XD
Okey, principesos! Nos leemos luego!
Debuh z4
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Mucho mas que un amor prohibido (WIGETTA LEMMON) [Completa]
FanfictionCada uno escribe su propio destino.