Capítulo 59

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Keyla:

-Ella es Mía, será tu dama de compañía o lo que quieras- dice Justin sin darle importancia.
La miro directamente a los ojos... tiene ira reprimida y puedo ver el dolor en ellos.
-¿De donde salio?- murmuró tratando de Que ella no escuche.
-¡Que importa! ¡Ya tienes con quien platicar princesa!
-¿Es la hija de la señora cierto?
- Escucha- me toma del menton con fuerza pero luego baja la intensidad - Sólo disfruta eso ¿Ok? A ella le diras todo lo que necesitas, ropa, muñecas, lo que quieras, ella te traerá el almuerzo si no quieres bajar, si quieres pastel ella lo horneara para ti, el resto no te debe importar, nena... no me gusta que te metas en mis asuntos
Lo miro cuidadosamente y su aliento caliente me llama, relame sus labios de forma sensual y luego me besa, me envuelve con sus manos de la cintura y me dejo llevar, comienza a guiarme hasta la cama, sus manos descienden hasta mi trasero y luego levantan la blusa que traigo puesta.
Se escucha un carraspeo y luego recordamos que tenemos público.
-¡Lárgate ya!- le grita justin.
Ella lo mira de mala manera y comienza a caminar.
-¡No me vuelvas a ver a los ojos y menos de esa manera idiota!- le grita furioso.

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Después de salir de la ducha me encuentro a Justin vistiendose y ya listo para salir.
-Vuelvo en un rato princesa- me dice terminando de anudar su bandana - Puedes jugar a las muñecas con la...chica esta...
-¿A donde irás?
-No importa, necesito pensar.
-Quisiera ir...
-Si tu estas a mi lado sólo pienso en lo que me gustaría hacerte, no pienso con claridad.
-Pero...
Levanta su mano en el aire... y ese gesto me recuerda a mi madre, siempre lo hacía para que guardará silencio. Lo miro y guardó silencio, luego me dirijo al closet.
-Lo siento... lamento que todo esto tenga que ser así, pero no hay forma de que cambie y de verdad lo lamento-me dice antes de salir.
Escucho como cierra la puerta y entonces dejó que las lagrimas caigan, es cierto ya no se puede cambiar nada.
Me miro al espejo, y dejó caer la toalla, mi cuerpo ha cambiado, mis caderas se han ensanchado, mis pechos son más redondos y grandes, he cambiado mucho estos meses, en todos los aspectos y me duele en si verlo, ver que paso de una manera que yo no deseaba, no se simplemente no me siento bien.
Me hubiera gustado que mi primera vez hubiera sido como lo imaginé, y si, pensaba en una estupidez como velas, pétalos, y unas suaves manos recorriendome e indicandome un camino nuevo, pero fue todo lo contrario, aprieto mis ojos al recordar y suena estúpido e ilógico que ahora estoy con el por gusto, por puro placer cada que el me lo pide me entregó a el por voluntad propia ¿Cómo puedo querer a alguien así?
Hay algo malo conmigo. Me visto lentamente recordando los ultimos tres meses de mi vida, recordando a Justin desde que entró.

-¿Necesitas algo?- escucho una voz de el otro lado de la puerta.
Terminó de ponerme el labial y me acerco a la puerta:
-Me gustaría que me acompañaras a comer- le digo tratando de sonreír.
Sólo quiero distraerme.
Me mira confusa, tiene una piel bronceada y perfecta, sus ojos son oscuros como la noche y su cabello ondulado, tiene un estilo natural y es muy bonita.
-Como quieras- responde fríamente.

Al bajar a la sala me encuentro a Alfredo.
-¿Dónde esta?- le pregunto
-Se fue ya.
-Quería comer...
-Bien, en la cocina...
Lo interrumpo.
-Fuera, quiero salir.
Abre grandes los ojos y luego se pone de pie con esfuerzo
-¿El lo ha autorizado?
-Si, de no ser así no me atrevería a ir- miento. Y lo hago con tanta facilidad que hasta yo misma me sorprendo.
-¿Un lugar que me recomiendes?- le pregunto
-Bombos y tarolas, ese sitio esta de lujo
-¿Bombos y tarolas?
-Si, es lo mejor de aquí.
-¿Quien me llevará?
-Le diré a Kora.
Luego de unos minutos estoy en ese sitio, decorado fabulosamente y es verdaderamente entretenido, una música tropical suena de fondo, y observó a las personas, tienen linda ropa, joyas caras, este es mi ambiente. Levantó la cara y camino con los hombros erguidos, me siento en una mesa con vista a la entrada y desde aquí veo el estacionamiento y a Kora en el auto, también veo a los dos hombres que han traído de más, ellos esta afuera de la camioneta en posición de firmes y viendo hacia mi dirección. Mia esta a mi lado intimidada claramente, un mesero enseguida se acerca y me mira nervioso
-¿Vi-vino o Champag-gne?- tartamudea.
Sus ojos de desvían ligeramente a la camioneta. Nos conocen.
-Vino- le digo.
-Aquí tiene la carta- y en cuanto me entrega el menú noto su mano temblar.
-Las especialidad por favor- le digo devolviendole enseguida su papel luego miro a Mia - ¿Tu que quieres ordenar?
Ella me ve confusa y luego se acerca ligeramente para susurrarme:
-Lo siento, no tengo dinero
-Lo mismo para ella- le digo al mesero.
Veo como el mesero se marcha y luego le digo a Mía:

Síndrome de EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora