Capitulo 8

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Drew

Puta, la tengo aquí, asustada, débil, sin ayuda, toda a mi merced. Aun hecha mierda sigue siendo tan caliente. Creo que arrancarle ese vestido ha sido lo mejor que hecho en horas.

- Estas tan buena mujer. - Me mordí el labio al ver cada centímetro de su piel expuesta, sus labios rojos y carnosos me pedían a gritos que los mordiera, sus bien formadas piernas que me tentaban a tocarlas.

El puto vestido ya estaba en su sitio, en el suelo, sobre sus tobillos ella comenzó a gritar suplicándome que no la follara, pero yo ya estaba listo y sus putas palabras y lagrimas me las paso por el culo, creo que nunca en mi vida había visto una piel tan fina como la de ella y me llamaba a gritos, lloraba como magdalena y gritaba sin poder contenerse, se tiro al suelo y se hizo una bolita. No pude evitar reír , por que en esa posición solo me provocaba mas, me agache y la desate de los tobillos.

-Esto no lo necesitamos- dije y lo puse en su maldito hocico, cesaron un poco los gritos.

La atraje de sus tobillos a mi y comencé a tocarla suavemente, por alguna puta extraña razón no me la quería tirar duramente, no se quedaba quieta y bastaron unas cuantas bofetadas para que se tranquilizara, quite su sostén y sus bragas finas y caras y al fin la hice mía.

Paso lo que tenia que pasar. Dije que esa perra seria mía primero y mis palabras nunca fueron en vano.

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- Perros. - dije entrando a la habitación donde se encontraban.

Los tres idiotas me voltearon a ver...

- ¿Dónde esta Dominik? - Alguno de ellos estaba a punto de responderme cuando se escucho un grito desgarrador de una chica.

Maldito hijo de puta, pobre chica... Claro, claro, seguro se lo merece por perra.

- Esta muy bien que se relaje un poco.

- Usted se ve muy relajado jefe. - sonreí de oreja a oreja.

- Claro que lo estoy... No me arrepiento de haberla separado de las otras perras, esta mejor y segura en medio de la nada. - Dije riendo irónicamente.

- Tiene tanta suerte, esa chica si esta muy buena. - Mi vista se quedo estática en Shane al decir semejante estupidez, empecé a caminar hacia el dando cada paso lento, tomándome mi tiempo para intimidarlo.

- Dre-ew... Yo...

- Mira mierda. - Lo tome del cuello. - Te coges a quien putas te de la gana, pero a esa perra solo yo la toco ¿Te queda claro? - Asintió como loco al asustarse como la mierda al escuchar mis duras palabras.

Imbéciles.

- Estas interesado en ella ¿No Drew?

- Mira Stephen, tu y tus comentarios de mierda pueden irse al carajo. Otro comentario como ese y perderán la cabeza todos. - Dije sacando mi arma.

- Eh-h... Drew. - Empezó diciendo Sander. - ¿Y ahora que? - Sonreí a tan excelente pregunta.

- Ahora perros... Hay que hacerle una visita a mi buen amigo Franco Carias.

Síndrome de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora